Carta para el maana (o manifiesto para el hoy)
Publicado en Nov 16, 2012
Carta para un mañana
(o manifiesto para el hoy) Le rezo al mañana para que este no olvide que un día existimos, para que comprenda que tuvimos la memoria de los besos en la luna de las noches, para que sepa que ganamos nuestra guerra contra el hastío matando a sangre fría la sangre fría de nuestro asesino, para que puedan contar que un día hubo la vida soñada mas allá de los sueños y para que no olviden que tuvimos sueños. Es importante que el mañana sepa que el humo de nuestra existencia dibujo barcos piratas sobre el aire del deseo y que un susurro, nos hizo volar sin levantar nuestro pies del suelo; y para que nunca olvide, que nunca olvidamos decir nunca y siempre en una boca siempre llena de adverbios. El mañana debe saber que vaciamos las botellas del vacío, que acompañamos a la soledad, que reímos nuestra tristeza o que enamoramos a la muerte sabiendo que cada segundo merecía la vida por otro segundo. El mañana debe saber que fuimos ángeles sobre el fuego de un infierno y que, ni las llamas, ni el calor derritieron nuestras alas. No debe olvidar que fuimos palabra en el silencio, ni luz en la oscuridad, ni tampoco que supimos mirar y ver al otro cuando cerrábamos nuestros ojos, bajando de dos en dos las escaleras aquel cuarto ocupado por nuestros fantasmas, dispuestos a luchar contra ellos, abriendo las cortinas para que el sol de la mañana salpicara nuestro corazón con cada lagrima. El mañana debe saber que nos emborrachamos del júbilo, que gritamos nuestra fe, que dormimos en las esquinas dormidas del amanecer, y que nos abrazamos a un cuerpo sobre el aire bailando la canción que tocaban nuestros miedos, acabando nuestro cuento mucho después de pasadas las 12. El mañana no debe olvidar que fue la pasión la guía ciega en la ciudad de nuestros actos, ni que la emoción fue el sastre de nuestro ser, haciendo a medida cada gesto de la razón mas ignorante. El mañana debe saber que nos saltamos el toque de queda de nuestras madrugadas, que desobedecimos las leyes de nuestros padres, que paramos todos los relojes o que corrimos al revés de todo lo escrito sabiendo que las metas de otros no eran las metas de nuestra carrera. El mañana no debe olvidar que encontramos todo aquello que no buscábamos y que dejamos nuestras manos vacías, de todo aquello que no buscábamos pero que encontramos, para continuar nuestra búsqueda, aunque los ancianos nos dijeran una y otra vez que no se podían agarrar las utopías, el mañana debe saber que si se pueden agarrar las utopías. Si oye el eco de las balas, el mañana sabrá ahora que tuvimos miedo, que cometimos errores, pero también que nunca tuvimos miedo de errar y mucho menos de poner fin a los errores. El mañana sabrá que hoy decidimos cambiar todo cambiándonos a nosotros mismos, el mañana sabrá que hoy, decidimos cambiar todo, cambiándonos a nosotros mismos.
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