Xipe Tótec
Publicado en Oct 23, 2012
Hacia el este, en un frío valle legendario
nace el dios fértil, inmaculado, revestido de espigas doradas en la aurora de carmesí, imitando el sacrificio. Nuestro Señor, el Desollado se despoja de la piel y nos alimenta con su dermis, y llueve como sangre derramada sobre el templo y las cosechas de maíz sepultadas bajo el yermo. Inmolado sea el esclavo en la piedra sagrada del recinto, extirpado el corazón, luego desollado, la piel trigueña vuelta su armadura representando el eterno renacer del elegido. El sacerdote, disfrazado del esclavo, danza y canta en torno al artefacto pétreo, invocando al bebedor nocturno, incitándolo al orvallo, sonsacándolo al diluvio. Cada sol evitas la sequía de la matriz mineral, nuestra tierra, usas la nueva piel en primavera y evocas a la sierpe de plumas infinitas.
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Carla J Mumbru
Alexis Uqbar
Nota: La utilización de palabras rebuscadas es una manía que poco a poco iré paliando.