La Historia de los 2 Hermanos - Captulo 1
Publicado en Nov 19, 2012
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*Esta es la historia más reciente que estoy escribiendo. Mis demás relatos, que llevan muchos más capítulos hasta la fecha, se encuentran alojados en mi página web: http://andytalecorner.webcindario.com/ Vísitenla también, tengo mucho material allí, se los agradeceré mucho. 
Los dos hermanos
Capítulo I
Conociendo a los hermanos
- Vamos hermanito, tenemos que salir pronto, que se nos hace tarde.
- Uy, es cierto, déjame ir por Charmi...
Aquella mañana era el comienzo del verano, y los dos hermanos, Andrés y Roberto, estaban listos para ir al centro comercial. Decidieron visitar una de sus tiendas favoritas, el "Disney Store", y otros negocios cuyo stock llegaba en esta temporada y que tenían cosas muy prometedoras para ambos, especialmente para Roberto. Salieron de prisa, se subieron a su lujoso automóvil y Andrés se fue conduciendo mientras Roberto hacía sus típicas bromas en el asiento del acompañante. Los dos jóvenes iban muy contentos y risueños de camino a las tiendas, cuando la conversación y las bromas se vieron interrumpidas por un momento cuando Andrés tuvo una duda:
- ¿Crees que haya mucha gente en el Centro Comercial?... Quiero decir... es el primer día del verano.
- No lo sé hermanito, pero es cierto que a la mayoría les gusta dormir hasta el mediodía.
- Ohh... Bueno, no importa, de todos modos estoy muy emocionado por ver todas las cosas nuevas que encontraremos.
Sin duda alguna era algo peculiar que ellos se levantaran tan de mañana el primer día de las vacaciones, a diferencia de los demás estudiantes de su edad, sin embargo Andrés tiene el hábito de despertar muy temprano y su entusiasmo mañanero es demasiado contagioso para su hermano. Luego de aclarar su pequeña duda, por la renovada emoción se le dibujó inmediatamente una gran sonrisa a Andrés, sintiéndose tan emocionado que presionó el acelerador a fondo.
- Ten cuidado bro, no vayas a desvirginar tu inmaculado historial de tránsito.
- (sonrojándose) Upsi... es cierto... mejor bajo la velocidad...
El centro comercial se encontraba relativamente lejos, pero para ellos ver el genial paisaje en la amplia carretera, con el mar a un lado, era una experiencia muy agradable. Tardaron alrededor de media hora desde ese punto y al fin llegaron al Centro Comercial muy entusiasmados.
- "MEGACENTER"... Aquí es... déjame buscar estacionamiento.
- Pero bro... recuerda que este lugar tiene su propio lugar de estacionamiento.
- (haciendo una sonrisa exagerada) Es verdad... estoy distraído por todas las cosas que estamos a punto de ver... ¿por dónde es?
- Creo que debes irte por allá...
Siguiendo las indicaciones de su hermano, Andrés condujo hasta la entrada del estacionamiento, donde después de adquirir un boleto prosiguieron a estacionar el automóvil.
- Hay muchos lugares de estacionamiento... de verdad parece que no hay mucha gente.
- Es cierto hermanito... estaciónate en cualquiera.
Condujeron un poco más, de forma aleatoria eligieron un lugar para estacionarse y Andrés logró dejar el coche perfectamente alineado como era costumbre. Luego, al bajar del auto se dirigieron a un ascensor cercano que los llevaría a las tiendas, no sin que antes Andrés se pusiera su mochila de Doki, la cual contenía a su peluche favorito Charmi, dulces variados y un cambio de pañal. Alrededor de diez minutos después se encontraban muy cerca de la entrada principal, en donde había muchísimas máquinas de Arcade.
- (dando saltitos) Hermano, hermano... ¿y si nos quedamos a jugar por un rato?... Por allá veo que podemos jugar Crazy Taxi, y también House of the Dead, y... y...
- (apasiguando a su hermano) Aguarda hermanito, si nos quedamos a jugar ahora no vas a querer salir y no podremos ver las tiendas. ¿Te acuerdas de lo que pasó la última vez?
- (un poco decepcionado) Es cierto... mejor vamos primero a las tiendas.
- A la salida podemos ir por un helado, y luego jugamos por un rato.
- ¡Grandioso!
Con la facilidad de un niño pequeño, Andrés accedió a visitar las tiendas primero y su hermano incluso lo convenció de ver las tiendas de ropa antes que las otras. Caminaron una distancia bastante larga, y en el trayecto, las personas se fijaban constantemente en ellos dos ya que eran unos hermanos muy peculiares y llamativos. Roberto era el hermano sexy y atractivo y Andrés el tierno y carismático. Era imposible que las miradas no estuvieran dirigidas siempre hacia ellos, generándose comentarios por doquier. Ellos ya estaban muy acostumbrados a esto, pero siempre era algo a lo que le sacaban provecho de alguna manera.
- (susurrando) Hermanito... ¿ves a las muchachas que están junto a la fuente?
- (dándose vuelta bruscamente) ¿EH? ¿QUIÉNES?
- (volteando de nuevo a su hermano gentilmente) No, no... no seas tan obvio hermanito, por Dios...
- (mirando al suelo) Lo siento...
- Pero descuida... vamos, necesito tus habilidades... ya sabes qué hacer...
Esto era algo rutinario, y se había vuelto costumbre que cada vez que salieran juntos, ambos emprendieran un plan para llamar la atención de las chicas. Ya tenían mucha experiencia en esto y muy rara vez les había fallado. En esta ocasión, Andrés se quitó la mochila, extrajo de ella a Charmi y una barra de chocolate que se había derretido ligeramente en el camino. Luego, le quitó la envoltura al chocolate y comenzó a comérselo con cuidado, no sin antes darle un poco de este a su peluche. La escena era encantadora, pues cuando Andrés hacía estas cosas lo hacía con tal naturalidad que la ternura que irradiaba era excelsa. No obstante, no era esto lo que llamaba por completo la atención de las chicas, sino lo que venía después cuando Andrés estaba a punto de terminar la golosina en cuestión.
- (parando de comer por un instante) Lo siento hermano... ¿quieres?
- (con actitud relajada) Descuida bro... no pasa nada... puedes terminártelo todo.
- (se le dibuja una sonrisa) ¡Yupi!
Con una gran velocidad Andrés se terminó el chocolate, quedando su rostro bastante embarrado, lo que causó la inmediata reacción de su hermano:
- (sacando un pañuelo de su bolsillo) Ay hermanito, mira, te ensuciaste toda la cara.
Roberto le limpió el rostro a su hermano con gentileza, y a este punto las chicas no solamente los estaban viendo fascinadas, sino que se podría decir que extasiadas. A ellas les parecía de lo más tierna la escena y tenían muchas ganas de acercárseles a los hermanos, sin embargo se quedaron por unos momentos más observando lo que iba a suceder. Roberto se dio cuenta de la reacción de ellas ya que había desarrollado una especie de "radar" con la práctica. Él se había acostumbrado plenamente a utilizar su visión periférica para observar alrededor, mientras tanto que interactuaba con su hermano.
- (terminando de limpiarlo) Listo hermanito, ya estás listo.
- (algo avergonzado) Gracias bro...
- No hay de qué, pero parece que tendremos que lavar a Charmi otra vez.
- (algo preocupado) ¿De nuevo? Hace sólo una semana que lo hicimos, ¡está limpio!
- Si hermanito, lo sé, nada más que le embarraste un poquito de chocolate.
Andrés quiso argumentar entonces con algún pretexto para no lavar a su peluche, empero no pudo hacerlo, siendo que dos de las chicas más asertivas del grupo que los observaba, se aproximaron a ellos y no pudieron evitar el preguntar:
- Oigan, disculpen... ¿ustedes dos son hermanos?
La pregunta resultaba obvia, aunque claramente se trataba de un pretexto para aproximarse a los muchachos. Además, como esto resultaba parte del plan, Roberto contestó con voz galante:
- (mirando a las muchachas con una leve sonrisa) Así es, somos hermanos.
- (con tono infantil) Sipi, yo me llamo Andrés y él es Roberto... y éste es Charmi.
Andrés les presentó a su peluche favorito mostrándoselo a ellas efusivamente, cosa que las enloqueció y ellas profirieron un audible "ooooowwww" en respuesta. Esa era la más clara señal de que habían entrado en el juego favorablemente, por lo tanto Roberto prosiguió con ello.
- Hermanito, no creo que sea decente presentarles a Charmi así. Digo, está embarrado de chocolate.
- (bajando un poco la cabeza) Pero, pero... no fue mi culpa... Charmi comió demasiado rápido.... además es sólo un poquito...
- ¿O qué opinan ustedes chicas? ¿Verdad que deberíamos lavarlo?
Las muchachas vacilaron por tan sólo unos segundos y una de ellas respondió como siguiéndole el juego a ver qué pasaba.
- Pues yo creo que sí, deberías lavarlo.
- (haciendo un pequeño berrinche) Pero no quiero... no...
Ellas pasaron de la fascinación a una especie de extrañeza y curiosidad, percatándose de que la actitud de Andrés no parecía ser una actuación, y efectivamente no lo era pues el muchacho estaba siendo 100% auténtico en todo momento. En todo caso, quien actuaba un poco era Roberto, quien se apoyaba en el encanto tan singular de su hermano para dar lugar a la coquetería.
- ¿Lo ves hermanito? Ellas piensan que no es apropiado que Charmi esté sucio, por lo tanto debemos lavarlo.
- (abrazando a Charmi celosamente) No, no... así está bien, déjalo.
Las chicas se sentían cada vez más curiosas al ver todo esto, por lo que una de ellas volvió a preguntar:
- (dirigiéndose a Roberto) ¿Y por qué no quiere lavarlo? ¿Acaso le gusta tenerlo sucio?
- (riendo un poco) Ja, claro que no, el problema es que siempre que lo lavamos tarda al menos un día completo en secarse.
- ¿Y eso qué? Supongo que es natural, no es nada del otro mundo.
- El hecho de que seque sí lo es, lo que pasa es que mi hermano no puede estar una sola noche sin Charmi.
- (más extrañada aún) ¿Por qué?
- (suspirando) Es que no se duerme si no lo tiene...
Sobra decir que las chicas estallaron en ternura con esa respuesta, provocando a su vez que el resto de sus amigas se acercaran atraídas por esa reacción. Tan sólo unos instantes después el grupo entero de ellas estaban consintiendo al hermano de Roberto, inspiradas por su instinto maternal que fue despertado por Andrés. Le desordenaron el pelo, le tomaron una foto o dos con el celular y le hablaban totalmente como a un niño pequeño. Todo esto combinado hacía que él se pusiera rojo de la pena, incrementando exponencialmente la ternura provocada en las muchachas. Y finalmente, hubo algo que le puso la cereza al pastel. Una de ellas quiso tomar prestado a Charmi, a lo cual su dueño se negó rotundamente.
- (sosteniendo a Charmi con fuerza) Oye no... ¡Es mío!
Con este gesto el grupo entero de amigas estalló en ternura, incrementando los mimos y la avalancha de cumplidos cursis. Mientras tanto, el otro hermano aguardaba el momento preciso para profundizar en el plan, cosa que se dio tan solo unos segundos después cuando una de las chicas preguntó curiosa:
- ¿En serio no te quieres separar de tu peluche?
- (mirando al suelo tímidamente) No...
- (entrando en acción) Je, je. Mi hermano jamás se separa de Charmi, pero aún así, insisto en que debemos lavarlo hermanito.
- (enfadándose un poco) Ya te dije que no, así está bien, déjalo.
- Vamos... tienes otros 78 peluches, ¿no puedes dormir con alguno de ellos en lugar de Charmi sólo por esta noche?
Ciertamente la cantidad de peluches que Andrés poseía sorprendió en gran manera a todo el grupo de amigas, sin embargo ninguna de ellas dijo ni una sola palabra. Entonces, tras haber provocado suficiente ternura en todas ellas, Roberto pensó que ya estaban "en su punto" e hizo la siguiente movida.
- (suspirando) En fin, creo que no tienes remedio hermanito. Hmmm, se me ocurre algo. Ya que lo ensuciaste muy poco quizás podríamos limpiar solamente esa sección, así secaría muy pronto y podrás dormir con él esta noche.
- (muy emocionado) Si, si, siiiiiiiiiii graciaaaaaaaaas.
Andrés se lanzó en un abrazo con su hermano enloqueciendo todavía más de ternura a todas las mujeres, generando comentarios al respecto uno tras otro:
- ¡Es tan lindo cómo cuidas de tu hermano!
- No puedo creer que aún existan hombres así...
- Los dos son simplemente adorables.
Y así, aquello se prolongó por un par de minutos más, haciendo que Andrés se sonrojara en extremo. Entonces, cuando ellas se hubieron sosegado un poco, Roberto tuvo el espacio libre para coquetear con las muchachas, las cuales estaban profundamente convencidas de que tan buen hermano sería sin duda un buen partido. Él tomó los nombres y los números telefónicos de todas ellas, concretando a la perfección su plan, y si alguna tenía la intención de salir con su hermano simplemente les decía:
- Lo siento chicas, mi hermanito ya tiene novia.
De ese modo, Roberto se quedaba con la totalidad de las candidatas como era habitual, quedando de llamarlas pronto para poder salir. Acto seguido, los dos hermanos se despidieron del grupo de amigas, Roberto en forma conquistadora y Andrés con un tono tierno y enérgico.
- (guiñando el ojo) Las llamaré pronto, cuídense.
- (gritando un poco) Chauuuuuu, que estén bien, fue lindo conocerlaaaaas.
Ellas también se despidieron de ambos y se fueron por su lado, dejando espacio para que ellos pudieran continuar con su paseo por el Centro Comercial.
- (dándole un vistazo a su lista de contactos) Bueno hermanito, misión cumplida. Tengo citas para toda la siguiente semana. Parece que va a ser un verano muy entretenido.
- (algo preocupado) Y... ¿en verdad no vamos a bañar a Charmi cierto?
- (guardando el celular) Claro que no, lo vamos a limpiar como te dije y quedará perfecto para en la noche.
- (sonriendo) De acuerdo hermano.
- Ahora vamos a las tiendas de ropa, ¿ok?
- Sale y vale...
Con muchas citas en puerta, Roberto estaba aún más interesado en adquirir ropa nueva para lucirla con las chicas que acaba de conocer. Por otra parte, Andrés iba brincando y jugueteando feliz a su lado, emocionado por la promesa que le hizo su hermano cuando llegaron minutos antes a aquel lugar. Recorrieron tan sólo un poco más, subieron por la escalera mecánica y llegaron a un gran expendio de ropa de marca del cual ambos eran clientes habituales. Ingresaron seguros de sí mismos como siempre, se pasearon un poco por el lugar y al cabo de un par de minutos una empleada de la tienda fue a atenderlos, mas por la hora y por el inicio del verano la persona que los atendió era alguien que no les conocía.
- Buenos días. ¿En qué puedo ayudarlos?
- Queremos ver todo el nuevo stock que ha llegado.
- Claro que si, síganme por favor.
La empleada les mostró amablemente toda la ropa nueva que había llegado, especialmente playeras y camisas, no obstante le extrañaba que Andrés no estuviera muy interesado en éstas, por lo tanto le dijo:
- ¿No estás interesado en ninguna? Porque tenemos de diferentes marcas, mira...
- (interrumpiendo) Ah, no, a mi hermano no le gustan mucho las camisas o poleras de marca, él tiene otro estilo. Pero yo sí quiero verlas, y luego puedes mostrarnos los jeans y esas cosas, eso sí nos interesa a los dos.
Ella se quedó algo sorprendida, pues por lo general los muchachos se interesaban plenamente en esas prendas de vestir, todas de marca y la mayoría de colores uniformes. Andrés en cambio tiene otros gustos, unos muy diferentes, predominando en su guardarropa las poleras coloridas y con diseños de personajes infantiles, siendo que éstas últimas las manda hacer por encargo cada cierto tiempo. Aunque eso si, a la muchacha le hubiera resultado un poco difícil adivinar aquello, porque él estaba usando esa mañana una polera anaranjada sin ningún diseño, la cual le encantaba por tratarse de su color favorito.
Los hermanos estuvieron en la tienda por hora y media, eligieron un montón de prendas nuevas y cuando estuvieron conformes pagaron todo y se fueron a su siguiente parada. En eso, ambos iban bromeando como siempre, riendo de todo y de nada, cuando de repente pasaron junto a una enorme juguetería. Andrés entonces no pudo evitarlo y se puso a mirar super emocionado todos los juguetes en exhibición. Muchos de ellos llamaron profundamente su atención, aunque enloqueció por completo cuando vio algo en particular:
- (hablando muy rápido) ¡Mira, mira hermano! ¡Es Spike Bebé! ¿Te acuerdas de él?
- (riendo) ¿Cómo no acordarme bro? Cada vez que sale la propaganda por la tele, pones toda la casa de cabeza.
Era cierto, Andrés hacía un gran escándalo cuando se anunciaba ese juguete por la televisión, y ahora que lo había visto en vivo y en directo estaba muerto de ganas por llevárselo a casa consigo.
- (ansioso) Vamos, vamos, tengo que comprarlo.
- Espera hermanito...
- ¿Qué cosa? ¿Quieres que vayamos a las otras tiendas? Iremos luego, quiero tener a Spike para abrazarlo, mimarlo y...
- No, no. No es eso. Sé que quieres tenerlo ahora mismo y por mí está bien, pero no nos va alcanzar el dinero.
- ¡Chispas! Tienes razón. Gastamos mucho en la ropa y con las prisas de esta mañana no saqué la otra tarjeta. ¡Diantres!
- Sip, sin mencionar que el efectivo que traemos nos alcanza solamente para expandir la memoria de mi teléfono, tomar los helados y jugar un rato en los arcades. Ahhh... y no te olvides de que tenemos que ponerle gasolina al auto también.
Andrés estaba frustrado ya que había deseado tener ese juguete desde hacía mucho tiempo. Él no había salido corriendo a comprarlo antes porque había estado algo ocupado con la facultad y otros asuntos, mas ahora que lo había visto tan oportunamente no fue capaz de comprarlo. Roberto notó la gran decepción en su hermano y le dijo pacientemente para calmarlo:
- Hey bro, descuida, podemos volver luego y lo compras.
- ¡Pero yo quería comprarlo ahora!
- Ahora ya sabes dónde lo venden, así que podemos volver en otro momento y también veremos unas cosas que quiero revisar con más calma.
- (suspirando) Auuu... está bien, creo que tienes razón.
Andrés aceptó la premisa de poder regresar después, aunque la verdad se quedó por un buen rato mirando al juguete en cuestión. Después ambos se fueron a terminar con todo lo que habían planificado, dejando espacio suficiente al final para tomarse un helado y jugar videojuegos. Ambos se divirtieron mucho y se sintieron bastante satisfechos, especialmente Roberto quien había conseguido llenar su agenda con citas por toda la semana. Sin duda alguna ambos tuvieron un excelente comienzo para el verano, y acercándose el mediodía se dispusieron para volver a casa. Fueron por el automóvil, pusieron todas sus compras en el portaequipaje y Andrés prontamente se colocó frente al volante. Hecho esto partieron pronto de regreso, salieron del estacionamiento y cuando alcanzaron la avenida ambos se pusieron a charlar.
- Hermano, ¿qué crees que habrá preparado Fulgencio hoy?
- (algo distraído) Hmmm, no lo sé hermanito.
- (frunciendo la boca) Espero que no haya hecho sopa de avena.
- Je, je. No lo creo. Hizo sopa de avena el jueves. Dudo que la repita de nuevo tan pronto.
- (aliviado) Creo que tienes razón.
Ambos se quedaron callados unos instantes, Andrés vaciló brevemente y habló de nuevo:
- Hey, tengo una idea. Deberíamos decir nuestra predicción. Ya sabes, sobre qué será la comida hoy.
- Está bien hermanito, suena divertido. Déjame ver...
- (emocionado) Yo primero, yo primero.
- Je, je, je, je. Muy bien, dale hermanito, haz tu predicción.
- Bueno, bueno... este... déjame pensar... ¡Lo tengo! Seguro que Fulgencio ha preparado una sopa de maní, de segundo un pollo frito con verduras y de postre una torta helada.
- ¡Diablos, ya me hiciste dar mucha hambre! Y el menú que escogiste suena delicioso. Pero va, voy a hacer una predicción también para no perderle el hilo al juego.
Se les había hecho agua la boca a ambos y de hecho ya eran capaces de saborear tan ricos manjares. A Roberto se le hizo muy difícil realmente hacer una predicción, ya que efectivamente el menú que su hermano había elegido sonaba por demás delicioso. Estuvieron en silencio por unos segundos, saboreando mentalmente los alimentos, hasta que a Roberto también se le ocurrió algo para predecir:
- Creo que también se me viene algo a la mente. Yo digo que la comida será una sopa de mariscos, como plato fuerte un asado de ternera acompañado con papas fritas enormes y de postre un "crème brûlée".
- ¡¡¡AAAAAAAAHHHHH!!! Hermano, ¿por qué dijiste papas fritas? Sabes que adoro las papas fritas. Yumi. No sé si pueda soportar el hambre hasta llegar a casa.
- Ja, ja, ja, ja, ja. Descuida bro, creo que podrás aguantarla. Y en última instancia, cuando paremos a cargar gasolina podemos comernos un par de dulces, de los que traes en tu mochila, así distraemos al estómago.
- (corrigiendo a su hermano) No es mochila, es DOKY MOCHILA. Y yo no tengo estómago, tengo pancita...
Roberto solamente se río con ese último comentario, puesto que ya conocía muy bien la personalidad infantil de su hermano. Entretanto, sacó el celular de su bolsillo para distraerse por un rato y no pensar tanto en la comida. Alrededor de veinte minutos estuvieron por la carretera, llegaron a la estación de gasolina y aprovecharon para comerse un dulce como lo planearon. No obstante, un simple caramelo no iba a satisfacer el hambre que tenían y mucho menos las ganas de probar algo tan delicioso como habían imaginado, por lo tanto tuvieron que aguantarse hasta llegar a casa.
El camino de regreso se les hizo eterno, añadiendo además el hecho de que se toparon con un embotellamiento de hora pico. En adición, Roberto se estaba muriendo de ganas de ir al baño, cosa que eventualmente comenzó a enloquecerlo y lo comentó con su hermano a manera de tratar de desahogarse.
- (muy incómodo) Bro... maldición, necesito ir al baño con urgencia.
- (algo distraído) ¿Qué? Ah si.
Andrés profirió una risita y le respondió con un tonito burlón:
- Yo no tengo ese problemita. Cuando quiero ir, uso mi pañal.
- (riendo nerviosamente) Diablos... a veces pienso seriamente en usarlos como tú.
- (riendo otra vez) Pues deberías, además te hacen ver lindo.
- (haciendo un gran esfuerzo para aguantarse) Je... verse lindo es lo de menos, especialmente cuando tu vejiga está a punto de estallar...
El embotellamiento de tráfico al que se habían metido era fatal, por lo que tardaron al menos cuarenta minutos en salir de él. En un inicio Andrés estaba relativamente relajado a diferencia de su hermano, pero hacia el final de tanta espera ambos estaban realmente exasperados.
- (muy impaciente) ¡Aaaahhhhh! ¿Por qué hay tanto tráfico? Si ni siquiera hay clases...
- (arrastrando las palabras) No sé bro, creo que hay una protesta a unas calles o algo así.
- ¿Pues sabes algo? Yo haré una protesta en contra de las protestas. Mi pancita está sufriendo.
Esto último hizo que Roberto se riera y se le pasara un poco la irritación, nada más que al hacerlo casi tiene un accidente, y no uno de tránsito. Pasaron un par de minutos más y ambos volvieron a ponerse nerviosos, cosa que se incrementó aún más cuando sonó el teléfono celular de Roberto.
- (muy ofuscado) ¡Maldición! ¿Quién habrá sido el genio que inventó la vibración para el celular?
Acto seguido él logró contestar, aunque tratando de guardar la compostura con una gran fuerza de voluntad.
- ¿Hola?......Ah si, bueno, el tráfico nos detuvo y...
- ¿Quién es hermano?
- (haciendo una pausa) Es mamá, quiere saber si ya vamos de regreso.
- Mándale un saludito.
- Claro... em... es más, háblale tú por el altavoz que yo estoy como loco.
- Está bien. ¡Hola mami!...
Andrés le explicó brevemente a su mamá que ambos se habían retrasado por un congestionamiento vehicular, y que en pocos minutos llegarían a comer. Al oírlo ella se quedó más tranquila y colgaron de inmediato. Luego Roberto trató de entretenerse con el celular, todo con tal de no perder la cabeza de lo desesperado que estaba.
Los hermanos se quedaron por un rato más atascados, pero como no hay mal que dure cien años, lograron salir del dichoso embotellamiento al fin. Andrés condujo entonces tan rápido como pudo y en unos minutos más se encontraban en la entrada de su casa. Abrieron prontamente el garaje con el control remoto y Roberto de un salto se bajó del automóvil, metiéndose posteriormente a la casa corriendo, no si antes decirle brevemente a su hermano:
- Bro... por esta vez ocúpate tú de guardar el coche, necesito ir pronto o voy a explotar.
Andrés simplemente asintió con la cabeza y terminó de estacionar el coche dejando todo en orden. A continuación, se puso la mochila y sacó todas las bolsas de la cajuela, notando por supuesto que eran demasiadas como para cargarlas él solo. Estuvo tratando de figurarse una forma de llevarse todo adentro de una sola vez, pues le daba pereza hacer dos viajes, pero afortunadamente su hermano regresó para ayudarlo. Ambos tomaron una cantidad igual de bolsas y ágilmente se metieron a la casa. En no más de un minuto llegaron al comedor atravesando la cocina, encontrándose así con sus padres quienes ya estaban comiendo.
- (jadeando un tanto) Hola mami, hola papi, lamentamos llegar tarde.
- (jadeando también) Sip, lo que dijo mi hermanito.
Sus padres los saludaron amablemente y pasaron por alto su tardanza, alegando que esas cosas podrían pasarle a cualquiera. Mientras tanto, los hermanos dejaron a un lado sus bolsas y al recuperar el aliento se vieron a los ojos y dijeron al unísono:
- ¡LA SOPA!
Ni bien lo hicieron se aproximaron a la mesa rápidamente, descubriendo para su decepción que el pronóstico de ambos estaba equivocado.
- (gimiendo un poco) Ooowww, no le atinamos hermano.
- Je, si, ni modo.
La actitud de ellos llamó la atención de su padre, el cual les preguntó curioso:
- (riéndose un poco) ¿Qué es eso de que no le atinaron?
A lo cual Roberto respondió tranquilamente:
- Estábamos un poco aburridos en el camino, así que tratamos de predecir lo que sería la comida de hoy.
Su padre simplemente se rió entre dientes y continuó comiendo, mas la madre de los muchachos se puso algo impaciente y les dijo:
- Bueno, bueno, vengan a comer ya.
Los hermanos obedecieron sentándose a la mesa, empero unos segundos más tarde ella les dijo en actitud un tanto severa:
- Un momento. Espero que tengan las manos limpias.
- ¡Ay no! ¡Se nos olvidó! ¿Vamos a lavárnoslas hermano?
- Te acompañaría hermanito, sólo que ya me las lavé cuando fui al baño.
- Aaaaahhhhh, ¡chispas! ¡no se vale!
- Vamos mi bebé, ve a lavártelas pronto, hice que pusieran en tu baño el jabón de glicerina que tanto te gusta.
Andrés obedeció de inmediato a su madre haciendo un pseudo-puchero y corrió hasta el baño para lavarse las manos. En eso, mientras iba de camino, vio formada en la alfombra de las escaleras una forma graciosa, la que le dio una idea muy divertida para jugar más tarde. Llegó corriendo a lavarse las manos y se imaginó que el baño estaba en una estación espacial, y es que como verán, Andrés tiene una imaginación hiperactiva y es una de las razones por las cuales es una persona muy feliz y alegre la mayoría del tiempo. Se lavó velozmente las manos y bajó de regreso al comedor como una flecha para almorzar al fin.
- (jadeando) Ya... me... las... lavé...
- Muy bien Andresito, ya, siéntate ahora sí a comer con nosotros.
- Sí mami.
Andrés se sentó por fin a la mesa y empezó a comer muy contento, aunque algo lo puso incómodo un par de minutos después cuando tuvo sed y quiso beber un poco de jugo.
- (gimiendo) Aaaaaaaaahhhhhhh... Mamá, ¿dónde está mi tacita?
- No lo sé mi niño. Quizás la han lavado.
- (cruzando los brazos) Sabes que no me gusta tomar de esos vasos feos...
- Si, si, lo sé mi amor. A ver, veamos qué pasó...
Este tipo de escenas eran bastante comunes a la hora de la comida (y durante todo el día), por lo tanto todos ya estaban más que acostumbrados. En esta ocasión, Roberto y su padre simplemente se reían por lo bajo, mientras la madre de los muchachos se desvivía por hallar la tacita favorita de Andrés.
- ¿Dónde la pusieron? Encuéntrenla pronto, que sino mi bebé no va a querer seguir comiendo.
Los empleados de la casa buscaron la tacita como locos, entretanto Andrés seguía con los brazos cruzados, el seño fruncido y la boca torcida. Hicieron toda una revolución, innecesaria de hecho, encontrando la tacita al cabo de unos minutos.
- (entregándole la tacita a su hijo) Aquí está mi bebé, ahora puede seguir comiendo.
- (aún un poco enfurruñado) ¿Dónde estaba?
- Ay, no estoy segura, creo que por las prisas no la pusieron en su lugar.
- Aaaahhh... está bien, pero que no pase otra vez porfa.
- Les diré a los empleados que tengan más cuidado. Ahora come mi hijito.
- Oki doki, gracias mami.
El muchacho era realmente muy celoso de su tacita favorita, la cual por cierto era de color púrpura con un diseño muy infantil. No tomaba las comidas sin ella y de hecho, esta no era la primera tacita favorita que tuvo, por eso es que además todos armaban tanto escándalo si no aparecía. Años atrás, cuando Andrés tenía como 9 años, la tacita especial que tenía en ese tiempo se había estropeado por un descuido de su propia madre, así que literalmene estuvo llorando por días y días, enloqueciendo a todo el mundo pues nadie tenía la menor idea de cómo tranquilizarlo; y no fue sino hasta que le propusieron comprarle una nueva y mejor que verdaderamente se calmó. Hoy en día la tacita que tiene le gusta mucho más que la vieja, por lo tanto todos en su casa saben por demás que no deben perderla de vista, aunque naturalmente algunas veces pasa inevitablemente, dando lugar a escenarios como el anterior.
La hora de la comida fue tranquila y amena, con los muchachos contándole a sus padres todo lo que habían visto y hecho en el Centro Comercial. Quien más habló fue Roberto, contándole a su padre sobre sus conquistas, y este último se sentía orgulloso de ello. Todo iba tranquilo y normal, y así se hubiera mantenido si no hubiera sido por algo que pasó después. Andrés derramó un poco de comida sobre su ropa mientras degustaba su estofado, y fijándose él mismo en lo que había hecho llamó la atención de los demás, especialmente de su madre quien le dijo inmediatamente:
- Ay mi hijito, mira nada más, te manchaste la polera.
- ¡Cielos! Y con lo que me gusta esta polera.
- Bueno, bueno, no te preocupes, eso tiene solución.
Su madre llevó a Andrés al baño y con gran agilidad lograron remover la mancha de comida, sin embargo el cuento no termina ahí. Momentos después regresaron a la mesa y Andrés se dispuso a continuar comiendo, pero su madre lo detuvo por unos instantes diciéndole:
- Espérame mi niño, no te pongas a comer hasta que yo vuelva.
Él la obedeció un tanto sorprendido y aguardó pacientemente a que ella regresara. La señora se tardó no más de tres minutos en volver y lo hizo sosteniendo algo tras de ella.
- (mostrándole el objeto a su hijo) Mira lo que te traje mi amor.
- (algo avergonzado) Mamá... no... no hace falta.
- (un poco severa) Ah no, nada de eso jovencito, que luego vas a manchar toda la ropa.
Andrés aceptó a regañadientes y su madre le puso un babero bastante grande, uno con un dinosaurio muy infantil y la leyenda "MEAL TIME!" impresa en letras jurásicas. Acto seguido ella continuó comiendo, le dio permiso a él para que continuara también y como siempre su padre y su hermano simplemente se reían por lo bajo. Andrés se puso rojo como un tomate y continuó comiendo, aunque claro está que en realidad adoraba usar el babero, nada más que no le gustaba mucho la idea de que todos lo vieran de ese modo. Este escenario no se repetía tan a menudo, es decir, el hecho de que él usara el babero durante la comida, pero en cada ocasión en que derramaba algo de la comida sobre sí mismo su madre se lo ponía sin lugar a queja alguna. De hecho, hubo una ocasión en que sucedió cuando viajaron a las Bahamas , en el restaurante del hotel donde se hospedaron. Andrés se había derramado un poco de jugo de frutas en los pantalones cortos, así que su madre le puso una servilleta común en el regazo y el babero de siempre sólo por si acaso, cosa que naturalmente llamó la atención de todas personas que estaban ahí, logrando que Andrés tomara el intenso color rojo de una fruta tropical.
Momentos después llegó la hora del postre, por lo tanto Andrés hizo un intento para quitarse el babero, a lo cual reaccionó su madre rápidamente:
- (severa nuevamente) Ah no, ¿qué crees que estás haciendo?
- (algo tímido) Yo... este... ya me lo iba a quitar, porque ya terminé de comer.
- Pero aún te falta postre y es un flan con caramelo. ¡Imagínate si derramas el caramelo en tu polera!
- Pero...
- ¡Nada de peros! Además, te ves tan lindo con tu baberito mi amor. Te comes el postre y luego te lo quitamos.
Nuevamente él tuvo que obedecerla a fuerzas y se comió el postre completo con el babero puesto, aunque la mera verdad, a él le encantaba no solamente usar el babero sino que su madre le obligara a usarlo; es más, le gustaba hacer esos berrinches ocasionalmente para provocar que ella lo tratara de ese modo, e incluso en ocasiones muy contadas había derramado la comida a propósito para llamar la atención de ella.
En cuestión de momentos más pasó la hora del almuerzo, quedando todos satisfechos y contentos. Entonces, Andrés le dijo velozmente a su hermano:
- Hey hermano, ¿quieres jugar conmigo a los dinosaurios? Se me ocurrió una gran idea hace rato.
- Cielos hermanito, me gustaría, pero es que van pasar un programa especial por la tele justo ahora.
- (algo decepcionado) Oooowww, de acuerdo, está bien.
Roberto simplemente le dio una palmada en la espalda y le dijo que no tendría problemas en jugar solo por esta vez, lo cual era muy cierto tomando en consideración la gran imaginación de su hermano; además, la negativa de jugar con él no se trataba de un pretexto, ya que por lo general solían jugar juntos muchas veces, nada más que ahora Roberto se había ilusionado mucho con ver aquel programa de televisión. Luego de eso, ambos se levantaron de la mesa disponiéndose a hacer sus respectivas actividades y Andrés se sintió un poco pesado después de la comida.
- (un poco incómodo) Aaaahhh, tenía tantas ganas de jugar... pero me dio sueño. Creo que tomaré una siesta.
- Eso te hará bien hermanito.
- Sipi, es cierto. Mami, ¿me preparas mi leche para la siesta?
- Ay mi bebé, ¿te la puedes preparar tú solo esta vez? Tengo mucho que hacer y traigo algo de prisa.
- (haciendo puchero) Aaaahhhh, es que... estoy algo cansadito, me da flojerita.
- (llevándose ambas manos al rostro) Ay mi cielo, no tienes remedio. Espera, ya sé. Hijo, ¿puedes prepararle su leche a tu hermanito?
- (algo impaciente) ¡Diablos ma! Mi programa está a punto de comenzar.
- Tú sabes hacerlo muy bien, además no te tomará demasiado tiempo.
- (mirando hacia arriba) Bueeeeeeeno, está bien.
Roberto accedió medio de mala gana a prepararle el biberón a su hermano, yéndose directo a la cocina para hacerlo. Él lo hizo más rápido que ligero, llegando con su hermano en cuestión de unos instantes.
- (exhalando un tanto agitado) Aaahhh, ya hermanito, aquí está tu leche.
- (mirando el biberón no muy satisfecho)..........
- ¿Y ahora qué hermano? ¿Acaso no lo hice bien?
- Pues... pues... no es eso....
- (impaciente) ¿Entonces?
- Es que ese bibe no me gusta mucho.
- (perdiendo la paciencia) Aaaay, vamos hermanito, es el que encontré en la cocina. El programa ya va a empezar, no quiero perderme nada.
- (sosteniendo el biberón) Está bien, no quiero que te lo pierdas por mi culpa, pero...
- (mirando seriamente a su hermano) ¿Pero?
- ¿Puedo ir contigo a tu habitación para tomar mi siesta?
La idea no le gustaba del todo a Roberto, no obstante, como era muy condescendiente con Andrés aceptó la premisa con una condición:
- De acuerdo, puedes venir conmigo solamente si me prometes que estarás en silencio.
- (simulando cerrar una cremallera en sus labios) Sipi, te lo prometo, voy a estar muy calladito.
- Entonces vamos...
Ambos se fueron pronto para la habitación de Roberto, y Andrés medio dormido como estaba logró coger su mochila para sacar a Charmi de allí. En cuestión de nada estuvieron escaleras arriba y se acomodaron lado a lado en la cama de Roberto, la cual era bastante amplia. Andrés se acostó abrazando a Charmi y se puso el biberón en la boca, mientras tanto su hermano encendía la televisión. Su programa ya había dado inicio, pero no hacía demasiado tiempo.
- (alegre) Ah, menos mal, no empezó hace mucho. ¿No te importa si pongo un poco alto el volumen hermanito?
Andrés simplemente dijo que no con la cabeza, aún teniendo su botella en la boca y haciendo honor a su promesa de estar en silencio. Después, los dos se pusieron muy confortables y, como se trataba de una tarde calurosa de verano, ambos quedaron bastante relajados. Pasó en eso como cuarto de hora, con Roberto viendo muy animado la televisión y su hermano relajándose cada vez más tomándose su leche. Poco después, llegó una tanda comercial y Roberto le dijo a Andrés:
- Hey bro, estaba pensando que más tarde podríamos...
Pero no pudo continuar, dándose cuenta de que su hermano se había quedado profundamente dormido, aún con la botella en la boca y la leche a medio terminar. Viéndolo así, al muchacho le dio mucha ternura y suspirando djio en voz alta para sí mismo:
- Ay hermanito, a veces me cuesta tanto trabajo creer que eres 6 años mayor que yo....
Luego, el hermano menor en edad pero mayor en la práctica, como el buen hermano que era se aseguró de que su hermanito estuviera cómodo. Primero le acomodó brevemente la almohada, en segundo lugar puso a Charmi más cerca de su pecho y finalmente se le ocurrió que quizás sería bueno quitarle el biberón de la boca, idea de la que desistió unos instantes después, cuando notó que Andrés se incomodaba bastante si se lo quitaba.
De esa manera Roberto terminó tranquilo de ver su programa en la televisión, habiéndolo hecho junto a un Andrés que se encontraba profundamente dormido, a pesar del ruido de la tele. Entonces, Roberto cambió el canal y se quedó enganchado a una película, una en la que salía uno de sus actores predilectos. Ambos hermanos estaban muy tranquilos y relajados, o al menos así fue hasta que su madre apareció en la habitación abruptamente:
- Hijo, hijo, ¡tengo noticias importantes!
- Wow, mamá, casi me matas de un susto.
- (despertando gruñón y frotándose un ojo con el puño) Mmm... ¿qué sucede?
- Ay, lo siento mucho, no tenía idea de que estabas aquí Andresito.
- (bajándole el volumen a la tele) Ay, ya mamá, dinos qué sucede. Pensé que habías salido.
- Estaba por hacerlo, pero me entretuve mucho organizando unos papeles, y en eso recibí una importante llamada teléfonica.
Roberto se encontraba totalmente atento y alerta a la conversación con su madre, mientras que Andrés aún estaba berrinchudo, despertando apenas de un sueño profundo. Sin embargo, ambos se pusieron por completo atentos a su madre cuando ella al fin les reveló lo que había ido a decirles.
- Ay hijo, ¿a qué no adivinas quién llamó?
- No lo sé, ¿quién?
- (un poco más tranquilo) ¿Quién llamó mami?
Entonces ella les respondió dejándolos atónitos a ambos, principalmente a Andrés, pues lo que habría de suceder a consecuencia de dicha llamada iba a afectarle bastante. Así, algo grande y muy peculiar estaba a punto de suceder de forma muy sorpresiva en las vidas de los dos hermanos, un conflicto muy singular, el cual descubriremos junto a ellos en el próximo capítulo.
Continuará...............................
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Foto del autor Mauricio Ferreira Corrales
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Descripción

Esta es la historia de dos buenos hermanos, muy peculiares y divertidos. Muy distintos entre ellos, sin embargo combinan perfecto. Divirtanse descubriendo sus hazaas y sus aventuras.

Palabras Clave: hermanos divertido relato historia dos humor peculiar extrao raro psicologa

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos


Creditos: Ilustracin y texto hechos por Mauricio Ferreira C

Derechos de Autor: Mauricio Ferreira Corrales

Enlace: http://andytalecorner.webcindario.com/


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