Dos disparos
Publicado en Nov 16, 2012
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Dos disparos
 
Se levanto en una sala oscura, estaba atado a una silla con unas viejas cadenas oxidadas que le recorrían todo el cuerpo, desde sus pies hasta su cuello impidiéndole moverse, todavía recuperando la conciencia vio una sombra recorrer el fondo de la sala pero no pudo distinguir quien o que era, sus ojos se detuvieron y se ensombrecieron cuando descubrió que estaba sangrando, y que la sangre ya había traspasado hasta las cadenas que le rodeaban, cuando quiso volver a mirar, aquella sombra ya no estaba, al menos delante de el, pues no podía girar la cabeza debido a sus ataduras y comprobar si se encontraba en otro lugar. Grito; grito gritos de ayuda y suplico con lágrimas en los ojos, pregunto a la pregunta si había alguien allí, pero durante largo tiempo, solo se escucho el silencio del silencio con el eco de sus lágrimas. Contemplo la habitación ¿donde estaba? ¿Como había llegado allí? Los cristales rotos del suelo, las botellas vacías caídas por la sala, los ladridos de perro del exterior, la luna llena tras las ventanas de aquel lugar que afirmaría que era un viejo almacén cerca del mar, pues le llegaba el olor de la salina en la ola que explota, las paredes descorchadas, las humedades en el suelo, nada, absolutamente nada de lo que veía le ayudaba a recordar como había llegado allí ni donde estaba. Intento soltarse de las cadenas, lo que fue una mala idea por que rozaban su cuerpo con tal fortaleza que erosionaron la piel que quería escapar de ellas provocándole un gran corte ¿pero que importaba el dolor? pensó. Pensó que había superado también cosas peores que estas, estaba preparado para salir de allí....solo era cosa de estar tranquilo pensó, pero el reloj paso con su paso y el no había conseguido su calma, ¿donde estaba? Tenia que saber eso para poder escapar, era necesario para que encontrara su calma, saber que detrás de esas cadenas que le abrasaban no habrían mas cadenas o peor aun, muros mas fuertes que las cadenas. Pero el pensamiento se interrumpió, oyó algo aparte de su pensamiento y aparte de la gotera a la que se había acostumbrado, le pareció oír un paso, luego otro, un sonido chirriante y de nuevo el silencio. Volvió a preguntar la pregunta ¿quien esta hay? Esta vez....si obtuvo una respuesta y hasta la sangre que brotaba por cada eslabón de las cadenas se detuvo con el sonido de una voz.
-"una vieja amiga, alguien que ya conoces"- respondió la voz con la calma que el intentaba encontrar para escapar.
-"creí que te había matado.... ¿cuantas veces tendré que matarte para que mueras?" -dijo desde su silla, atado y con una sonrisa pues conocía bien esa voz y sabia que la situación empeoraba pero no quería mostrarse débil -"veo que eres tan fuerte como dicen, ¿podría verte?" -Dijo mientras esa sombra que había visto se acercaba a el y añadió - "estas preciosa con el traje de la venganza...aunque siempre te quedo demasiado grande"- luego, escupió a la cara de su raptora. Comprendió cual era el sonido chirriante que escucho tras los pasos, lo comprendió al sentir como le penetraba en la carne de la rodilla, frío y ardiente al mismo tiempo, el metal del viejo cuchillo que su secuestradora mantenía con fuerza sobre su rodilla, haciendo que sonara al contacto con el hueso como un instrumento de música acompañado de ese grito de dolor que el no quiso gritar pero que grito.
-"quiero que sufras por todo lo que me has hecho"- dijo la secuestradora con voz sensual a su oído mientras se levantaba apoyándose en la rodilla que no dejaba de sangrar y que poco a poco se habituaba al dolor -"pero no voy a darte ese placer"- añadió besándole los labios, luego acariciando su cara, mirando sus ojos, deslizando su mano por su hombro mientras se aleja por detrás de el, volvió añadir -"no voy a darte ese placer, no dejare que respires para hacerme mas daño, sabes que soy mas lista que tu, es inútil, completamente inútil, que te agites, que saltes, que llores, que luches con todas tus fuerzas como cada día sueles hacer, todo, todo es inútil hoy...bien lo sabes...soy mucho mas lista que tu"- y apareció delante de el cargando una vieja pistola con unas viejas balas, y tras el sonido del cargador abrazando la bala que despediría, sintió el frío del metal apoyándose en su frente, justo entre sus dos ojos. Una lágrima, como una incógnita matematica recorrió la cara de su raptora.
-"Sabes que lo que haces no esta bien"- dijo con la sombra de una preciosa pistola en su cara -"sabes que cometerás miles de fallos en el futuro si lo haces"-
-"¡¡¡cállate¡¡¡- grito la raptora -¡¡¡cállate¡¡¡ en cuanto te mate tus palabras no tendrán sentido, y yo le daré una excusa a mi comportamiento....sin ti....no estará en mi recuerdo tu sangre, ni tu muerte"- y dijo esto volviendo a recobrar la calma que por un momento su secuestrado le había robado -"yo no distingo entre bien y mal....bien lo sabes...ese es tu trabajo...a mi se me da mejor lo de ser fría"-
 
Pocos son los que conocen si ese instante en que el secuestrador le robo la calma a la secuestradora fue suficiente para que este escapara, pero en ese instante en el que el percutor del arma decidió comenzar su dialogo, justo en ese instante en que un sonido ensordecedor debía mancharlo todo de rojo, las humedades del suelo, los cristales rotos, la silla, las cadenas, algo ocurrió, dos fueron los sonidos que sonaron, dos las balas que se dispararon y raptora y rehén cayeron al suelo uno muy cerca del otro, uno con una bala en la frente, la otra con una bala en el pecho.
 
Cuando la policía llego al almacén alertada por los disparos vieron la sangre de dos victimas pero no encontraron ninguno de los dos cuerpos, un policía que tomaba declaración a los vecinos del lugar interrogo a un viejo vagabundo al que no le dio importancia por que suponía que iba borracho y decía cosas delirantes, pero si aquel policía hubiera apuntado la declaración de aquel borracho, el mundo conocería que hace mucho que la razón disparo al corazón en su cabeza, y que el corazón disparo en el pecho a la razón, el mundo entendería, si creyera en las historias de borrachos y delirantes, que razón y corazón siempre mueren para renacer, una y otra vez, pero que después de aquel día en el que sobre el suelo de un almacén se mezclaron sus dos sangres, ni la razón puede existir sin el corazón ni el corazón sin la mente....tiene gracia, ayer me pareció oír a un borracho decir que una extraña pareja se besaba en el banco de un parque....el...con un tiro en la cabeza....ella...con uno en el corazón. 
 
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Foto del autor Sergio Hernandez Arenas
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Palabras Clave: razn alma cuento historia.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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lourdes aquino

¨¨ hace mucho que la razón disparo al corazón en su cabeza, y que el corazón disparo en el pecho a la razón, el mundo entendería, si creyera en las historias de borrachos y delirantes, que razón y corazón siempre mueren para renacer, una y otra vez, pero que después de aquel día en el que sobre el suelo de un almacén se mezclaron sus dos sangres, ni la razón puede existir sin el corazón ni el corazón sin la mente....¨¨

que bueno ...me gusto mucho esta publicacion...felicidades!!!

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November 16, 2012
 

Sergio Hernandez Arenas

Muchas gracias Lourdes por leerla, me alegro que te gustara.

Un saludo.

Sergio.
Responder
November 16, 2012

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