JULIO CORTZAR: DESPERTAR EN UNA ESENCIA FUERA DE ESTE MUNDO
Publicado en Nov 22, 2012
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JULIO CORTÁZAR: DESPERTAR EN UNA ESENCIA
 FUERA DE ESTE MUNDO
 
 
Vivimos una era en que la extremada fascinación por la tecnología convierte a las personas en entidades cada vez más vacías y solitarias. El así llamado “despertar científico” está produciendo una deplorable automatización del intelecto, que conlleva a serios problemas en las facultades afectivas/comunicativas de los simples mortales. Esta problemática se pone de manifiesto en la sociedad de consumo, a medida que el sistema imperante hace del individuo una criatura emocionalmente más dependiente e inmadura.
 
En palabras del filósofo y escritor español Carlos París, “la aguda conciencia de la capacidad inventiva es un hecho bien reciente en la historia humana. La vasta amplitud del pensar primitivo -de grandes culturas antiguas y del Medioevo mismo- duerme junto al polvorín dispuesto a estallar de nuestras inmensas posibilidades. Así, el invento es percibido como un hecho excepcional, que cruza como un cometa los tiempos de la Historia, hasta entrar en la época moderna”.
 
Efectivamente, esta fenomenología tiene sus raíces en la propia naturaleza humana, que tiene la facultad de elegir lo que es más favorable para su crecimiento espiritual. Para comprender más este planteamiento, a continuación un recuento de la vida y obra de Julio Cortázar, un escritor fuera de serie en todo el sentido de la palabra.
 
MAESTRO DE ESCUELA/ESCRITOR EXPERIMENTAL
 
Julio Cortázar nació en Ixelles, distrito de Bruselas (Bélgica), el 26 de agosto de 1914. Su padre, Julio José Cortázar, era argentino y funcionario de la embajada de Argentina en Bélgica, donde se desempeñaba como agregado comercial. Más adelante en su vida declararía: “Mi nacimiento fue un producto del turismo y la diplomacia”. En ese entonces, Bruselas estaba ocupada por el ejército alemán. Así, solía evocar: “Pasé mi infancia en una bruma de duendes, de elfos, con un sentido del espacio y del tiempo diferente al de los demás”. Cortázar fue un niño enfermizo que pasó mucho tiempo en cama, la lectura fue su gran compañera. Su madre, María Herminia Descotte, le seleccionaba lo que podía leer, convirtiéndose en la gran iniciadora de su camino como lector -y como escritor después. Declaró: “Mi madre dice que empecé a escribir a los ocho años, con una novela que guarda celosamente a pesar de mis desesperadas tentativas por quemarla”. Leía tanto que algún médico llegó a recomendarle leer menos durante cinco o seis meses y salir más a tomar un poco de sol.
 
Cortázar se formó como Maestro Normal en 1932 y como Profesor Normal en Letras en 1935, en la Escuela Normal de Profesores Mariano Acosta. En aquella época, comenzó a frecuentar los estadios a ver boxeo, donde concibió una especie de filosofía del box “eliminando el aspecto sangriento y cruel que provoca tanto rechazo y cólera”. Admiraba al hombre que iba siempre a la vanguardia, y que a pura fuerza y coraje conseguía salir victorioso en la contienda.
 
Un extraño día de 1932, caminando por el centro de Buenos Aires, el futuro escritor encontró un libro de Jean Cocteau, un total desconocido para él hasta aquel entonces, titulado Opio: Diario De Una Desintoxicación. Aquella lectura lo marcó para el resto de su vida: “Sentí que toda una etapa de vida literaria estaba irrevocablemente en el pasado... desde ese día leí y escribí de manera diferente, ya con otras ambiciones, con otras visiones”. En 1938 publicó, bajo el nom de plum de Julio Denis, el volumen de sonetos -“muy mallarmeanos”, dijo después él mismo- Presencia. En 1944 se trasladó a Cuyo, Mendoza, y en su universidad impartió cursos de Literatura Francesa.
Cortázar participó en manifestaciones de oposición al peronismo. En 1945, cuando Juan Domingo Perón gana las elecciones presidenciales, presenta su renuncia: “Preferí renunciar a mis cátedras antes de verme obligado a ‘sacarme el saco’, como les pasó a tantos colegas que optaron por seguir en sus puestos”. En 1948 obtiene el título de traductor público de inglés y francés, tras cursar en apenas nueve meses estudios que normalmente exigen un mínimo de tres años.
 
En 1949 aparece su poema dramático Los Reyes. Apenas dos años después, en 1951, publica Bestiario: ahí surge el Cortázar deslumbrante por su fantasía y su revelación de mundos nuevos que irán enriqueciéndose en su obra futura -los inolvidables tomos de relatos, los libros que desbordan toda categoría genérica (poemas-cuentos-ensayos a la vez).
 
Entre sus textos más representativos se encuentran Las Armas Secretas (1959), uno de cuyos relatos, “El Perseguidor”, se ha convertido en un referente obligado de su legado literario; las grandes novelas Los Premios (1960), Rayuela (1963), 62/Modelo Para Armar (1968), Todos Los Fuegos El Fuego (1966), Octaedro (1974) y Queremos Tanto A Glenda (1981). Entre el relato y el ensayo imaginativo de difícil clasificación, se encuentran Historias De Cronopios Y De Famas (1962), La Vuelta Al Día En Ochenta Mundos (1967), Último Round (1969) y Pameos Y Meopas (1971). Julio Cortázar falleció en 1984, pero su paso por este mundo seguirá suscitando el fervor de quienes conocieron su vida y su obra.
 
ROMPIENDO ESQUEMAS
 
Siguiendo la tradición inaugurada por Edgar Allan Poe, Cortázar ha escrito breves ensayos, como Algunos Aspectos Del Cuento, en el que establece las diferencias entre novela -que implica varios acontecimientos en sucesión- y cuento: un acontecimiento principal que sirve de núcleo alrededor del cual se articulan las acciones del personaje. Dicho acontecimiento se rodea de todos aquellos elementos significativos que -como la metáfora, el símbolo o las referencias a determinados objetos y situaciones- anuncian al mismo tiempo que -creando pistas inciertas o ambiguas (origen de la tensión del relato o intriga)- ocultan el desenlace.
 
Gran parte de la obra de Julio Cortázar constituye un retrato, en clave surrealista, del mundo exterior, al que considera como un laberinto fantasmagórico del que el ser humano intenta escapar. El antedicho poema en prosa Los Reyes está centrado en la leyenda del Minotauro de Creta. El tema del laberinto como metáfora reaparece en Los Premios, novela que gira en torno al crucero que gana un grupo de jugadores en un sorteo -y cómo se va convirtiendo, a lo largo del relato, en auténtica pesadilla.
 
Por otro lado, el Cortázar de los cuentos ha creado toda una escuela por sus propuestas sorprendentes: el aprovechamiento de los recursos del lenguaje coloquial y sus atmósferas fantásticas e inquietantes, que pueden emparentarse con las de los relatos de su compatriota Jorge Luis Borges. El ritmo del lenguaje recuerda constantemente la oralidad y, por lo tanto, el origen del cuento: leídos en voz alta, cobran otro significado. Lo asombroso de estos relatos es que el lector siempre queda atrapado, a pesar de la alteración de la sintaxis, de la disolución de la realidad, de lo insólito, del humor o del misterio; y reconstruye o interioriza la historia como algo verosímil.
Ejemplo de ello es el cuento “La Continuidad De Los Parques”, en el que un hombre está leyendo una novela que narra cómo una mujer y su amante conspiran para asesinar al marido, quien resulta ser el mismo hombre que lee la novela. Además de la permanente mezcla de realidad y ficción, aparece aquí la figura del lector que, a su vez, es personaje del libro que lee. La llamada mise-en-abime (narración que contiene a su vez otra narración) es uno de los recursos tradicionales que Cortázar enriquece con una perspectiva más contemporánea.
 
Rayuela es la obra que despertó la curiosidad por el autor en todo el mundo, ya que compromete al lector para que sea él mismo quien pueda elegir el orden en que leerá los capítulos -de manera sucesiva o siguiendo un esquema de saltos que el autor ofrece en el comienzo de la novela. No obstante, incluye -al menos hipotéticamente- otras alternancias posibles, rompiendo de este modo con toda pauta convencional de linealidad narrativa y sugiriendo que el lector haga una incursión personal en el texto. Al final de la novela, en oposición a la novela clásica o tradicional, quedan interrogantes sin resolver: nada se cierra, todo está abierto a múltiples mundos.
 
Cortázar propone lo que la investigación lingüística y literaria han llamado “desconstrucción del texto”. Al mismo tiempo, los discursos literarios, filosóficos, políticos y hasta eróticos que se insertan en la novela; corresponden en gran medida a cuestiones heredadas de la literatura del absurdo. El autor ha declarado que su intención era superar el falso dualismo entre razón e intuición, materia y espíritu, acción y contemplación; para alcanzar la visión de una realidad más mágica y más humana.
 
INDISCUTIBLEMENTE UN GENIO
 
Haciendo una semblanza de la personalidad de Julio Cortázar, el Premio Nobel colombiano, Gabriel García Márquez, afirmó: “...había logrado una comunicación tan entrañable con su auditorio que ya no le importaba a nadie lo que querían decir esas palabras, sino que la multitud sentada en la hierba parecía levitar en estado de gracia, por el hechizo de una voz que no parecía de este mundo”.
 
Viajero impenitente e intelectual abierto, Cortázar fue uno de los protagonistas del boom de la literatura latinoamericana. Estos escritores consiguieron, a través de sus encuentros literarios y conferencias en diversos foros -tanto de Estados Unidos como de Europa-, sus relaciones con editoriales y colaboraciones con la prensa europea; el reconocimiento internacional para una obra colectiva que, sin renunciar a sus raíces culturales, se universalizó tanto en temas como en estilos. Así, lo que empezó siendo el lanzamiento editorial de una nueva narrativa, se convirtió en una presencia renovadora constante de la literatura, debido a la calidad de sus obras.
 
Al igual que Franz Kafka y Albert Camus, Cortázar trata de representar el absurdo, el caos y el problema existencial; mediante una técnica nueva. El autor pretende echar abajo las formas usuales de la novela para crear una narración basada en una suerte de ars combinatoria infinita por la cual se generan múltiples lecturas capaces de articular la trama, la intriga, los personajes, el desdoblamiento autor-narrador (dualidad que, sin duda, remite una vez más a Cervantes como creador de la novela moderna) y hasta la reconstrucción de la cronología.
 
Como él mismo dijo: “Yo creo que desde muy pequeño mi desdicha y mi dicha, al mismo tiempo, fue el no aceptar las cosas como me eran dadas. A mí no me bastaba con que me dijeran que eso era una mesa, o que la palabra ‘madre’ era la palabra ‘madre’ y ahí se acaba todo. Al contrario, en el objeto mesa y en la palabra ‘madre’ empezaba para mí un itinerario misterioso que a veces llegaba a franquear, y en el que a veces me estrellaba. En suma, desde pequeño, mi relación con las palabras, con la escritura, no se diferencia de mi relación con el mundo en general. Yo parezco haber nacido para no aceptar las cosas tal como me son dadas”.
 
Cortázar es considerado uno de los autores más innovadores y originales de su tiempo, maestro del relato corto, la prosa poética y la narración breve en general. Comparable a Jorge Luis Borges, Antón Chejov o Edgar Allan Poe, es el creador de importantes novelas que inauguraron una nueva forma de hacer literatura en Latinoamérica, desintegrando los moldes clásicos mediante narraciones que escapan de la linealidad temporal -y donde los personajes adquieren una autonomía y una profundidad psicológica pocas veces vistas hasta ese entonces.
 
Para concluir, creemos que es sumamente necesario considerar que la toma de conciencia en la facultad de crear universos literarios es un fenómeno complejo que implica una intensa transformación del ritmo histórico y la fe en el Hombre. Más allá del pensamiento creativo, se debe desarrollar la personalidad y aumentar la fuerza de voluntad para tomar decisiones que conduzcan a una verdadera conquista espiritual: el espacio-tiempo de una realidad nueva y diferente...
 
Jorge Antonio Buckingham
 
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JULIO CORTZAR: DESPERTAR EN UNA ESENCIA FUERA DE ESTE MUNDO

Palabras Clave: despertar esencia mundo realidad

Categoría: Artculos

Subcategoría: Curiosidades



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