Abrí mi púpila, con esfuerzo, y la vi,era una muñeca,alguien, la dejó en la puerta.Vestía de color blanco,sus zapatitos blancos,su pelo dorado en cola de caballo,ojos de cristal caramelo,chapitas pintadas en sus mejillas,rojitas, encendidas de color.Sus labios, rojitos, naturales los veía, no parecía, muñeca.Sonrío, tenía blancos los dientes,parejitos, bien hechos,su risa era fresca, alegre,qué bien hecha la muñeca !
Cerré los ojos de cansancio,hasta el otro día,aquella muñeca, no estaba,se la llevaron, en la puerta no estaba,pensé indagar por ella, preguntar,donde la llevaron, estaba sorprendido,de su fina silueta, y lo bien que sonreía.

Desperté en mi lecho de enfermo,estaba mejor, abrí bien mis ojos,estiré mis manos, y los retraje,violentamente sobre mi cama,en la puerta estaba la muñeca,alguien la trajo, y la dejó,se movió, y caminaba, se dirigía a mí,me habló, tenía grabada una voz,era, una voz angelical, que buena grabación.
Mis sentidos no me engañaban,era una muñeca bien ensamblada,donde la habrán fabricado.Me tomó la mano, tenía piel,sentí un extraño calor, que agitó mi corazón.
Le pregunté su nombre, no contestó, sus mejillas, ardían de rojo, la miré a sus ojos, y no eran de cristal, tenían vida, brillaban con luz del alma.La muñeca era humana,el Señor la dejó,él fué, quien la dejó en la puerta.