Un acertijo y dos pañuelos
Publicado en Nov 25, 2012
Érase una vez, una familia no muy común, formada por Judy, la madre, prudente y práctica, Robert, el padre, extrovertido y audaz y sus dos hijas pequeñas, una llamada Ari y la otra Becky, cada una poseía características muy diferentes, Ari, la menor de la familia era muy alegre, su pasatiempo eran las travesuras y tenía un don no muy común, podía presentir muy fácilmente cualquier acontecimiento previo a suceder, en cambio, Becky la mayor de ambas, era callada, su pasión eran los libros y la música, y su don era que podía ver el aura de las personas, cualidades no muy creíbles, y menos en dos niñas de apenas diez y doce años de edad, ambas muy inteligentes y perspicaces.En promedio, esta curiosa familia era unida y se divertía mucho cuando vacaciones o fines de semana se acercaban, cada una de las niñas poseía una mascota, diferente por supuesto, Ari consentía a diario a su preciado perico, de apenas unas semanas de nacido y de no mas de dos pulgadas; Becky, por su lado, poseía una pequeña chihuahua blanca de no mas de veinticinco centímetros de altura, la cual, parecía igual de callada que ella.Llegó el otoño y a los padres de Ari y Becky les ofrecieron empleo en Europa, en rumbo hacia el Mar Mediterráneo, pero, como era de suponerse, tenían que mudarse, y cuando compartieron la idea a ambas niñas, ellas accedieron con una gran sonrisa:-Supongo que será divertido- dijo Becky-Se que habrá montones de travesuras- contesto AriEmpacaron cosas, incluso, ya olvidadas, entre las cuales se encontraban una vieja navaja multiusos para montaña de su padre, que tenía guardada desde hacía tiempo en una vieja caja de madera; su madre, empacó un viejo reloj de mano de plata y dos antiguos pañuelos, ambos artículos, pertenecientes a la boda de sus bisabuelos en Sidney; Ari empacó sus muñecas en una caja de colores, un obsequio tallado a mano por su abuelo cuando cumplió tres años; Becky empacó todos sus libros como si fueran vajillas muy finas de porcelana, pues les tenía infinito cuidado, junto con varias cartas de despedida de sus compañeros de clase, así fue como partieron a bordo de un gran crucero hacia Europa.A la madre de ambas le agradaba en mayor grado el océano que las nubes, fue por eso preferible la brisa marina para la familia.
A su llegada al puerto el crucero se veía como un gran buque de carga, iluminado por cientos de luces, rodeado de miles de adornos, en su interior, madera fina decoraba todo aquel mueble, piso y pared a la vista; candelabros de cristal cortado colgaban en cada una de las salas de estar, grandes piscinas ubicadas en la proa del crucero reflejaban la brillante luz del sol, teatros gigantescos presentaban los más famosos musicales de Broadway y los camarotes tenían cada uno, rústicos muebles que despedían un olor a yerbabuena.Al principio, Ari y Becky podían divertirse a su antojo por todo el buque, pues era el espacio que siempre soñaron tener y bastantes lugares donde merodear.Una noche, durante la presentación en el teatro "Monroe" sobre una obra de Broadway, Becky admiraba fascinada los movimientos efectuados en el escenario por cada uno de los artistas , pero Ari disgustaba de este arte y se aburría con facilidad, pidió a Becky la acompañara al pasillo para quitarse un poco el sueño, cuando, Ari le susurró al oído: !Rápido¡, tenemos que escondernos- Becky, asustada hizo caso y se ocultaron debajo de una mesa de aperitivos; en el fondo, se escuchaba una voz muy ronca, era de una anciana mujer...
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viany nayelli ruiz zorrilla
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Rebeca