Escribo unas cuantas palabras para tener tu atención. ¿Un segundo?, ¿un minuto? No lo sé. Pero quiero decirte tantas cosas que no sé por dónde empezar.
Tal vez comencemos por el día en que nos conocimos o los días que hemos pasado acompañándonos el uno al otro... pero ¿para qué escribir sobre eso, si nos faltan cosas por vivir y eso no se puede plasmar en una hoja sino en cada una de nuestras vidas?
Estoy concentrado en esto y escucho caer algunas gotas de lluvia, la noche se vuelve inquieta y te recuerdo una vez más. Siento tu compañía y sé que piensas que estoy dormido pero esta noche no es así. Esta noche estoy velando. No puedo dormir a pesar de sentirme tranquilo, de sentir esa paz que la vida me da para poder conciliar el sueño y tener esa armonía que me acompaña en cada momento de soledad como en esta noche, una soledad no por falta de que alguien esté a mi lado, sino por la ausencia física de alguien.
Nadie es testigo de mi presencia, nadie ha notado que sigo con mis ojos abiertos a que el sueño se apodere de mí y me lleve a ese mundo donde puedo ser dueño de todo: del mundo, del universo, de tu atención... volver a ese mundo engañoso donde puedes ser todo lo que quieres. Quiero vivir de nuevo esa mentira que es la única que no muestra crueldad, sino una maravillosa fantasía que me regala una sonrisa al despertar y me hace desear volver a soñar.
La lluvia ha terminado. Sólo oigo el susurro del viento haciendo música con las copas de los árboles que hacen coro con algunas gotas que aún caen al suelo de las hojas que bailan inquietas.
¡Dulce noche encantadora que me permite contemplarla! Me asomo a la ventana y las nubes ocultan la luz de la luna y las estrellas y aún así, luce bella esta noche tan especial ¿Por qué especial? No lo sé, simplemente es especial para mí y espero que para ti también lo sea.
Abro la ventana y siento el frío viento tocar mi rostro mientras me abrazo para proteger mi pecho y sentir mi propio calor.
La calle está vacía y no hay luces encendidas, sin embargo la noche es clara iluminada por una luz extraña que viene del cielo a mejorar esta linda noche.
Sigo asomado observando aquellos árboles recién bañados y la alfombra de pasto en la cual deseo estar para conciliar el sueño y hacer mejor este momento. Otro suspiro del viento toca mi cuerpo y siento la ligera brisa en mi cara que agita mi cabello despeinado.
El silencio se ha hecho presente. Ni el viento, ni las gotas, ni los árboles, ni las hojas, nada hace ruido y una extraña soledad se siente en este lugar. El viento ya no juega con mi cabello y las gotas ya no caen mojando el suelo. Todo está quieto y sigo asomado en la ventana. Olvidé que es muy tarde y que no puedo dormir. Me quedé atrapado por esta noche y he perdido la noción del tiempo. ¿Hace cuánto estoy intentando dormir? No lo sé: una hora, tal vez dos. No importa si sigo soñando despierto recordándote y sintiéndote cerca de mí, ¿pensaste que lo había olvidado? Ojalá no haya sido así porque te recordé en el canto de las hojas, en el susurro del viento y en mi noche especial; en el silencio de la noche y en el calor de mi abrazo; en mi velada sin final.
Un bostezo aparece en mi cara y comienzo a sentir que el frío cala mi piel.
Cierro mi ventana y la cortina se ha quedado abierta para dejar que la noche entre y me haga compañía como mi única testigo de mi presencia, de los recuerdos de ti que traigo a mi mente y de los momentos que no te he escrito que son para mí solamente.
Ahora regreso a mi cama a dejarme vencer por el sueño, mis ojos se cierran lentamente tratando de vivir al máximo este momento pero antes de cerrarse por completo, ven por última vez esta linda noche hechizada, una risa dibujada y a ti asomada en la ventana.