Los momentos que vivo en este sueño van y vienen sin un límite, 
con una fuerza sin medida,
con una velocidad lenta pero dolorosa.
 
Las miradas en este sueño me reflejan una plenitud salubre,
una confianza en esta batalla conmigo mismo.
Miradas que proyectan gracia
hacia mi ser que se encuentra en este momento en una desgracia
y mi desgracia toca a la nada, 
toca corazones sin pedir nada a cambio, 
pero la fuerza misma me pone en tristeza 
que creo que me consume poco a poco,
como un cerillo prendido o una vela en día 22 
se acaba lentamente,
la luz se apaga cuando el viento sopla un aire de consuelo hacia mi persona, 
mi corazón se vuelve cada vez más blando
y no es para mas, pues mi otra mitad quiere estar  tu lado,
sentir mi piel, mi cabello, mis manos y mis piernas.
 
Como extraño aquellos momentos de niño, 
recuerdo  cuando las aves estaban en nuestros pies
esperando su comida. 
Sentados en medio de la alegría y paz,
reíamos a todo momento, 
jugábamos en ocasiones a las escondidas y ah decir verdad 
me daba miedo algún día no encontrarte. 
Y hoy ese miedo cubre mi espalda, 
la nostalgia en esta noche es inevitable, 
pues hoy soñé contigo, 
y acampare con una pregunta que todos los días me hago a mi mismo:
¿Donde estarás primavera? 
que este frio invierno hoy ocupa de tu sol, 
de tu calor,
de tu luz para descongelar este frio corazón. 
Mi pregunta sin respuesta seguirá vagando en la mente de ustedes lectores, 
y antes de dormir les digo que
mi primavera estará presente solamente en los sueños como este.
La sonrisa de mi familia es mi fortaleza dentro de esta realidad inanimada 
y es por ello que unidos estaremos
como una piedra firme en pleno desierto.