Gota tras gota caían las lagrimas en aquel viejo piano, la conmoción del momento hizo que quedara frente a el con la mirada baja.
 LLoraba, seguramente lloraba por esos miedos que no podía vencer, o se torturaba pensando cosas del pasado que tuvo oportunidad de hacer, y no hizo, o tal vez, lloraba la ausencia de amores no correspondidos.
 En su tez había timidad, de sus ojos brotaba un carisma indescriptible, era él, el perdido. Era el que se había perdido, pero fue encontrado, fue el que estaba al otro lado dle túnel, al otro lado de mi túnel.
 Aquel piano sonaba triste, melancolico, sonaba solo. Nadie lo escuchaba, nadie lo quería oir, solo uno lo entendía, solo uno lo sentía, era él, el perdido.
¿Estaba perdido o encontrado en la perdición? yo creo que se encontraba en un mundo donde la perdición no es una opción, donde el fracaso y la soledad no están de adorno en esta vida.
 Él, solamente tocaba el piano, y tras cada nota podía oir un gemido o un grito, que solo aquellos sencibles a l vida podían percivir y escuchar. Jamás lo oí tocar, pero las vibraciones de aquel instrumento, las siento dentro mio.
 Creo saber, porque nos entendímos aquel día, quizás fue por aquella melancolia  interna que unió dos almas perdidas, pero encontradas.
 Aquel día, no fue en vano, conocí al único ser identico a mi, con el que inconcientemente comartí un túnel a ciegas, me agradó saber  que aquel, era un melancolico pianista.
 
 
 
                                                                                              -Nahir S-