Más allá del tiempo
Publicado en Nov 19, 2012
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Introducción __________________________ Toda novela es un testimonio cifrado; constituye una representación del mundo, pero de un mundo al que el novelista ha añadido alguna cosa: su resentimiento, su nostalgia, su crítica. Mario Vargas Llosa. Nobel Literatura 2010. Este es un libro formado por una colección de relatos, para fines de su lectura los hemos dividido en dos partes, la primera trata sobre doce diferentes personajes, todos ellos auténticos caballeros a lo largo de poco más de mil años, lo único que los relaciona entre sí es su linaje, en una relación directa padre—hijo, exclusivamente por línea masculina[1], encontraremos en ellos desde el asesino que es capaz de envenenar a su víctima para lograr sus fines y quien como Caín mata a su hermano, hasta el benévolo gobernante que sacrifica su bienestar personal y su vida incluso en pro de sus súbditos, es el producto de años de investigación genealógica, que inició en el año de 1988 y volvió a ser estimulada en el año de 2006. Todos los personajes centrales son reales y de acuerdo a nuestras fuentes son hijos y padres de quienes se señala en el texto, la mayoría de los capítulos contienen hechos históricos "duros", fechas, lugares y relación con personalidades que pueden ser verificadas, sin embargo gran parte del detalle de la trama y el desenlace, pertenecen exclusivamente a la imaginación del autor. Los orígenes de la historia son remotos y se han respetado las limitaciones geográficas, políticas y culturales de las diferentes épocas que se tocan, no se busca darle un tinte enciclopédico a la obra, solamente se intenta que se encuentre apegada a la realización de lo posible en el marco de nuestra realidad. El libro se puede leer al menos de tres maneras diferentes; puede leerse de corrido que es la forma en que lo escribió el autor, la idea es proporcionarle al lector un pequeño rompecabezas, mediante la interconexión de tiempos que se van ensamblando por sí mismos. Tenemos también un "modelo para armar" como el que ya nos había ofrecido Cortázar en Rayuela y puede leerse en orden cronológico empezando por el ancestro más remoto y avanzar de la ignota oscuridad de las tinieblas del pasado, hasta llegar al biografiado más reciente, como se indica en el apéndice, para el lector que guste tomar este opción deberá empezar en el Capítulo 41 (XLI) y continuar en el capítulo señalado al final de este en números arábigos y romanos y así sucesivamente. Por último puede leerse en cualquier orden, dado que aunque los relatos guardan cierto sentido de pertenencia a la cuarta dimensión, esta puede evadirse si los revisamos de manera transversal. Sobre las cien notas a pie de página, estas pueden leerse o no, tratan de precisar una escueta información biográfica o genealógica sobre personajes que son referidos en el texto principal, siempre con el sentido de lograr una ubicación cronológica, o ampliar la definición de un término poco utilizado actualmente. Para los eruditos y los legos, les comento que no hay un estilo descriptivo particular, cada capítulo tiene tan solo los siguientes seis elementos: I. Persona faciens (persona que hace). II. Res gesta (acción realizada). III. Tempus circa quod (tiempo en el que se realiza el hecho). IV. Locus in quo transfacta (lugar donde se ubica la acción). V. Modo in quo pacto (trama o manera como se realizó). VI. Causa propter quam (justificación o causa porque se hizo). No nos encontramos entonces ante una narrativa con abundantes implicaciones retórico—poéticas. La relación de estos textos, por ejemplo, con planteamientos filológicos no es gratuita. Aun cuando se trata de respetar el sentido de la comunicación oral de la época, se utiliza un acercamiento moderno, para hacerlo más accesible, hay citas en latín y en lengua romance, de las que espero no haber abusado, en todas ellas se encuentran traducciones. Aunque el tuteo no era utilizado este se plasma en el libro para ejemplificar el grado de cercanía y amistad entre los personajes, no se intenta que el libro sea un tratado de lingüística, ni podríamos utilizar todas las lenguas utilizadas por los personajes descritos, dado que entonces tendríamos que utilizar aparte del francés y el italiano, el piamontés, el galaicoportugués, el griego, el latín y la lengua romance. Estas consideraciones retro-lingüísticas se pueden subsanar sin ninguna violencia al cuerpo del proyecto aplicando la mencionada estructuración en seis partes. Esto conlleva a la búsqueda de la "ley universal" de todo texto y sin tratar de gritar ¡Eureka!, ¡Lo he encontrado! —Como Arquímedes—, ante lo que todo lector conoce como parte fundamental de la teoría del relato. Si de la "narración" pasamos a la "argumentación" nos encontramos con algunos puntos de interés que se convierten en lo que llamamos "lugares comunes", como son la continuidad de los relatos en los momentos claves familiares en la vida de los personajes, a saber, nacimientos, bodas, funerales, encuentros sexuales, viajes y el intrigante anillo de zafiro. Al respecto Alfonso García Matamoros[2], nos dice lo siguiente: "Itaque iuuandi sunt hac etiam parte indusüia nostra ii, in quorum gratiam haec conscríbimus, simulque exhoitandi, monendique videntur, tum locorum communium índices" Que mal traducido debe de decir: "Así pues, pueden servir de ayuda en esta parte a nuestro propósito una especie de índices de lugares comunes." Aun cuando la motivación inicial que dio origen a este escrito, fue de investigación genealógica, el resultado que se ofrece hoy al lector es única y exclusivamente con el fin de entretenerle y durante ese tiempo, ofrecerle pinceladas históricas, produciendo quizá el mismo resultado que logra un pintor al realizar un cuadro surrealista que trata de representar los sentimientos íntimos del autor. El título original era "Caballeros Olvidados", tenía relación con la gran cantidad de nuestros ancestros perdidos —más de 3,500 encontrados hasta el momento—, que fueron abriéndose paso a través de relatos, búsquedas enciclopédicas, consultas en internet y ayuda de amigos y conocidos del otro lado del Atlántico y de varias partes del orbe, que con su disposición me ayudaron en esta suerte de "Arqueología social", como dijera Kevin Doty Romero un buen amigo chileno, para ir desentrañando los sucesos de los tiempos remotos. Sin embargo mi asesor de mercadotecnia ha considerado conveniente utilizar el actual título. Especial mención y agradecimiento merece Enrique Alcalá Ortiz, el cronista de la Ciudad de Priego, quien con un solo correo electrónico me ayudó a unir seis generaciones. El texto "Memorias de un burro" de Carlos Vidales, biografía no autorizada de Don Antonio Caballero y Góngora también nos fue de mucha utilidad y del cual transcribimos algunos párrafos casi textualmente. En cuanto al estilo, que pueda encontrarse, la culpa es de unos hábitos omnívoros indiscriminados en materia de lectura, por lo que la influencia de diversos escritores deberá verse reflejada —así espero— en el texto. Los capítulos son cortos, algunos inclusive de tan solo una página, con la idea de que el lector tradicional no pierda de vista al personaje mencionado. Por último parafraseando a Oscar Wilde, recordemos que existen dos reglas para escribir: "tener algo que decir y decirlo". No considero esta humilde aportación como una manifestación artística, solo espero que sea considerada como un intento serio de comunicación escrita. Quiero contar anticipadamente con la simpatía del lector y solo deseo que disfrute del encuentro con el texto, tanto como yo lo hice al crearlo. ¿Pretender escribir un libro es una tarea imposible? Tal vez lo sea, recordemos una cita del anarquista ruso del siglo XIX, Mijaíl Bakunin: «Es buscando lo imposible, como el hombre ha logrado y reconocido lo posible y aquellos que se han limitado a lo que parecía posible, no han dado jamás un paso» Desde la Ciudad de los reyes. — Hoy Acapulco, Guerrero, México—. En una soleada mañana de Otoño del año de nuestro señor de 2009 y teniendo como fondo la Bahía de Santa Lucía. Enrique Caballero Peraza Enrique IX de Borgoña y Trastámara. Somnius Factum Fidelis[3]. [1] En la segunda edición se ha cambiado el nombre a algunos de los capítulos por lo que incluye también un personaje femenino. (Yolanda Peraza Guzmán) en sustitución de Enrique Caballero Aburto, aún cuando el texto se mantiene igual. [2] García Matamoros, humanista y retórico español del siglo XVI, autor de De tribus dicendi generibus y De adserenda Hispanorum eruditione, sive De viris Hispaniae doctis narratio apologetica. [3] Los sueños se hacen realidad, (lema del Principado de Nueva Granada).
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Joderick Morgan
Muchas gracias, gran maestro :)
Laura Camila
Espero que leas mis escritos, un saludo desde Colombia.