Cátedra para mi.
Publicado en Nov 22, 2012
Ahora si, va:
Sonará a locura, pero siento que crezco. Es decir, siento que maduro, que tengo un millón de miedos, pero que abandono la paranoilla en ellos. Incluso siento nostalgia y tristeza porque cuando se va esclareciendo el propósito, el porqué, aquella razón de tu existencia (de la mía, hablo en tercera persona), no queda más que sonreír y continuar. He comprendido que venimos al mundo como almas vírgenes, somos un pedacito de conciencia cosmológica que tiene autonomía, ni nosotros ni nadie eligió a nuestros padres, nadie nos montó sobre una nube y con un soplo eligió que cayéramos en tal lugar, nadie escribió con pluma sobre el papel quiénes seriamos, ni lo que nos pasaría jamás. No se trata de justicia, ni de suerte, ni de magia, ni de una sentencia divina. Tan solo vinimos a la vida a intentar explotar todo sentimiento, a recrear aquello que se describe como felicidad, con el amor de los padres, con el abrazo de un hermano, con la voz de un amigo, con el calor de los labios de la existencia física de quien amas. Entendí que padecer, es necesario y no como masoquismo, es aquello que tristemente tenemos que confrontar para sentir valioso aquello que engrandece nuestro espíritu, y aunque nos engrandezca cosas que no podremos llevar más allá de la muerte, hacen de este camino jamás trazado: más interesante, más nuestro, ok, más mio. No había entendido al señor Lavat verdaderamente como hasta ahora, cuando en su mensaje nos pide mantener “el interés en nuestra carrera”, escuchar, sentir, callar. Ocasionalmente caminamos jorobados debido a circunstancias que inesperadamente se nos cruzan, y aunque llegarán a atarnos, es voluntad nuestra y deber moral alejar todo aquello que se convierte en un fastidio, pero no cometiendo la cobardía de abandonar nuestros sueños; incurriríamos en la culpa ajena si olvidamos poner firmeza sobre nuestras decisiones y ponemos en otras manos el futuro inexistente que nos pertenece. Alguien me enseño últimamente que estamos solos, y que el tiempo es solo un invento de la humanidad para dar orden a los acontecimientos, luego entonces no hay que tener miedo de si es muy tarde o muy temprano cuando queremos actuar, cuando queremos ver al horizonte: es solo cuestión de voluntad, decir que no tenemos tiempo es una viva imagen de falta de carácter y de pereza pura o de una angustia que tristemente no conduce a nada, ¡por Dios!, ¡no sabremos cuanto viviremos, entonces quién somos para hacer un juicio sobre el tiempo!. Será absurdo enunciar la soledad pero es justo dar gracias por la compañía, debo dar gracias por la compañía de aquellos pedacitos de conciencia que también vinieron a la vida en el ahora, no porque lo hayan hecho a propósito a decir verdad, tan solo porque nos ayudaron a conocer el camino aunque no fuera el mismo que el de ellos (padres, abuelos, amigos, maestros, mi pareja). Son personas que ayudan a definir lo que nos gusta, lo que no nos gusta, lo que queremos, lo que odiamos, lo que podemos soportar y lo que nos hace salir corriendo. En la vida vendrán personas que bien o mal dibujaran sobre nuestro lienzo, dejando cuadros bellísimos en el museo de nuestra memoria y personas que intentaran acabar con todo nuestra construcción con un incendio,el daño depende que de tan buenos extintores tengamos, ¿no es así? El rencor es innecesario, soy humana pero si algo nos estorba es muy inteligente abandonarlo, decir adiós con una sonrisa, no cayendo en la hipocresía, la sonrisa es tan solo dedicada al espacio que se llenará con algo nuevo y mejor. Entonces no hay que dedicarle energía emocional a algo que hizo lugar en nuestra historia ahora que ya no hay más tinta para ello. ...Créeme continuará
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DEMOCLES...(Mago de Oz)
Maryory Galvis Pedraza