Hotel Roosvelt
Publicado en Nov 25, 2012
Estabas ahí, en la esquina de mi memoria;
esperando fatigada en la parada del amor, la oportunidad. extraviada en el camino como yo, buscando soledad. Nos fuimos a encontrar, mirada con mirada, creando conjuros irreversibles desde muy dentro; decretos, que habrían de ejercerse dando entrada a cualquier pretexto. Y creamos lazos de papel, que apenas nos unieran, se debían de romper. [Nunca escribimos nada de aquello, hasta ahora] Estabas ahí, soñando futuros en la acera de adoquín, paso a sueño. mientras yo divagaba en la belleza de tu rostro cuasi divino, y yo tan libre y tú sin dueño, juntos en el camino. Nos fuimos a conectar; química, mano con mano, creando mil años en lo que era un "apenas" porque ya conocías mi lado humano, y yo tus penas. ...y creamos un simulacro de lo que sería nuestro andar juntos. Estabas ahí, en el invierno de la habitación. contando cuentos de vida trás el humo del cigarrillo; de pronto la piel era corazón y la cabecera martillo. Nos fuimos a encarnar, vientre a vientre, creando naufragios y especímenes en tierras infértiles, más tarde (ahora), podría pensar en tenerte ¡Qué imbéciles! ...y creamos arrepentimiento Estabas ahí, volando con los ojos a través de la ventana, pensando que cuatro pisos eran pocos para alcanzar el cielo, al cabo de palabras, arribó la mañana y el fin del encierro. Nos fuimos ...y creamos mariposas negras Estabas ahí, extraviada entre Yucatán e Insurgentes, buscando encontrarte. estancada por siempre en tu propia historia, de poca victoria y mucho lamentarte. Nos fuimos, dije. ...y creamos un ritual de despedida, en el que cada uno caminó hacia su lado. Estabas ahí, en la esquina de mi memoria; vieja y desconocida. Nos fuimos (seguramente también tú) preguntando si nos volveríamos a encontrar. Y creamos una breve historia en el Hotel Roosvelt.
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