Esto es para ti y para las noches de sexo que me mostraron tú falta de pudor, para tus labios juguetones y los besos que me diste impregnados de licor, para las lunas oscuras y los cantos con que fingimos amarnos sin temor, para tus pechos candentes y tus ojos llenos de ira y rencor, para tú saliva en mi miembro y tú hedor en el viento, para tú rizado cabello por el que siento fijación, para tú miedo oculto tras la cortina de irritación, para las cicatrices plasmadas durante años de cruel perdición, para tus ayeres insanos de farra y dolor, para tus caricias rudas sobre mi pecho entintado de fracaso y desamor, para tú banal juicio que acobarda mi sentido del humor, para tú capacidad infiel que me incita a beber y perderme en algún burdel, para tus palabras ingratas, vulgares, corrientes, lejanas, para tus gemidos que al penetrar la noche se volvieron alaridos, para tus lloriqueos fingidos, para tus manos que odiaban mis manos pero jamás los cigarros, para mis fracasos que gozabas cuando aún me quedaba plata, para las horas que dormimos vastos de sexo, para tus putadas que confiesas noche a noche a tú almohada, para las drogas que ansiosos consumimos y con alegría recibimos, para tú trasero en forma de corazón que desde el principio fue mi perdición, para el humo del tabaco, al igual que a tú maldito gato, para el dinero que me robaste con esa actitud tan arrogante, para tú odio por la vida que demostrabas en cada cogida, para tú voz que me insultaba y al oírla me alegraba, para tú forma de dormir despreocupada de vivir o morir, para los chicos en tú cama que devoras con toda calma, para los cientos de retratos obscenos que deambulan por la habitación ingenuos, para las botellas y condones que habitan tú suelo para los años de anhelo de muerte y consuelo, para las veces que juraste comportarte y no abandonarme, para tus brazos cruzados que indicaban que todo había acabado, para la casa que compramos cuando tú padre se había hartado, para tú ego consagrado, para el hijo que tendríamos sí no lo hubieras matado, para los libros de Poe que yacían totalmente olvidados y para tantas cosas que amamos, como el temor de separarnos temiendo no volver a encontrarnos y para mi que a pesar de lo pasado, no pretendo abandonarte para presumir que aún no haz ganado. Poeta emergente, compartiendo escritos burdos a los transeúntes.
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