En algún momento en el tiempo, un chico que buscaba respuestas llegó a un lugar desconocido en una zona remota, de pronto se encontró con una imagen que comenzó a hablarle,la imagen era borrosa, vaporosa como la niebla, sin embargo esto no le dio temor, la imagen era amigable, conforme el se movía, la imagen también lo hacía por extraño que parezca esto le causaba placer, poco a poco comenzó a pesar de su asombro empezó a conversar con ella, para su sorpresa, está le respondía; sus respuestas le molestaban demasiado a aquel chico, pero al paso de las horas aquellas palabras resonaban en su cabeza, lo hacían pensar y aunque la sensación no le era muy grata, seguía acudiendo al mismo lugar, para escuchar lo que la imagen, (es decir, lo que se había convertido en su oráculo) le decía, así paso mucho tiempo, el chico hablaba y el oráculo respondía, las palabras cada vez eran más intensas, más molestas, quizá porque tenían razón,la imagen le resultaba cada vez más desagradable, de pronto sucedió ..el chico al no poder soportarlo, tomó el primer objeto duro, pesado y afilado que encontró, lo lanzó con todas sus fuerzas, sin piedad contra aquel ente vaporoso, de pronto la imagen se quebró en millones de pedazos plateados y cristalinos, fue ahí cuando se dio cuenta que con quién hablaba, era consigo mismo, la imagen era tan solo su reflejo.
Fin.
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