Prembulos al Suicidio
Publicado en Nov 19, 2012
Creo que tendríamos que conocernos de nuevo para volver a amarnos. He dejado de confiar en la voluntad del ser humano para cambiar y reparar los errores del pasado, por eso, ahora que decidimos recomenzar no pongo demasiadas expectativas, tampoco todo mi esfuerzo, ni mi amor. ¿Has visto los árboles en primavera? No todos florecen, y otros tantos lo hacen con pocas energías, yo sería de ese tipo, porque no me gustaría ver mis ramas cortadas por la cantidad de pétalos caídos y que molestan a los caminantes. Siento lástima por esos árboles, que son tan hermosos pero son rechazados y mutilados de la misma forma en que tú has mutilado mis manos. ¿Pudiste notarlo? Mi letra ya no es tan hermosa, y mis palabras son banales e incoherentes entre sí. Has herido mi corazón y como resultado, mis manos ya no pueden continuar con su ambición, ni tocarte, ni abrazarte y sentir tu espalda. Si no puedo sentirte ni escribir ni entenderte, ya no me queda más que borrar mis recuerdos y volver a escribir esta historia, pero antes de renacer, quisiera relatarte un suceso extraño. Hoy vi la luna.
Tú me conoces, soy de esas personas estúpidas que se entristecen con el ir y venir de las estaciones. Y mientras las espero, la luna va conduciendo mi camino, sin embargo, esta noche la he perdido de vista más que por simple distracción. Parecía ser el presagio de un futuro sin ti. ¿Cómo puedo transmitírtelo sin que suene simple? Caminaba a casa mientras el cielo intentaba iluminarse con sus cientos de estrellas y el viento algo sobrecogedor acariciaba mis mejillas. Como era mi costumbre, me quité los anteojos y observé la plenitud del cielo, encontrándome de inmediato con esa esfera de brillante color dorado que se confundía con la luz de los focos. Pensé en ti, miré el suelo, mis pies y mis manos, sonreí como un estúpido enamorado y volví a mirar la luna. Ya no estaba. Quizás se había fusionado con el cielo, convirtiéndose en una mancha azul casi violeta, o lo que yo vi simplemente no era la luna, pero como ser obstinado, quise seguir creyendo que era eso, y devané mis sesos pensando que ya no me pertenecías, y que la insostenible relación que manteníamos iba a llegar a su fin. Aún ahora, la luna que busco no está. Ni al día siguiente, ni a la semana, ni al mes siguiente pude encontrarla. Qué gracioso, pero nosotros llevamos un mes sin hablarnos. ¿Será que esa luna que tanto amabas decidió abandonarme también? Si es así, entonces tú dejaste de ver la luz del sol y los caminos de los ángeles. Aunque te amo, quiero herirte y pensar que tú sufres como yo estoy sufriendo al ver las ramas de mi vida siendo mutiladas, pero, ya no puedo hacer nada más que eliminar esos recuerdos plasmados en la luna dorada y en tu cuerpo ensangrentado. Es cierto que ya no podemos volver a ser los mismos de antes, tu cabello y tus uñas crecen, tu piel empalidece y tu rostro se vuelve horripilante con el pasar de los días. Dentro de poco, olvidaré todo, y entonces, tu cuerpo, su hedor y perfume desaparecerán de mi corazón. Volveré a crecer como un árbol marchito, y en mi interior, muy posiblemente, crecerás como una mala hierba que volverá a lastimarme. Es que, este es un ciclo en el que amamos y nos torturamos al hacerlo, por eso ya no quiero darte ni mi amor ni mi confianza, ni depositaré esfuerzo en esta relación. Se me van las palabras, no puedo explicártelo de una forma agradable, así que… Tendremos que vernos una vez más en el purgatorio y discutir sobre esto una vez más, pero te advierto, esta relación no será lo que fue hasta que perdamos nuestras más valiosas memorias.
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