La Palabra
Publicado en Nov 19, 2012
Un escaparate el cual exhibe tesoros ilimitados, sin límites ni precios. Un paraje en donde soñar y poder elegir aquello más hermoso, aquello que más nos guste. Así es el lenguaje. Aprenderlo es gratuito, es gratificante, es un don. Hay tantas palabras como uno quiera, hilvanar sentido con ellas no tiene cifra que lo precie, no hay barreras, escoge las que quieras, no hay problemas. Accede a él de forma llana y apasionante, sin baches en el camino, con esfuerzo y dedicación, con astucia y perseverancia, que el don de la palabra haga acto en ti. No importa de dónde seas, no importa dónde vivas, no importa aquello que te denomine socialmente, es irrelevante cualquier estatus material, es endeble cualquier ley edificada por el hombre, es obsoleto cualquier impedimento ante el arte de la palabra, ante el lenguaje. Tú puedes entrar en él, puedes comtemplar su maravillosidad y puedes tomar aquello que más quieras, nada ni nadie te lo impedirá. Adquiere las palabras idoneas para llenar el vacío de tu alma y poder abarcar los sentimientos que en ella habitan para intentar darles salida, para intentar comprenderlos y llenarlos de significado. Todas las palabras están ahí, en ese maravilloso mostrario que por el hombre ha sido creado y como don ha sido entregado. No te amilanes ante tanta grandeza, pues la palabra no pide sacrificios ni alabanzas, ni una vida de ordenanza, ni bondad ni templanza, sinó ganas de saber y deseos de tener. Allí están, para ti dispuestas, para ti preparadas, no dejes que desfallezcan, no dejes que de ti escapen. Siempre que ello te sea posible, mantén viva la llama del vivo conocimiento, y hazte de ella dueño, para con ella hacer de tu vida, un continuo y preciado sueño. Divina palabra, bendita seas en tu gloria.
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