Esperando algo o alguien, que nunca será ni vendrá.
A veces nos creamos un mundo de fantasía, de sueños e ilusiones, con aquel ser que hemos amado toda una vida, sin ser correspondidos, y yo te pregunto: ¿para  qué?  .  Si no está a tu lado por algo ha de ser, nada en este mundo es por casualidad, todo tiene una explicación de ser.
                   
A veces se nos pasa la vida, criticando y juzgando a las personas que no caminan por el sendero del bien; a los que lastiman y se hacen ricos de las tristezas ajenas; a los que te envidian y maldicen. No saben que todo se revierte en esta existencia, que pobres de corazón, esas maldiciones Dios las convertirá en bendiciones para ti, y a ellos, que triste sendero les espera.
Entonces al reflexionar esto, yo te pregunto: ¿de qué sirve juzgarlos? .  Mejor preocupémonos de lo que podemos arreglar, lo que nos afecta a nosotros mismos. El resto, es cada uno responsable de su bien o mal obrar.
A veces se nos pasa la vida, admirando sueños desde lejos, preguntándonos, ¿Por qué a mí? ¿Por qué yo no tengo aquello?, y yo te pregunto: ¿Qué hiciste tú para alcanzar ese sueño? . Los triunfos bien hechos, son construidos, a base de esfuerzo, de lágrimas, de sentir por un tiempo lo que es pobreza, para luego saborear el rico néctar de la recompensa de la espera. No es lo mismo alcanzar sueños por herencia a conquistarlos con sudor y paciencia.
A veces se nos pasa la vida, desvalorándonos, culpándonos de todo, sintiéndonos inferiores e incapaces, y yo te pregunto, ¿Por qué? En la vida no hay imposibles, todo ser humano, al nacer, se le otorgó las mismas armas, piernas, brazos, cabeza, cerebro y corazón, y hasta los que no tuvieron la bendición de contar con todas estas mismas armas, han conseguido lo que parecía imposible.
El error está en que hay pocas personas que descubren que la fuerza para lograrlo, está en su corazón, y esa luz interna ablanda hasta el más duro ser, y conquista hasta los campos más turbulentos.
A veces se nos pasa la vida...
No desperdicies ni un solo minuto más de tu tiempo. No pretendas que Dios te arregle tus problemas, si no cambias de actitud, el hace milagros, pero si no empiezas contigo mismo, no esperes lo que buscas.
Lo que no fue, no fue. Quien no te amo, no sabe lo que perdió. Lo que no pudiste conquistar, olvídalo. Hay otros terrenos por arar y seguro que en alguno de ellos, está tu más grande cosecha.