El candidato
Publicado en Oct 25, 2012
Recorre las calles una y otra vez disimulando su ansiedad, tratando de hacer contacto visual con cada persona que se cruza en su camino, de tanto sonreír le duelen las mejillas pero el botín bien vale el sacrificio; irradia simpatía, quien no lo conoce podría jurar que no hay mejor persona. Mientras camina buscando conquistar potenciales votantes, piensa en lo fácil que le resulta convencerlos, solo necesita unas cuantas palmaditas en la espalda, hacerles creer que se interesa en sus problemas, prometer el cielo y la tierra, y listo!, ya los tiene en su poder. Su objetivo es lograr la victoria en las próximas elecciones y hacerse del poder, pero el tiempo se agota, y sus astutos oponentes conocen demasiado bien las maniobras de campaña y no dudan en emplearlas dificultándole la misión. Para evitar que sus contrincantes se le adelanten debe asistir a cuanta reunión le inviten, sobre todo a las que normalmente él jamás acudiría, en ésta carrera lo primordial son las apariencias, de lo que crea la gente depende su éxito o su fracaso. Como buen estratega que es, se preocupa de que la prensa lo encuentre en el momento oportuno con el sujeto indicado. Lo han visto besando a cuanto bebé se le ha cruzado; como un Jesús contemporáneo ha visitado enfermos y ha compartido con teólogos y ateos, ha sufrido con pobres y ha gozado con los ricos; ha izado la bandera de la diversidad gritando consignas contra la discriminación y cual celebridad se ha fotografiado con los más diversos personajes. Se siente satisfecho, sabe que ha jugado muy bien sus cartas, pero no debe confiarse, cada cosa debe ser controlada y ejecutarse según el plan que ha trazado. Nadie nunca debe saber el asco que le producen los indigentes, ni cuánto se tuvo que esforzar para no salir corriendo a lavarse las manos cuando ellos lo saludaban. Jamás se debe filtrar su aversión por los homosexuales, aunque los detesta, son muy útiles para conquistar el voto de los indecisos. Se siente casi como un abnegado de la política. El pueblo no se da cuenta pero él representa la solución a sus problemas, con mano dura esos “raritos” se mantendrán bien ocultos, no sea que contagien a los demás con sus gustos anti natura, y para esos vagos también tiene planes, alejarlos del centro comercial o la cárcel, ningún andrajoso va a afear su ciudad. Y en cuanto a los pobres, también tiene todo calculado, trabajo y control de natalidad, ¡esa gente se reproduce como conejos!. Pero claro, ese discurso es personal, a los ilusos les promete lo que ellos quieren oír, trabajo digno para todos, vivienda, seguridad, libertad, igualdad, respeto, etc. etc. Mientras nadie sepa la verdad, todo funciona perfecto, por ahora a seguir sonriendo, fotografiarse y estrechar manos, es el duro trabajo de un candidato que acecha cual depredador a la muchedumbre en busca del voto que se ha convertido en la presa.
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