EL PARADIGMA
 
Algo casual, algo real, algo que no sabemos cuándo acabará. Todo lo que vemos por lo general lo repetimos todos los días. Un día monótono y uniforme como una rutina de actividad diaria de trabajo o compromiso en casa.
No hablaré de cosas que no han vivido y mucho menos de algo que quisiera que creyeran. Sé que saben lo que les digo y no es nada más que lo que hacemos cada segundo de nuestra vida. Lo que pensamos, lo que hablamos y creemos. Lo que pasa y lo que podrá pasar ya que no entro en el pasado pues  es algo que no  podremos cambiar.
 
Comenzare por dirigirme al concepto de “rutina”. La rutina es una sucesión de hechos repetitivos. Podríamos definir de esta manera que todos tenemos una rutina. En cada acción que realizamos durante el día muchas veces es un hecho que sabemos que debemos hacer como saludar, hablar y pensar. Son cosas necesarias en el día, son indispensables y por lo tanto es parte de una rutina. No necesariamente son negativas como también positivas.
 
El saludar es un acto de cortesía, son modales de comportamiento y parte de la obligación que tenemos ante la sociedad de un buen comportamiento. Se considera también como educación el saludar, lo cual lo considero más bien como cultura general, generada desde el núcleo de la sociedad, la familia.
 
En la familia se tiene la costumbre de educar a los hijos según valores y principios que rigen nuestra sociedad. Cuando estos valores son erróneos, el núcleo familiar se daña y tiende a ser disfuncional. No puedo asegurar que sea necesariamente de esa manera pero hay indicios de que contribuye.
 
Cuando hablamos, tenemos una forma única de hacerlo tanto en modo como en la entonación. Cada cultura tiene su idioma característico, hay patronímicos y costumbrismos que nacen de acuerdo a las necesidades de expresión oral. Para ser precisa, no pretendo dar clase de lenguaje pero es importante tocar el tema subjetivamente. Al hablar, nos expresamos y decimos lo que pensamos y a veces hasta lo que no.
 
El acto de pensar es inevitable. Podemos controlar decir lo que pensamos pero no pensar, directamente. Somos seres pensantes y por lo tanto pensamos y razonamos. El pensar según mi criterio es “una abstracción de la idea misma” a esto me refiero a las ideas innatas antes del pensamiento.
 
Ahora con los conceptos y fundamentos anteriores de la rutina, familia, saludar, hablar y pensar; reuniré esas teorías para comenzar una nueva y es la de hacer o no hacer. A esto me refiero con los controversiales “Paradigmas”.
 
Un paradigma es un hacer o un no hacer. Es un concepto sencillo a comparación de sus manifestaciones y medios por los cuales surge.
 
Si bien mencionó Popper, el paradigma significa “falta de libertad”. La libertad es querer hacer algo con un fin determinado lo cual así mismo conlleva a causas y efectos. Muchos pensadores como Hume argumentan que el querer hacer o no hacer algo con libertad implica conocimiento y el mismo precede a la fundamentación. “No hay conocimiento sin fundamentación ni conocimiento fundamentado sin razón”.
 
Hasta lo que se me permitido escribir en toda mi vida, aún no he logrado obtener éxito en expresar lo que siempre he querido decir y por lo que me estoy dando cuenta, tampoco lo podré hacer en esta ocasión. Por lo tanto les hablaré de cosas y situaciones que muchos de ustedes podrían considerar estupideces. Si han llegado a leer hasta aquí es porque, por alguna razón, les ha llamado la atención el título o porque los han obligado a leer un libro corto y eligieron éste como primera opción.
 
Podría yo especular las mil y una razón por las cuales estuvieran leyendo este pequeño libro, pero me tardaría todo el tiempo que tengo limitado para escribir lo que ahorita leen. También podría estar escribiendo las mil maneras de morir del Canal Infinito de la televisión, pero porque no quiero ser de las personas que copian otras ideas, es porque ahora escribo de lo que jamás hubiera escrito. Estoy rompiendo con un no hacer de mi vida, y eso, es un paradigma.
 
Por esa razón, los que al empezar a leer un libro que consideran aburrido, se duermen descaradamente encima del libro en los primeros cinco minutos de haber empezado, deberían proponerse a no hacerlo. Tanto mentalmente como físicamente. Este hecho sería romper un paradigma de una actitud de todo “buen webon”.
 
Si al leer lo anterior, se propusieron terminar de leer este libro a conciencia, se darán cuenta que no está aburrido y que a lo mejor se pondrán a cuestionar de la misma pereza. Con este libro no pretendo enseñarles, lo que pretendo es hacer que se cuestionen y hagan más de algo para responder esos cuestionamientos.
 
Todos aprendemos más de algo leyendo más de algo y más de alguna vez. Todo es una cadena y solo depende de nosotros el hacer o no hacer de lo que hará que se rompa esa cadena y así poder hacer algo que nadie haría pero que es mucho mejor de lo que ahora es.
 
 
PARADIGMAS DE LA SOCIEDAD
 
Podríamos por empezar lo que es la sociedad, pero entraría en conflicto ya que la sociedad es un fenómeno tan complejo que ni siquiera mis profesores de sociología lo han podido establecer con exactitud. Solo podría decirles que la sociedad eres tú. Todos somos ese fenómeno social que le da sentido al propio Estado. Imaginen si la sociedad no existiera, el gobierno no podría engañar a nadie ni subsistir del trabajo no remunerado de los pobres obreros sociales.
 
Si lo vemos desde el punto de vista biológico dirigido al estudio de los animales, somos como hormigas amenazadas por saltamontes. Las hormigas son obreras que  trabajan con cierto orden pero cuando se les atraviesa algo en su camino, se desorientan y les cuesta agarrar el ritmo normal. Los saltamontes comen insectos más pequeños que en este caso serían hormigas. Los saltamontes vienen siendo los poderosos del Estado. Las  hormigas somos todos los demás.
 
Somos pocos los que vemos y hacemos más allá de lo que ya está establecido y eso es lo que nos hace ser la diferencia. Tal vez estén cansados o aburridos de oír la misma historia de hacer la diferencia, pero he allí el problema, estamos cansados de oír la misma frase que nunca tratamos de cumplir. La diferencia no es lo mismo que hacer lo contrario de lo que está bien o mal. Hacer la diferencia es tratar de hacer más que lo mejor de lo que es correcto.
 
Como humanos de naturaleza, somos demasiado conformistas que no somos capaces muchas veces de afrontar los problemas que se nos presentan con la valentía que debería de existir. Otras veces somos tan valientes de enfrentarlos que nos exaltamos tanto que terminamos por  enojarnos de cosas innecesarias. También algunas personas somos muy inconformes  pero el problema está en que no hacemos nada por quitarnos esa inconformidad, lo cual nos conduce al conformismo de nuevo. Todo esto podría ser todo un “rollo” tan complicado pero en sí es algo fácil de aprender pero lo difícil sería hacerlo.
 
Regresando al concepto de no hacer, podríamos poner como ejemplo cuando en el aula tenemos dudas pero no nos animamos a preguntar por miedo a que los demás nos miren “raro” o que piensen que no sabemos nada. Es muy común sentirse de esa manera, ya que todos pasamos por lo mismo. Lo ideal sería preguntar sin miedo haciendo en cuenta que nadie nos mira raro y mucho menos que alguien piense bajezas de nosotros. Lamentablemente el pánico nos gana, pero hay personas que si se animan y por eso, hicieron la diferencia. Así de sencillo es la representación del concepto, solo falta creer que lo es.