Cada mañana al despertar, siento la luz de soles simultáneos: Uno entra por la ventana, cargando de energía las horas para comenzar mis actividades cotidianas, el otro eres tu quien ilumina radiante por completo mi existencia. Por momentos me desconcierta la confusión entre crudas realidades y hermosas fantasías, quienes se confunden en una danza que se alterna y crece de lento a rápido hasta alcanzar muchas veces una velocidad que raya en el frenesí. Debe ser quizás como los relojes elásticos de Dalí: las horas se estiran en una espera que pareciera interminable. Los recuerdos se repiten y repiten como una cinta sinfín de hechos que sucedieron hace siglos. Detalles de otro tiempo que producían sentimientos extraños de tanto repetirse, comienzan a decolorarse, a desdibujarse como fotos viejas de un pasado que se añora con nostalgia. Es curioso, pero los ejercicios de memoria, cada vez se tornan más complicados y difíciles y al final se llega incluso a formarse dudas sobre la certeza de haberse producido los hechos o no. Llené las velas de mi espíritu e inicié de nuevo un viaje por los mares lejanos de la esperanza, pero con el sabor aún en los labios, de besos de fuego y canto de sirenas. Los besos son los tuyos y los cantos es el eco de tu voz, que aún rebota suavemente contra las paredes de mi cerebro!
Caracas, insolar, 2006