Dijiste “te quiero”, yo suponía que era una mentira, pues nadie puede dañar lo que quiere… pero tu mirada inocua no decía nada… no logré descifrar el poder de tus palabras… solo me limitaba a creer que lo que decías era cierto, tenía la necesidad de sentirme importante para ti y callar era el mejor remedio.

Me derrumbaba en el más profundo de tus silencios, un silencio que me desesperaba, quería golpearte con mis palabras, pero no lograba esbozar sonido alguno, tenía tanto miedo de perderte, tanto miedo de mirar hacia adelante y no verte allí… guardé silencio, solo me conformaba con amarte… un amor que estaba muy lejano de ser mutuo.

La distancia fue llegando de a poco, me diste la espalda sin decir nada… solo escuchaba tus pasos alejarse… me abatía tu partida… era triste darme cuenta que todo lo que supe desde un principio era cierto, nunca me amaste… eso me destrozaba por dentro… sin saberlo me mataste con el menor resentimiento.

Ahora por tu parte es como si nada hubiera pasado… yo sigo pensando en el pasado, demostrando que el dolor no existe, que tu ausencia no provoca nada… que para ti fuera algo sin importancia…

En cambio yo… cuando logre escuchar el sonido de mis lágrimas al caer y ellas puedan crear una bella melodía la cual pueda ser escuchada por Dios… ese día será el que te deje de amar.
 
 
… Silhouette…