Camino por el centro de Quilpué, es una rutina de todos los días, mi paso es tranquilo, nada es anormal en mí andar. Pronto llego a la esquina de todos los días, en donde a pocos pasos se encuentra la iglesia, y mas allá una carnicería.  Y por primera vez algo a pasado, de todas las veces que he pasado por esta calle, jamás había visto tantas personas juntas fuera de la carnicería, quizás una oferta o algo así, me acerco sin más prisa, y veo en el suelo algunas marcas y piedras, ¿quizás de la construcción cercana? No, imposible, esta aun muy lejos como para que afecte esta área. ¿Qué será entonces? La curiosidad me gana y comienzo a ver con interés intentando esquivas a la gente para lograr ver algo más que a los presentes desconcertado. A medida que me acerco veo como una mujer sale desconsolada, llorando envuelta en los brazos de un hombre joven, probablemente su hijo, quien la abrasa con fuerza y ternura, tratando de sostenerla para evitar un tropiezo a causa de sus lágrimas.
Me escabullo y logro llegar al centro del suceso, y desearía no haber sentido curiosidad. Trozos de carne humeante que se han esparcido en la calle, por un momento pienso que son trozos de animales, ya que estaban frente a la carnicería, pero luego comprendo que se trata de los restos de personas, quizás trabajadores del lugar, que por causa de una explosión, sus cuerpos se han desmembrado. Rodeo la escena y sigo con mi paso lento, para llegar a mí destino, siento tristezas por las personas muertas, y de uno de mis ojos brota una lágrima carmesí ¿Por qué he de llorar sangre? Del mismo lado de la lágrima mi brazo tiene manchas de sangre. ¿Qué significara esto? ¿Quizás existe algo que no logro recordar? Será mejor seguir caminando y ver si aquello que ignoro llega a mi mente. El camino se vuelve borroso, hasta que ya no logro ver nada, todo es blanco y luego negro, hasta que logro despertar.