Shadow y Rain - CAPITULO 1
Publicado en Nov 23, 2012
Shadow y Rain
By MGC. CAPITULO 1 ¿Porqué diablos había decidido seguir a Greg justo esta noche fría y lluviosa?. ¿Había habido algo raro en su semblante que la llevó a esta acción desesperada?... Pues si que lo había. De todas formas se encontraba siguiéndolo entre las sombras de oscuros callejones, entre charcos de agua brumosa y sucia, rodeada de escoria por dónde mirase. Sus Botas Nike ACG Ashiko (1) se aguantaban bastante bien las inclemencias de este jodido tiempo. Por un momento perdió la noción de cuanto hacía que lo estaba siguiendo. Quizá fuese mejor así, porque de haber visto con anticipación lo que le llevaba todo esto hubiese desistido y abandonado este maldito embrollo de inmediato. De todas maneras, mientras se agachaba detrás de un contenedor de basura protegida por las sombras del callejón, pudo ver a Greg doblar por Marshall, no sin que antes este girase sobre sus talones para comprobar que nadie lo seguía. Al girar en la esquina de Marshall, Rain creyó que lo había perdido. Sin embargo al observar por sobre el trafico al otro lado de la calle a unos cincuenta o sesenta metros, pudo ver el destello del impermeable de Greg entre un grupillo de personas. Y se lanzó a cruzar la calle a toda velocidad para no perder su puto rastro. Cinco minutos después Greg entraba en el 218 de esa misma calle. Un edificio viejo de cuatro pisos con frente de ladrillos amarronados y pequeñas ventanas sin balcón. Realmente una verdadera porquería de sitio. Sin embargo lo importante no era el edificio en si, sino lo que él hacía ahí, o mejor… a quién había ido a ver en el. Como Rain no sabía efectivamente a que departamento se había dirigido Greg, optó por esperar arrebujada en su campera negra en la esquina más próxima al edificio. Diez minutos después lo vio salir con una tremenda pelirroja cogida de la cintura, y que tenía la cabeza apoyada sobre su hombro. Ambos caminaban despacio, paseando, y se dirigían hacia la zona céntrica dónde se hallaba un nutrido grupo de restoranes. De la misma manera en que hacía un rato lo había seguido a él, ahora los seguía a ambos hasta un lugar llamado Valentino´s Dónde seguramente cenarían. Tomaron una mesa estratégicamente ubicada en el fondo, pero que todavía era visible desde la calle a través de uno de los cristales del lugar. Gracias a Dios, no se perdería detalle de lo que ocurriría allí… Entonces lo que vio le pareció sumamente surrealista. Greg descorriendo una silla para la pelirroja, que acababa de entregarle su abrigo al Maître D que se marchó. Ella tomando asiento y luego él. Ambos con las manos entrelazadas por encima de la mesa, y en franco acercamiento de sus cuerpos. Lo que siguió le rompió el corazón… Los labios suaves de Greg se unieron a los de la pelirroja en un interminable y doloroso momento para Rain. Su decepción fue instantánea. ¿Desde hacía cuanto ese idiota la estaba engañando? Su dolor dio paso a las lágrimas, pero se prometió así misma no armar una escena cuando esos dos salieran. Simplemente se dijo a si misma que todo había terminado. En silencio regresó a su departamento, caminando lentamente por las calles de Breedwood sin importarle ahora que arreciara el temporal tanto dentro como fuera de su cuerpo. Al otro lado de la ciudad, al mismo tiempo que Rain se ponía a cubierto de la lluvia en su departamento, una figura formidable totalmente cubierta de cuero negro cruzaba el parque Lincoln a la carrera. Se movía como un rayo con sus Mágnum Elite Force (2) chapoteando en el agua, yendo directamente tras su enemigo. Una figura tan imponente como la suya. Su cuerpo totalmente cubierto de armas, era en sí mismo una gracias a las técnicas marciales que conocía tan bien. Sus proporciones eran apropiadas a pesar de su tamaño. Simplemente se asemejaba al cuerpo de un Marine de 2 m listo para el combate. Su mirada de un azul glacial destilaba determinación mientras perseguía a su enemigo. Aunque en realidad lo que estaba haciendo era empujarlo hacia dónde él quería que fuera. Un sitio en medio del parque dónde había una construcción desvaída en la que podría darle fin sin ser visto por el común de la población que circulaba a esas horas. Y así lo hizo, acabó con el tipo en un tris. Aquel hijo de puta, que solo sabía infligir dolor y tortura a los de su especie, ahora sangraba como un cerdo en el matadero con la empuñadura de su daga asomando apenas de su pecho. Shadow estaba de pié frente al asesino de su hermana, la última de sus víctimas. Su rostro era una máscara cubierta de sangre y lodo. Jadeaba, y sus colmillos se habían retraído luego de la lucha, aunque poco faltó para que le desgarrara con ellos la garganta de un jodido mordisco, mientras peleaba cuerpo a cuerpo con el maldito bastardo. Simplemente, el guerrero del clan Valeryus, se ajustó a apuñalarlo en el corazón, tal y como el maldito había hecho con Vahl. Pero eso no fue todo, para asegurar su muerte extrajo de la funda en su espalda su katana. La hoja levemente combada de su espada bajó en un rápido golpe de su mano, separando la cabeza de su oponente. Los azulados ojos centellearon en la oscuridad pensando en el hecho de que la guerra entre clanes ya se estaba tornando sucia y peligrosa. Ya no existía respeto ninguno entre los clanes antiguos. Cada noche los mejores guerreros de la estirpe eran enviados a morir a nombre de sus señores. Vahl, su adorada hermana, había sido una de ellas, y desde esa noche Shadow cambió sus estrellas. Ahora era considerado un proscrito al haberse apartado de todos y cada uno de ellos, haciendo de si mismo un arma que impartía su propia justicia. El muchacho entre comillas, pues parecía de treinta cuando en realidad tenía ya 316 años, se había vuelto contra sus señores desde el instante en que descubriera las implicaciones secretas de sus planes. Secretamente los líderes se asociaban, mientras sus guerreros se mataban sin razón. Muchas muertes eran arregladas. Tal como había sucedido con la de su hermana. Los desgraciados habían vendido su posición y este hijo de puta que ahora estaba en el piso la había aniquilado sin piedad. Pero como guerrero Shadow sabía bien que no existía la piedad. Su corazón era un cubo frío y duro como la piedra. Volviendo al presente, Shadow echó un poco de bencina sobre el cuerpo y raspó la lumbre con la que prendió su cigarrillo y luego incineró al cadáver. Se giró sobre si mismo y volvió a desaparecer entre las sombras de las que había venido… Cuando Rain entró a su departamento, el frío calaba hasta sus huesos… algo que provenía de su misma alma destrozada y de la ropa mojada que aun llevaba. Dio dos pasos hacia el interior de su pequeño apartamento y cerró la puerta apoyándose contra ella. Inmediatamente los gritos provenientes del departamento contiguo iniciaron como cada noche. El jodido vecino solía golpear a su esposa y a su hijo. Rain simplemente no lo soportaba. Intentaba bloquearlo la mayoría de las veces, pero esta noche le resultaba imposible. Suspiró y se dirigió al baño sacándose la mojada ropa por el camino. Se sentía miserable y cansada, muy cansada. Por un instante le cruzó por la mente cortarse como tantas veces lo había hecho antes, pero había dejado eso de lado hacía bastante tiempo aunque el flujo de la sangre corriendo lenta la tranquilizara, y simplemente había decidido que no se desmoronaría por un idiota como Greg. Alcanzó el cuarto de baño con sus braguitas y su sujetador puestos, lo demás había quedado por el camino. Abrió el grifo de la ducha y atemperó el agua hasta que esta estaba a su gusto. Se quitó las únicas prendas que llevaba y se deslizó dentro. El agua cálida cubrió su endurecido cuerpo y fue relajándolo. El chorro caía sobre su cabeza barriendo con cada pena y frustración que tuviera dentro. Tomó el jabón y se restregó el cuerpo sin delicadeza, limpiando cada parte que el maldito de Greg había tocado alguna vez. Quería borrar de su cuerpo cada huella que el estúpido había dejado. Los calambres en el bajo vientre y esos dolores que iniciaban en sus huesos y se extendían por la totalidad de su cuerpo, iniciaron en ese momento. Los había sufrido paulatinamente a lo largo de los últimos meses, pero ahora se sucedían cotidianamente y cada vez eran peores. Lo último es que su boca dolía. Sus encías ardían y parecían querer partirse en dos sitios diferentes. Se acunó en sus brazos y terminó sentada sobre el suelo de la ducha meciéndose así misma e intentando hacer que pasaran, como tantas otras veces. Pues no fue así, no lo hicieron. Los dolores se incrementaron, hasta que un poso negro cubrió su mente y ya nada más la mantuvo aferrada a la realidad. (1) Modelo de Zapatillas Nike. (2) Modelo de Botas de Combate utilizadas por las Fuerzas Militares y Policiales.
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