Lo que he aprendido
Publicado en Nov 23, 2012
Lo que he aprendido es que siempre vamos a preferir un buen y reconfortante abrazo de alguien que amamos y no nos ama más, que una noche apasionada y luego un amanecer vacio al verlo alejarse sin promesas. Que también tuve la edad en que pensé que manejaba el mundo a mi antojo y que podía hacer cosas que creí que nunca se sabrían, para no lastimar, pero que se terminaron sabiendo y lastimaron, quizás a gente que yo quería. Que jugué con sentimientos y que también deje más de un corazón herido, corazones que quizás no lo merecían.
Aprendí lo que significa ser el amor de un hombre, y lo que es significar solo una noche de placer. Lo que significa que un hombre baje su rodilla y te pida disculpas, te pida que no te vayas, que no lo dejes…..y aun así distes la vuelta. Y aprendí cuando un hombre te da la espalda a ti y deseas que haga lo que hizo aquel que despreciaste. Aprendí lo que es aferrarse a una espalda, que no vuelve más la cara hacia ti. Aprendí que como decía mi madre, nunca estamos bien hasta que estamos mal. Queremos a quien quiere jugar con nuestros sentimientos, amamos con locura, pero despreciamos a todo aquel que con humildad se nos acerca y nos brinda su amor sencillo. Despreciamos la pasividad de las aguas tranquilas, por las luces y los ruidos del amor apasionado. Aprendí que he amado entrañablemente a alguien que ha muerto o que simplemente se ha ido lejos y que he pensado que nunca más amaría de la misma manera y quizás hasta lo he jurado, pero que no fue así, ni lo que creí fue cierto, ni cumplí las promesas hechas. Las heridas sanaron, cicatrizaron y el corazón estuvo abierto a otra oportunidad de ser feliz y lo fui. Aprendí que podemos olvidar promesas. Aprendí que huimos cuando estamos como fieras adoloridas, que no queremos que nadie sepa que como al mejor mono, también se nos cayó el zapote, y nos avergüenza dar la cara a la gente aquella que nos vio en otro momento, con la cara llena de sonrisas e ilusiones y brindis en los momentos que se fueron como quimera. Aprendi que nunca los errores o las experiencias seran suficientes, siempre queremos conocer mas y en ese afan cometemeos mas errores. Que la voluntad de vivir puede sacar tus pies de la tumba y te hace aferrarte mas a la vida. Y que lo que mas nos prohiben hacer, es lo que mas queremos hacer siempre, siguiendo el legado de Eva, pues a alguien siempre le queremos hechar la culpa de nuestras debilidades. Aprendi que no es necesario esperar tener dinero o el mejor trabajo o a la persona indicada para ser feliz o sentirnos bien. Solo es levantarnos, ordenar, limpiar arreglar todo a como lo queremos ver, lo podemos hacer con los enseres que tenemos a mano, sin esperar tener el dinero para comprar la pintura o para comprar los muebles mas bellos, todo esta en querer hacer el cambio y sacudir el polvo de nuestras perezas. Nuestra casa sera sencilla y simple, pero es nuestra, hay muchos por ahi rentando aun, con mucha mas edad que tu. Es un tesoro tener un techo donde recogerte de la lluvia, protegerte del sol y del frio que puedes tener en la armonia que desees o la desarmonia en que se encuentre tu estado de animo. Aprendí lo vulnerable que somos con el cuerpo, con los deseos……que aunque la cabeza este clara que no vas a ningún lado, siempre quieres estar la última vez con aquella persona y te dejas llevar por la pasión. Que estando vulnerable puedes dejar entrar a alguien en tu vida para tratar de olvidar….pero luego cuando te arrepientes ya es demasiado tarde, las agujas del reloj no son para marchar hacia atrás. Y en el afán de escapar, cometiste un error más. Aprendí que somos muy cobardes con las verdades, que queremos escapar, tapar, ignorar, en lugar de aceptar, llorar, y con valentía levantar la cara y seguir. Que preferimos como el avestruz meter nuestras cabezas en un hoyo, que queremos que nos quieran aunque sea por compasión, pero que nos quieran, en lugar de sacudir, cambiar, comenzar trotando y terminar corriendo aunque sintamos que en nuestros rostros se van secando las lagrimas del dolor, pero que es mil veces mejor correr que quedarse ahí…en donde nos humillan, nos hieren, no nos quieren…a pesar que nos jugamos todo por estar ahí. Aprendi que si alguien te pide tiempo para reencontrase, es tiempo justo para desaparecer, tan simple como eso, si dejas pasar mas tiempo y sigues ahi, tu presencia puede llegar a ser causa del odio y te van a lastimar mas. Aprendí que cuando creemos que no es justo lo que nos pasa, queremos que la otra parte piense igual que nosotros, pero no es así, que solo hay que dar un vistazo al pasado y nos daremos cuenta que en algún momento quizás dejamos a alguien igual. Y que aunque queramos no podemos hacer que los otros piensen o actúen como nosotros queremos. Aprendí que he aprendido mucho durante estos último año, que todas las lecciones se me vinieron en una sola clase, que la mejor maestría que he sacado en mi vida, es cuando tome un hilo y una aguja y un reloj……le puse parches a mi corazón y el tiempo se encargo de sanar todo lo que me toco. No hay manera de olvidar, de borrar, de eliminar….no tenemos una tecla que diga DELETE en algún lado de nuestro cuerpo para salir airosos de cualquier descalabre, del tipo que este fuere….el tiempo, el tiempo es el único mejor amigo de los corazones rotos. Aprendi que tanto amores, como amigos, hijos, familia te pueden decepcionar, igual que tu lo puedes decepcionar a ellos. Que nunca esta dicha la ultima palabra con respecto a las personas, somos tan volubles, tan cambiantes, tan apropiados a los momentos que nos convienen, no somos perennes, ni permanentes en nuestras palabras. Aprendi que la luna, los astros, la regla, las hormonas, las mareas tendran la culpa de todo eso, menos nosotros, porque aprendi que sabemos a quien hecharle siempre la culpa para librarnos nosotros. Aprendí que la tecnología me ha hecho buena amiga de gente que no conozco personalmente porque viven en otros países, pero que sus palabras me han enseñado a crecer mucho y me han levantado del fango cuando he estado caída, cuando las he necesitado, cuando he estado llorando, cuando una palabra en ese momento podía hacer la diferencia en mi vida. Así como aprendí que he tenido “amigos” más cerca que no se acercaron (y valga la redundancia) a decirme o regalarme una palabra de aliento, un simple abrazo que no cuesta un peso. Aprendí que cuando te quieres quejar de tu vida, de tus tristezas, de tus desgracias, pasas a la lista negra de los celulares, las puertas se cierran, los correos no tienen respuestas, te bloquean. Aprendí que no es culpa de alguien todo esto, sino que en algún momento yo también se lo debo haber hecho a alguien, pero deseamos tener mala memoria. Aprendí que hay muchas personas dispuestas a compartir contigo momentos de alegrías y desvelos y borracheras y celebraciones, pero cuando te toca una enfermedad o una desgracia en tu vida, serán muy pocos los que te rodeen y quieran ayudarte. He aprendido que a veces quieres entrañablemente a un amigo, pero que extrañamente nunca te llama, y aquel en quien menos piensas, se toma el tiempo de llamarte y saludarte, y que nunca se olvida de llamarte en fechas especiales o no especiales. Lo que he aprendido es que no podemos decir que conocemos a alguien, nunca conocemos realmente a alguien, ni que estemos con esa persona un mes o muchos años, siempre tenemos una historia que callar, una historia que esconder. Aprendí que he esperado por varios años un milagro y el milagro se dio, pero lo que yo quería….decidió tomar otro rumbo y no precisamente en el que me encuentro yo. Y he amado, y he esperado y simplemente tomo otra dirección. Aprendí que el hecho que aunque esperes, seas fiel, sirvas y veneres…..no significara nunca que seas retribuido de la misma manera. Así de desiguales son las cosas en la vida y eso es lo que he aprendido. Aprendí que estar sola no es tan malo. Que la soledad con uno mismo sirve, para repensar, para reencontrar, para hacer una reingeniería de una misma e inventarse para poderse levantar de una enfermedad, de un dolor, de una tristeza, de una perdida. Aprendí que la soledad te da tiempo de arreglar tus uñas en lugar de arreglárselas a otra persona, de atender tus cosas, en lugar de estar pendiente de las de otra persona y en lugar de cansarte por servir a otro, te arreglas para estar linda para ti, de abrazar a tu hijo o hija, de ver una película con ellos, sin que haya una cerveza en el medio, más que palomitas y gaseosas. Aprendí que la soledad no es el fin de uno, es el renacimiento de un ser, que cuando está lleno de ruidos, no se conoce a sí mismo. Que en el afán de llenar las expectativas de otra persona nos desvirtuamos en el camino y ya no somos nosotros mismos. Que me he cansado queriendo llevar la rutina de alguien que no soy yo, con tal de estar siempre a su lado, en lugar de estar con alguien que se quiera detener para ir a mi ritmo. Aprendí que aunque he viajado mucho y he dormido en muchas camas de hoteles lindos con vista al mar y he hecho compras todo el día en tiendas inmensas, nunca fue igual porque mis hijos no podían estar conmigo disfrutando de eso también, y que al final de la noche la soledad en aquel lujo no sirve de nada. Aprendí que regresar a casa y dormir sobre mi almohada con el abrazo de mis hijos alrededor no tiene ni comparación. Aprendí que de las diez veces que he podido estar en Magic Kingdom ninguna tiene el valor de haberlo podido hacer con ellos…pero que aun es una promesa que llena. Aprendí que lo que vamos sembrando a lo largo de la vida, son solo y tan solo las cosechas que vamos recoger en algún momento. Si sembramos lágrimas en alguien, alguien nos quitara nuestras lágrimas. Si sembramos dolor en alguien, alguien nos regalara el dolor. Si sembramos alegrías, alguien nos regalara alegría, si sembramos ayuda al prójimo cuando lo necesita, alguien te ayudara a ti cuando más lo necesites también y si sembramos traición a sentimientos, alguien se burlara de nuestros sentimientos también. He aprendido que hay algo en el universo que lleva cuenta de las cosas que hacemos, tanto de las buenas, tanto de las malas y todo lo que quedamos debiendo en el momento adecuado se nos cobra. No queda nada pendiente cuando nos tenemos que retirar de este mundo. Aprendí tanto y tanto me ha dolido aprenderlo. Marta Luz Meza 06/01/12
Página 1 / 1
|
Jos Martn Valencia