Ayer te ver.
Publicado en Nov 18, 2012
Ayer te veré.
Simón se acercó a la ventana de su taller. Estaba oscuro. Era una noche sin luna. Su mirada se perdía más allá de la calle que terminaba en la plaza del pueblo. Se trataba de un predio que comprendía casi una hectárea. En él jugó de niño, allí ingresó al amor, entre los canteros. También en ese lugar se declaró a Natalia, su esposa. Recordó en ese momento el día que partió hacia la capital. Deseaba estudiar, ansiaba aprender, desentrañar los misterios que lo asombraron de pequeño. Contaba con un don especial, amaba el conocimiento. Un relámpago lo devolvió al presente. El trueno lo sobresaltó y al mismo tiempo puso su mente a andar. Una idea se le cruzó, espontánea y difícil de retener. Hizo un esfuerzo para aclararla y poder darle cierta forma para plasmarla en un papel. La colosal cantidad de energía del rayo iluminó por un instante el paisaje triste y solitario. El joven ingeniero vio algo que en apariencia no estaba allí. El paisaje encubierto por las sombras se mostró tímido. Por su cabeza comenzaron a pasar cientos de fórmulas y teorías físicas, fue un instante, apenas un nanosengundo bastó para generar una nueva hipótesis. La clave no era la luz, era otro tipo de emisión. Supuso una placa sensible a la emisión radiactiva de carbono catorce. Primero pensó que sería imposible, por lo efímero de las partículas. -Cuántas cosas imposibles se hicieron realidad a través de la historia!- se animó. Natalia abrió la puerta del recinto destinado a las investigaciones para avisarle que la cena estaba preparada. Simón no perdió tiempo y le comentó su nueva idea. -qué lograrás con eso?- preguntó la mujer, que no tenía idea de qué se trataba la radiación gamma- -ver lo que no se ve, lo que aún está ahí y no podemos percibir…lo que pasó- respondió entusiasmado el científico. -Deja el pasado en su lugar, no te metas con eso- dijo la mujer con un tono entre resignado y cansino. Apagaron las luces y fueron a sentarse a la mesa, no tenían hijos aún. Al día siguiente Simón debía dar clases en la escuela, había cambiado su trabajo en la ciudad por la tranquilidad del pueblo, por su esposa, por el amor hacia ella. Tres meses después, mientras la joven realizaba la eterna tarea hogareña, Simón entró eufórico a la cocina con una noticia: Tenía la placa sensible! -mira, ahora es sólo cuestión de llevarlo a un papel fotográfico!- -tan sencillo?- Le mostró una imagen borrosa de él mismo, de la noche de la tormenta en que se le ocurrió la idea. Se veía la figura del corpulento hombre mirando hacia afuera y un rayo que dividía el firmamento en dos. Aunque no era perfecta, era alentador. -sólo debo mejorar la técnica, es increíble!- Natalia quedó asombrada con lo que vio. El inminente logro de su marido le hizo repetir la frase expresada meses atrás- - deja el pasado atrás, no es bueno revivir momentos ya juzgados!. Esas palabras sonaron sabias, pero el afán del descubrimiento y gloria superaba la sabiduría. Durante los siguientes meses continuó la investigación hasta llegar al punto de digitalizar las imágenes y lograr una nitidez asombrosa de escenas que ocurrieron años atrás. Lo mantuvo en secreto para el mundo científico hasta que decidió hacerlo público. Fue un verdadero suceso, no tenía diferencias físicas notables con una cámara fotográfica común y corriente, incluso contaba con un selector de tiempo que permitía un rango entre una hora y trescientos años. Su deseo era llevar el mínimo a unos pocos segundos y el nivel más alto a quinientos años. Para todos se trataba de ciencia ficción. Ideó luego un programa para computadoras que le permitía mejorar la calidad de las tomas de manera increíble. No pasó mucho tiempo hasta que las grandes compañías comenzaron a luchar por la patente. Los viajes y reuniones acaparaban su tiempo. Una noche llegó a su hogar, cansado y desilusionado, alguien había conseguido copiar su proyecto. La fábrica de cámaras fotográficas más grande del mundo ya estaba produciendo su invención sin ninguna ganancia para él. Dejó el prototipo sobre la cómoda del dormitorio y se durmió. El sistema estaba encendido en posición de barrido temporal y captó una secuencia de su cama desde que estrenaron la casa hasta la noche anterior. Por la mañana, luego de desayunar junto a Natalia, ingresó las exposiciones a la computadora. Pasaron cientos de tomas sin importancia, salvo una. Natalia se veía desnuda, sentada en el borde la cama arreglándose el cabello mientras un hombre, igualmente sin ropas, besaba sus pechos. La fecha de registro indicaba: dieciocho de junio de 2003. Dos años atrás. -un error en el proceso- pensó el muchacho. -Natalia!- llamó gritando a su mujer. -qué pasa mi amor?- - tienes razón, ya no puedo vender mi invento y no lo puedo fabricar. Dejemos en paz al pasado!- Esa noche aprendió que a veces es mejor no ver lo que no se muestra a simple vista.
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