amantes
Publicado en Nov 16, 2012
Aprisa de corredor a corredor , callejón a callejón , cruzando avenidas atisbando verdes para acelerar el paso , el aire pestilente de las coladeras desbordantes de la ciudad , inundando hasta el cuello de hastió, la algarabía de los transeúntes y automóviles , el sonido de las ratas pisoteando la acera escurridiza, las miradas insensibles que te parten en dos , tus pasos firmes solo caminan , sin titubeos, que no alcanzan a dejar huella alguna , pareces levitar y nadie presta la menor atención.
Deberías disminuir velocidad, deberías sentir el suelo tus ojos hostiles y deshabitados van con tus agrias muecas de infante enojado eres tan repulsivo. ¡Detente!..... (Un sonido silencioso entre tanto chasquido y zombicidad). Te estacionas al fin. Lanzas la mirada al frente. Unas manos acuñadas por las grietas santas de la experiencia resbalan con gran agilidad entre pedazos de metal mantequilla, presionando con tal vehemencia sin que escape algún instante de tal locura ¡dios!, ¿que pasa aquí?, (te repites) tu hostilidad comienza a amansarse, te desarmas. Justo un bolero suena al instante….todo el pasillo huele a cabaret. Dos ancianos sentados en las banquillas coquetean como adolescentes crédulos, se contagian y comienzan a bailar, como si el instante mismo les devolviera sus años, como si la música los hiciera jóvenes otra vez. Alguna vez mientras levitabas dormido entre callejones, corredores y avenidas, recordaste haberlo visto justo en aquel pasillo, te pareció verlo pidiendo monedas como cualquier putilla de la ciudad a cambio de tocar alguna pieza tanta la prisa que alegas siempre, te negaste a frenar. Pero ahora lo miras, te plantas frente a el y no pones objeción por dejarte seducir. Es un hombre como de 1.60 de estatura que usa gafas bifocales, traje sastre, zapatos negros bien lustrados según la ocasión con una boina como de niño judío que cubre su apresurado paso por la vida , ¿cuanta sabiduría habrá en esas canas blanquecinas?, en esas manos hábiles . Parece ensimismado a tal grado de desaparecer todo lo demás. sigues mirando como lo monta en su regazo como si fuere su amante, la acaricia, besa su boca sediento , entonces toca su alma y la hace vibrar de tal forma que la amante dorada no grita ni gime produce algo mejor que el simple placer. Como no dejarse arrastrar por esas aguas, como no dejarse cobijar por tan adulador culto _ ¡mírate ahora pareces anclado al piso!, mírate pareces un vaso a punto de desbordar, no puedes pensar en nada. Entonces todo termina, los aplausos detonan como fuegos artificiales, coloca a su cómplice en un estuche, lo cella, tu solo lo miras tan quieto, entonces le regalas una sonrisa de un extremo de tu oreja izquierda a la derecha , tomas de tu bolsillo unas cuantas monedas y le pagas por su favor. Te vuelves y te marchas acariciando cada paso ansioso de volver.....
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Laura Camila
Saludos desde Colombia.
augusto fermn
Mastropiero
Más que un relato, o además de un relato, es una rapsodia de imágenes plásticas, de sueño... jirones de un guión de un viejo film recobrado...
¡Detente! Dice el personaje
Avanza! podría decirte yo... Avanza, en este mar de gentes y de textos. Avanza, y bienvenida!
Cómo no dejarse arrastrar por estas aguas, Viridiana.
Saludos!
viridiana