Mirando por una ventana aves libres por el cielo, yo en mi vieja casa desgastada con el atardecer como tejado riendo de dulces locuras acercándome al campo de trigo que corre por mis manos, confuso es el deseo de viajar en mi mente por el tiempo mal gastado, tan jóvenes sin tener razón de esos inocentes momentos, creyendo en amor puro que entraba por nuestra piel lo expulsábamos con tan anheladas miradas.
Aún recuerdo con me estaba a punto de marchar, eras un niño sin poder consolar  la estación de tren derretía el tiempo tan fácil, observaba a mi alrededor con una pequeña cámara lenta eran la personas con sus abrigos que hacían sentir un escalofrió en mi interior, tantas imágenes sin sentido y el ya no encontrar un motivo al tomar tu mano.
Recuerdas……tantos bellos momentos los cuales se los llevo mi ganas de ser libre y terminar esta carretera sola, tanto fue mi pedir el que tus lagrimas se secaran, ni que el destino ni y el suelo se alimentaran de tu dolor, todo era como ese pequeño niño que estaba sentado en una banca de tablas desteñidas con una paleta en sus manos sintiendo malos sabores en un momento que tanto espere, ser libre y recorrer lo nadie más pudo, mirar la vida en su profundidad y tomarla de los brazos para danzar inevitablemente con ella.
Cuando Gritaban que el tren que me llevaría a mi próximo destino fueron las luces las cuales se apagaron, mi beso en tu mejilla y la pequeña carta que te entregue en tus temblorosas manos, me sacan sonrisas desde mi caminar por este campo porque como dos niños pensamos que teníamos el mundo, pensamos que estábamos enamorados.
Mi piano y mi pensar no se equivocaron cuando toco tu melodía y tantas palabras de suplico para el gran quedar y que permaneciera el amor entre ambos en aquella estación, no sabía por qué alzabas  tantas cartas afortunadas a un bello recuerdo que hasta donde me mantengo ni siquiera cenizas quedaban pues el relajante viento ya se las había llevado para guardarlas en este melódico diario de loco y desesperado amor.
Mi sonrisa en este día te las dedico por aquel momento en nuestra despedida mi reconocer esta consiente de que al igual que tu sufrí era tan confuso elegir entre mi libertad y el camino tan glorioso que me esperaba sabía que aunque estuviera sola y en esta casa de tantas historias hermosas la vela de mi fulgor reviviría de alegría y las cadenas de amargura y dolor no existirían pero tu mirada hasta hoy sigue impregnada en mí, el firmamento me lo recuerda cada noche, pero que locura que risa ese bello y único momento jurar amor eterno y el jamás olvidar el ser de cada uno cuando nos mirábamos desnudos en el mar en esa excitante puesta de sol, gracias por esta felicidad por esas locuras por jurarme ese cariño que se lo llevo el deseo junto con el tiempo pues sé que con tantos años tal vez ni recuerdas mi nombre cuando te lo dije en la estación de tren al bajarme con mi equipaje para conocer la ciudad.
Gracias por esta bella tarde desde este paisaje maravilloso te traspaso desde mi corazón la frase más real y verdadera un día sin risas es un día perdido, mi mano aun cubre mi boca pues cuantas locuras al decir que estabas enamorado de mí y en estos tiempos ya no recuerdas mi nombre y yo tampoco logro recordar lo que contenía tan apreciada carta que te entregue en ese opacado día de otoño.