Cinco libros para sentirse miserable y encantado
Publicado en Nov 23, 2012
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Hay libros que te curan el pellejo maltrecho de las emociones luego se vuelven como la biblia y andas con ellos a todos lados creyendo que siempre te darán la respuesta que necesitas escuchar, pero no es de esos de los que pretendo hablar ahora, quiero hacer una apología de las lecturas que en lo personal me han dado tanto gozo como tormento. Pero qué sería la vida si el placer no llevara consigo su pequeño aguijón de dolor.
No escribiré más, antología de los literatos suicidas de Héctor Gamboa
Una verdadera joyita casi imposible de conseguir; este libro fue un regalo de mi madre que lo compró en una tienda de viejo en las calles del centro de la Ciudad de México. Su contenido es sorprendente pues te conduce sin advertencias a echar un vistazo en la vida de aquellos escritores cuyas plumas decidieron abandonar la tinta anticipadamente, por ejemplo Yukio Mishima, quien primero transformó su cuerpo enclenque en uno atlético y hermoso y luego, haciendo honor a su origen nipón decidió inmolarse con todo el rigor del seppuku (harakiri) para finalmente completar el ritual haciéndose decapitar por uno de sus amigos.  Si esta historia no es sorprendente, espera llegar a la de Jorge Cuesta, escritor mexicano además químico, transformó esta dualidad en una impresionante fusión bien descrita en su poema “Canto a un Dios mineral” una de sus obras más conocidas. De madre francesa, Jorge Cuesta Porte-Petit cometió varios atentados contra su cuerpo el peor de ellos emascularse, finalmente se ahorcó con las sábanas atadas a los barrotes de su cama de hospital incluso existe el rumor que antes del suicidio intentó sacarse los ojos. Su caso clínico mereció ser expuesto en un coloquio de psiquiatría en Suecia, en el año de 1972, las hipótesis de incesto, homosexualidad y una extraña sincronización de sus episodios emocionales con los ciclos de la luna lo rondaron creando el mito.
Apenas estamos en el umbral y estoy segura que más de dos lectores quisieran tenerlo en sus manos, de conseguirlo acudirán también a las historias de Gerad de Nerval quien puso fin a su vida ahorcándose en una madrugada lúgubre y solitaria de dieciocho grados bajo cero.  Cesare Pavesse con sus poemas sucios que tanto se empeñó en publicar y que en la actualidad no suenan tan duros como seguramente pasó allá en la década de los 30 y por eso fueron censurados.
“Quien mira a una mujer con ojo marrano             
es como si ya se la hubiera chupado…”
 
También se hacen presentes Jaime Torres Bodet, Ernest Hemingway, Akutagawa Rionosuke, la temible Virginia Wolf, Calvert Cassey, Steven Zweig y Heinrich Von Kleist, quien escribiría como doloroso colofón:
“He hecho todo lo que consienten las fuerzas humanas, he buscado lo imposible como una tentación, todo lo he colocado en la jugada, la suerte está echada, he perdido.”
Mientras cursé la escuela de escritores de México (Sogem) este libro se hizo mi fetiche y cuando comencé un tratamiento con antidepresivos mi madre me lo confiscó hasta que se desvaneció el episodio romántico de ser una literata suicida y aspiré únicamente a escribir sin aciagas pretensiones, sólo entonces volvió a mis manos flamantemente empastado.
 
Tiempo destrozado de Amparo Dávila
Cuando llegó a mis manos esta recopilación de cuentos de Amparo Dávila apenas observé su foto con esa mirada serena puesta en unos bellos ojos, me imaginé: seguro se trata de cuentos bonitos y románticos para señoras de las lomas. No tardó en ser derribado el mezquino prejuicio, casi de inmediato me topé con una fantástica narradora, una mujer hecha y derecha que aborda desde todas las esquinas el universo femenino, pero no sólo se queda ahí trasciende la cuestión del género hasta llegar incisivamente al alma humana, no es condescendiente ni piadosa con sus personajes, además de su bella apariencia hace gala de una inteligencia aguda de muy alto nivel.
El impacto de sus textos fue tal para mí que casi quince años después de haber leído “Fragmento de un diario” todavía recuerdo el surco frío que impregnó mi espalda, el relato en boca de su protagonista es la apología total del dolor y sobre todo su disfrute, el inesperado encuentro con el amor lo lleva a límites ociosos donde será capaz de lo que sea para preservar intacta su vocación de sufrimiento, nada impedirá su propósito…finalmente obtiene la feliz culminación de sus deseos ante el asombro de quien lee.
“El último verano” es otra muestra del oficio narrativo de Amparo Dávila, en él se disuelve el estereotipo  telenovelero de la maternidad azucarada mostrando un ángulo donde ésta resulta penosa e incómoda al punto de volverse un sombrío dilema. El grado de desesperación de la protagonista se convierte en una obsesión que el lector comparte y el final es digno de la dimensión desconocida con todo y música de fondo.
 
Delirio de Laura Restrepo
Delirio me atrajo desde la portada, incluso desde el nombre, al margen de la definición académica la palabra delirio para mí es lumbre en la panza y fiebre en los huesos en efecto el libro es todo eso y más. Agustina existe como el ombligo de una historia que se cuenta en los labios de un narrador omnisciente pero también en los de sus protagonistas sumergidos en la trama que ciñe una historia familiar (con muchos esqueletos guardados bajo el lecho) con la realidad ineluctable de una Colombia flagelada por el crimen.
El nivel de introspección que logra Restrepo sobre su personaje central exhibe su espíritu atormentado y al tiempo festivo en sus placeres culposos en momentos no se sabe si es candor puro o mala leche disfrazada de ingenuidad, lo cierto es que conforme avanza la historia crece también el ansia de saber qué carajos está pasando con esta Agustina que perdió la memoria y no se acuerda de nada. A la mejor porque a veces los recuerdos son peor que una purga o duelen, verdad que si, como un madrazo en el dedo chiquito del pie, es que todos alguna vez en la vida nos extraviamos en nuestro propio delirio para que el ramalazo de las memorias no pegue tan duro cuando se haga presente.
 
Delirio ganó el premio Alfaguara de novela en 2004, teniendo como principal atributo “ser una obra completa en la que caben la tragedia y el humor, las pasiones más bajas y los sentimientos más altruistas, la crueldad y la solidaridad. Un caleidoscopio de la sociedad moderna, centrado en la realidad compleja y exasperada de Colombia”, según palabras del propio jurado que presidió el certamen ese año.  
                                                                                                               
La corruptora de Guy Des Cars
Quizá el título nos suene como la historia de una mujer de la vida galante, nada más lejos de la realidad, La corruptora es un libro lleno de angustia y desesperanza un binomio que aparece desde las primeras páginas, leerlo da frío, detona una sensación de desventura constante, su escenario ubicado al este de París no es glamoroso más bien se proyecta en la mente en tonos grises y en otros momentos virados a cian como para hacer más tétrica la ya de por si lúgubre historia.
Marcelle Davois es una enfermera de edad madura que llega a trabajar al lado del doctor Denys Fortier joven de provincia que retorna a su pueblo natal tras concluir estudios como teniente médico en un campamento alemán destinado a oficiales prisioneros. Al principio la relación entre ambos está impregnada de una desconfianza mutua, pero uno y otro tienen razones importantes para permanecer juntos; él afianzar su carrera como galeno siguiendo la tradición familiar a través de la clientela heredada por su padre y ella escapar del Instituto de Cáncer en Villejuif donde durante diez años ha estado consagrada a la investigación y cuidado de enfermos.
El trato médico-enfermera es puro rigor y solemnidad, pero después ciertos eventos detonan en Marcelle una perturbada fijación por el joven descubriendo el verdadero potencial de sus pasiones, la descripción que inicialmente hace Denys de ella: “una mujer puede no ser bella, pero tener encanto o, al menos, un poco de femineidad. Marcelle Davois no tenía ni belleza, ni encanto, ni femineidad. En ella sólo se percibía la necesidad de ser la enfermera modelo”, ya no calza con esta versión que ha descubierto un siniestro atajo para compensar sus carencias.
A la par del deseo de Marcelle crece en ella un odio azuzado por la enfermedad que la aqueja y que descubre tardíamente y el rencor hacia otras mujeres sobre todo hacía Cristine la hermosa y clandestina novia del médico; envidia de sus formas voluptuosas, de su encanto y su belleza. La historia se oscurece a medida que queda al descubierto el alma hondamente lacerada con motivaciones siniestras que hará lo necesario para cumplir su deseo insatisfecho y de paso se vengará por lo que la vida le “ha negado”.
                                                                                                  
El Psicoanalista de John Katzenbach
Este es el tipo de novela que te hace sentir que siempre es de noche, tiene pocos momentos de reposo pero en compensación conjuga todos los ingredientes para mantener tenso el músculo de la imaginación. De principio a fin el tono es intenso y mantiene fresca la expectativa hasta que llega el desenlace. Es una mezcla extraña pero si puedes leerlo mientras escuchas el soundtrack del Señor de los Anillos encontrarás un estímulo sensorial agregado.
Esta novela también es de doctores y también recorre las estaciones tortuosas de una mente alterada, no obstante la premisa no acaba ahí; Frederick Starks es un médico psiquiatra que de repente ve trastocada su rutina por la aparición de un desconocido que le lanza un reto del que no sólo depende su estabilidad sino su propia vida y la de sus cercanos. El juego macabro al que es sometido está plagado de los temas que hacen muy bueno a un thriller; el personaje principal se ve envuelto en una especie de conspiración que le arrebata su prestigio, sus cuentas bancarias, sus relaciones y familia como parte de una refinada venganza por una “deuda moral” contraída muchos años antes.
Aun cuando el lector descubre en el trayecto quien puede estar detrás de esta maquinación la historia no se debilita, por el contrario el interés por saber cómo el doctor Starks saldrá bien librado de semejante complicación se incrementa con cada página.
Recuerdo haberlo leído en medio de una crisis personal de tono amoroso, de esas que (insisto) duelen como un madrazo en el dedo chiquito. Mi agobio por penas de amor era tanto que con tal de evadirme de pronto me vi sumergida en la trama y tomé vívidamente parte de esta historia durante mi trayecto del metro Rosario a San Pedro de los Pinos y viceversa, a lo largo de los cuatro días que tardé en leerlo.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Foto del autor Laura Vegocco
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Palabras Clave: Lecturas recomendaciones autores sugerencias suicido trihller

Categoría: Artculos

Subcategoría: Entretenimiento



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