Fantasma
Publicado en Nov 24, 2012
Un día un hombre me pregunto que se sentía el vivir tantos años, conocer tantos lugares y a tantas personas. Envidia le respondí.
Me quedo mirando incrédulo para agregar en tono de mofa y ¿Qué es lo que un dios puede envidiar de un hombre? A lo que le respondí divertido, pues lo mismo que un hombre envidia de un dios... El hombre siempre de una u otra forma ha deseado siempre la inmortalidad, el trascender de los limites que su delicada naturaleza para...no sé bien para qué. Por lo menos yo después de sobrevivir a todos a los que conocí y ame considero que somos tan limitados, tan simples que buscamos algo que en el fondo no tiene ningún sentido. Es natural y deseado por un hombre el ser reconocido y admirado entre sus pares porque obtiene beneficios o ventajas, sin embargo cuando uno atraviesa eras, dejas de pertenecer a un grupo o un lugar y se pierde el sentido de todo aquello. De cierta forma siente que nada de lo que le entreguen es lo que necesita y comienza a añorar lo que fue, a los que se fueron, los que nadie más que nosotros mismos recordamos por el solo hecho de existir en su era y su lugar. Hoy tantos años después de escoger el trascender, me miro y solo puedo encontrar el fantasma de lo que un día fui y sufro al pensar que cada día pierdo un poco más de mi esencia, o lo que algunos llaman alma, mientras me extravió en la inmortalidad del silencio.
Página 1 / 1
|
Elena Valenzuela