Camisa rasgada
Publicado en Aug 06, 2009
Amor, ven aquí
mira mi camisa rasgada, el barro en mi cuerpo, la filosa navaja ensangrentrada. Quizás el viento trajo a casa los gemidos voraces de los que me atacaron. Iba yo saliendo de la tienda. Tuve que defenderme, tuve que matarlos: Fue en defensa propia. Amor, créeme, no te espantes. Cayeron como aludes sobre mí en la trocha cargada de relámpagos. Tenían la misma levadura de Judas de quien tanto habla el párroco. Querían llenar con mi sangre sus alcuzas y luego venir tras de ti y tomarte. Más yo no los dejé surgieron de la nada como espectros. Sus cuerpos quedaron como aceite en el fondo de una lámpara quebrada. Dios estuvo conmigo en la refriega. En su agresividad corté impasivo sus gargantas. Ahora descansan como doncellas pegajosas y descoloridas al borde del acantilado. Ahí están sus cadáveres y sus rojas corbatas. Iban tras de nosotros amor mío, tuve que hacerlo no me reclames nada !
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