Sin poder encontrar el verdadero amor
Publicado en Oct 19, 2012
-¡Jason quieres quitar tus porquerías de aquí! -grité tratando de hacer espacio en el
sillón para poder sentarme a ver la tele. Jason salió de su habitación sonriendo con malicia y se acercó a donde yo estaba. -¿Qué pasa?- preguntó sonriendo burlonamente. -Esto es lo que pasa- dije malhumorada enseñándole el montón de basura sobre el sillón- Dejas tus envolturas de chocolates y caramelos tirados, el iPod está aquí, tus comics y -sacudí el sillón un poco- No subas tus patotas, mira como lo llenas todo de tierra- me crucé de brazos en espera de una reacción. - Exageras- dijo desinteresado. Fruncí el entrecejo y me llevé las manos con desesperación a la cabeza. Ese chico me sacaba de mis casillas. -¡Eres odioso a más no poder!-grité. -¿Y tú no? No seas histérica, ya limpio-dijo mientras agarraba sus porquerías y las tiraba en el bote de basura. -¿Feliz?-dijo cuando acabó. Yo no me molesté en contestarle y me senté a ver la tele, fastidiada. -Mujeres-dijo con desprecio y se metió a su cuarto. Apenas y soportaba a Jason; era un chico guapo y bromista de pelo negro, ojos azul marino y tez clara. Pero era demasiado molesto, no se podía tomar nada en serio y yo era siempre el blanco de sus bromas. Le encantaba hacerme enojar y no podía creer que fuera tan inmaduro y egoísta, además de que tenía gustos muy peculiares. ¿Cómo acabé compartiendo departamento con este fenómeno? Ni yo lo sabía a ciencia cierta. -No vale la pena pensar en él- murmuré y puse una de esas inconfundibles películas románticas en las que te la pasas con una caja de pañuelos en la mano. Saqué el bote de helado del refrigerador y me senté en el sillón lista para pasar una tarde de lloriqueos. Era una típica tarde en mi vida después de cortar con un novio. Y es que ¿Por qué había salido tan enamoradiza? ¿Por qué no encontraba el amor verdadero? Siempre todo acababa en fracaso. Desde el principio yo sentía que no iba funcionar pero tenía la vaga ilusión que tal vez, inesperadamente, hubiera encontrado a mi media naranja. Pero era solo eso, una ilusión. Nada acababa saliendo como yo deseaba, solo una pérdida más, un fallido intento de encontrar el amor. Y me preguntaba ¿Por qué seguía buscando? El amor no podía importar tanto ¿o sí? Había personas que simplemente no lo buscaban, se centraban en otras cosas y él solito tocaba a sus puertas. Pero ¿yo qué? No podía hacer eso, ni intentarlo siquiera, era algo que no iba conmigo. Una eterna búsqueda de encontrar a alguien que me quisiera era la historia de mi vida. Y no había día que Jason no me lo echara en cara. Su típico saludo de las mañanas era: -Buenos días, mi amor. Oh, yo no soy tu novio. ¿Sigues buscando?- y se sentaba a desayunar con una permanente sonrisa de suficiencia. ¡Sabia que me encantaría que alguien me saludara por las mañanas así! Había pasado por el interminable viaje de citas a ciegas que me organizaba Jade, mi mejor amiga, aunque eran pocas las veces que salía algo favorable de eso. Nadie aguantaba más de un mes mi carácter cambiante. Eso me hacía pensar en Jason, que llevaba viviendo conmigo casi un año. Los dos íbamos a la misma universidad y eran pocas las veces que nos veíamos por que nos la pasábamos estudiando. Pero cuando no era así nos peleábamos; era sorprendente que ninguno se hubiera ido aún. -Invita-. Parpadeé, Jason estaba sentado en el sillón a un lado de mí con una cuchara en la mano. Sopesé sus palabras y comprendí que se refería al helado que tan recelosamente tenía entre los brazos. Le pasé el bote de helado y agarró una gran cucharada que se metió rápidamente a la boca. Hizo muecas y no pude evitar reírme. -Se me congeló el cerebro- murmuró fingiendo ver la tele. Sonreí y extendí la mano hasta tomar la suya. No opuso resistencia pero ni siquiera volteó a verme. ¿Hasta cuándo iba a comportarse así? ¡Ya era hora de que se declarara! Siempre me consolaba cuando terminaba con alguien y era demasiado distraído para darse cuenta de que lo hacía a propósito. Solo salía con otras personas para darle celos, pero... ¡mis tácticas no funcionaban¡ Suspiré, no sabía que fuera tímido, tal vez se ocultaba bajo su faceta de bromista y despreocupado. A pesar de eso su lado tierno me hacia quererlo aun mas. Bueno, tal vez yo tuviera que dar el siguiente paso. Me acerqué y le planté un apasionado beso, quería transmitirle mis sentimientos. Me miró sorprendido y me separé, al instante se sonrojó y esquivó mi mirada. Reí, tomé su cara entre mis manos y lo obligué a mirarme. Quedé atrapada en el azul de sus ojos. -¿Quieres salir conmigo?- murmuré cerca de sus labios. Lo abracé y él me correspondió, podía escuchar el latir acelerado de su corazón, no me había equivocado. Al fin tenia a mi verdadero amor, aunque desde el principio solo había estado él.
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