Existir
Publicado en Nov 20, 2012
Entre sin hacer un solo ruido, procurando no pisar las hojas derramadas por el suelo de baldosas grises. La luz que entraba por la ventana se desvanecía en el oscuro pasillo que dejaba tras de mi.
Observe tus gavetas, aquellas llenas de muñecas, junto a tu escritorio. Las repisas, el librero, todo lleno de ellas, todas una parte irremplazable de ti. Me seguían con sus ojos de vidrio, cuidándome de que no tocara nada. Su presencia, siempre bacía, sin expresiones en sus grandes ojos, sin nada dentro de ellas para guardar tu calor, sin un corazón palpable. Siempre te gustaron las muñecas ¿No es cierto?, hablabas a menudo de ellas, siempre escuche con atención lo que decías. Mi mano izo un ruido plano al tocar tu mejilla, parecías una de ellas, una muñeca de porcelana de tamaño natural. Tu cabello largo y castaño, usabas caireles, nunca te vi con el cabello de otra manera, los lasos que lo adornaban eran largos para alcanzar las afiladas puntas de tus cabellos, ese vestido que tanto te gustaba, color beige, lleno de listones y adornos. Sentada en una silla elegante, con hojas de tus pensamientos regadas por el suelo, rodeándote. Moví un mecho que se había deslizado asta tu nariz y lo coloque a un costado de tu rostro. De tu piel pálida y sin color, como una muñeca. Solo una cosa manchaba toda aquella ausencia de color. Tu sangre, regada por las muñecas de tus brazos, bañando con un suave carmesí las hojas, llevándose consigo las palabras enmarcadas en ellas. ¿Por qué? Te necesitaba y nunca lo viste, te necesitaba mas de lo que tu a ti misma. Cuando recibí la noticia de tu inminente y delicado final, la ultima hoja de tu historia ya se encontraba llena de palabras ¿No es así? Mis lágrimas manchan tu sangre, manchan las palabras, intenta llenar el vacío de las muñecas. No me di cuenta cuando comencé a gritar, mi garganta estaba seca y ardía, como si tragara asido. Mis gritos que no se ahogaban en aquel sitio. Te extrañara y tu nunca lo sabrás. Sigo preguntándome. Recordaras: ¿La primera ves que te mire a los ojos? Yo lo recuerdo como si fuera solo hace un instante. No se si podre recuperar la poca cordura que tenia, no se si dejara ese recuerdo de rondar por mis sueños que se han vuelto pesadillas. Te extraño, a pesar de que el tiempo a pasado, lo ago. Es inevitable no hacerlo, no después de todo lo que significaste para mi. Por que a pesar del tiempo, de mi sudor frio cuando despierto agitado por la mañana, cuando no puedo mas, cuando quiero deshacer y tomar un atajo. Tu recuerdo es lo que me mantiene aquí, lo que hace que pueda permanecer solo sin nadie más a mi lado. Y hoy, cuando el paso del tiempo a dejado que la muerte se hacer que mas a mi y tome las puntas de mis dedos. El recuerdo de lo último que escuche de tu voz, es lo que viene a mí. -Vive-
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Catriona Endriz
Elideth G. Cantu