Famil
ia5:35 a. m. Madrid, España.
Desperté de nuevo de aquella pesadilla totalmente aterrorizada y con un sentimiento de impotencia que me incomodaba por todas las noches desde aquel incidente que no lograba superar aún cuanto tiempo pasara. Día a día trataba de despertar de aquella cama y encontrar una verdadera razón por la cual seguir adelante, por la cual… me hiciera olvidar por lo menos un instante aquel horrible incidente que marco mi vida y…
mi familia. Siempre tratando de no odiar día a día mi existencia y ser fuerte, volverme más fuerte para así poco a poco me dejara de importar lo que me dijera la demás gente y resistir aquel enorme dolor que me causaba tener una vida tan inútil, mi vida no era más que una mentira. Al abrir lentamente mis párpados y frotarlos un poco para poder visualizar mejor… recorrí la vista por el buró de lado a lado en busca del despertador marcando las cinco treinta y cinco de la madrugada ya era bastante tarde y tenía que levantarme regrese la mirada hacia el balcón de mi habitación y me percate de que aunque aún estuviera oscuro no podía seguir durmiendo, todas las noches temía por la misma pesadilla.Me dirigí al ropero escogí una ropa casual para no llamar la atención y me cambié la pijama, me dirigí al tocador, me cepille y peine bien el cabello tal y como solía hacerlo siempre cepillaba de arriba hacia abajo mi corto cabello liso. Salí de mi habitación y me dirigí a las escaleras, las baje poco a poco cuando me di cuenta de que mis queridos hermanos Edmond y Leonard me esperaban abajo, justo en el vestíbulo, siempre atentos… siempre… protegiéndome aún cuando yo tuve la culpa de que nuestra familia se viniera abajo yo… jamás lo entendí. Siempre idénticos aún cuando sean gemelos yo era la única que podía diferenciarlos eran justo como una gota de agua no tenían ninguna diferencia física, pero si en su personalidad aunque son muy similares son a la vez completamente distintos.
− ¡Buenos Días! – dijeron entusiastas.
− Buenos Días Edmond, Leonard – dije correspondiendo con una pequeña sonrisa forzada.
− ¿Ya estas lista? – pregunto Leonard siempre tan energético y lleno de vida.
− Sí, perdón por no despertar a tiempo. – respondí− No te preocupes, no tiene importancia. – dijo Edmond siempre travieso junto con Leonard pero siempre con sus límites.Hubo un pequeño momento de total silencio en el vestíbulo. Lo sabía. Sabía lo que pasaba por sus mentes aunque no me lo dijeran me lo mostraban sus ojos, jamás me mentían. Ellos seguramente están pensando en lo ocurrido el día anterior, recordaron aquel duro enfrentamiento con nuestro padre el señor Rosenberg. En cuanto me alcé para mirarlos bien y directamente al rostro.
− ¡Mírenme bien!− Dije con voz suplicante y con la mirada furiosa. De inmediato se sorprendieron con mi reacción, pero aún así no pudieron decir ni una palabra y solo desviaron la mirada.− ¡Dejen de verme así! – grité enfurecida.Sus ojos desorbitados me miraron confusos y asustados como si temieran que al decir algo me destruyera como si fuera una delicada muñeca a la cual pudiesen romper con solo una palabra.− Estoy… bien. Enserio estoy… bien. – Agaché la cabeza inconscientemente.
−Alizée…. – dijo Leonard con voz queda.
− Nosotros no… − dijo con un hilo de voz y confusa Edmond sin saber responderme.
− Odio… odio… que me vean así…− dije con un hilo de voz, con un nudo en mi garganta y la cabeza aún abajo.Sabía, sabía que no me responderían siempre era lo mismo, siempre que el señor Rosenberg me decía algo siempre hacían lo mismo, lo único que reflejan sus miradas son culpa, tristeza y preocupación, y… además una mirada sumamente fría y distante. De inmediato en cuanto volvió el silencio no lo pensé y salí corriendo del vestíbulo hacia la salida.
− ¡Alizée! ¡Espera! – desde lejos pude escuchar la voz de Leonard.
Corrí lo más rápido que pude hasta llegar al jardín de mi madre que yacía en lo más profundo del jardín y con el paso prohibido desde aquella vez. No lo pensé y entre a escondidas apenas comenzaba a salir el sol y yo seguía admirando aquellas flores que mi madre tanto amo y protegió, aunque fue ya hace tiempo aún cuando contaba sólo con dos años de edad mi madre siempre nos llevaba a mi y a mis hermanos a su jardín, ahí ella nos enseñaba a cuidar las flores, las flores en general e incluso… a los insectos que yacían ahí aunque, yo en verdad les temía desde que tengo memoria a casi todos los insectos el único, al que… nunca temí eran las mariposas. A mi madre le fascinaban las mariposas decía que eran unos seres hermosos que… cada uno de sus colores y formas las identificaban que aunque a simple vista se parecieran todas eran distintas y que era lo mismo con las personas, que no nacen con una personalidad definida, cuando nacemos, nacemos por codicia y apetito por las cosas materiales, igual que el cuerpo de los humanos se desarrolla la personalidad y los sentimientos es algo que va creciendo en el interior de cada uno por eso dependiendo de las personas tienen una forma distinta, no todos los humanos son buenos, generosos o amables hay humanos que son avaros, codiciosos, llenos de sentimientos de odio que crecen según los giros de la vida de cada uno y eso nos hacen distinguir unos con otros y aunque algunos incluso seamos polos completamente opuestos, siempre habrá algo que nos acerque unos a otros, e incluso que con las mismas diferencias es posible aprender de una persona a otra. Aún cuando mi madre me hablara de sentimientos eso era algo incomprensible para mí, el ser una bebe de solo dos años de edad no era el impedimento al contrario entendía a la perfección sus palabras pero no entendía su significado, los seres como yo a los dos años poseían la mentalidad de un niño humano de seis.
Me senté un momento en aquel columpio junto a un hermoso árbol que era solo de mi madre y… aunque siempre e tratado de ser más y más fuerte conforme pasa el tiempo no puedo evitar sentir que realmente comienzo a romperme en pedazos, como si fuese de porcelana que con cada golpe es cada vez más penetrante el dolor pero jamás he llorado no conozco ni sé para que sirve eso.
− ¡Señorita! ¡Señorita Alizée! – Gritó John.
− John, perdona que hayas tenido que venir hasta aquí, de inmediato iré para haya.− le aclaré con un hilo de voz dándole la espalda creyendo que le había convencido.
− Señorita… por favor usted no está bien, su voz no puede mentirme, se que no debería meterme pero… a su madre la señora Ariadne no le gustaría verla así.− dijo con un tono de tristeza en su voz.
− Yo… − No pude decir palabra.
− Señorita Alizée… − hizo una pausa y prosiguió − porque no mejor nos damos prisa, llegará tarde el día de hoy − dijo al ver mi reacción.
− S… si. – respondí sin más.Volvimos a pasar por aquel jardín de flores tan bellas que eran el recuerdo de mi madre y nos encaminamos hacia el coche y cuando estábamos a punto de llegar a la puerta principal de la casa justo por donde había huido.
− John… Leonard y Edmond están…− Los señoritos ya se han marchado a la academia no se preocupe por eso señorita, ellos estaban muy preocupados querían ir tras de usted pero, les dije que sería mejor que estuviera sola un momento y que más tarde yo la buscaría y la llevaría con bien al trabajo − me corrigió antes de que pudiera terminar la frase.
− Mmm… ya veo.− respondí
En cuanto llegamos subía a la parte trasera del auto y John se puso a conducir. John, aunque era solo un empleado para mi padre, para mi era como mi padre como el que me hubiese gustado que fuera el mío. Siempre vio por mi y mis hermanos desde aquel día y a sus cincuenta y cinco años aún sigue aquí protegiéndome a su manera cada vez que me veo en apuros. Miraba por aquella ventana del auto el paisaje de mi ciudad Madrid, España. En realidad mi nacimiento original había sido en Rumania, sin embargo al cumplir tres meses de vida por allá mis padres regresaron a Madrid y me registraron como española así que no me familiaricé mucho con la ciudad, debido al trabajo de mi madre tenía que estar viajando constantemente y mi padre siendo un noble de Inglaterra tenía cosas que hacer debido a esto aunque estuvieran casados había poco tiempo para vernos yo y mis hermanos Leonard y Edmond éramos criados por institutrices y por las sirvientas hasta que mi madre decidió no trabajar más.
Mi madre era la hija menor de cuatro hermanos e hijos del Señor Aberasturi un gran empresario con una gran cadena de la misma en todo el mundo, era de una familia con dinero con un padre estricto. Mi madre a diario tenía que hacer viajes de negocios debido al trabajo familiar y mi padre al permanecer a la nobleza de Inglaterra se les hacía casi imposible para ambos criarnos así que tuvimos nanas e institutrices. Mi madre incluso llegó a pensar que no era buena madre así que le dijo a mi abuelo que no trabajaría más y que conviviría y criaría a sus hijos, el abuelo se negó e hicieron un trato en el cual le daría trabajo fijo en Japón por tres años. Aún contaba con solo un año y medio así que no tuvo opción más que aceptar yo… no era mas que una bebe y Leonard y Edmond contaban con solo cinco años, no eran más que unos niños. Por un tiempo viví en Japón y aprendí lo básico del idioma hasta que la desgracia calló sobre mí y mi familia.
Mis hermanos aún cuando podrían estar con mi madre y conmigo mas tiempo decidieron quedarse con nuestro padre no recuerdo bien desde cuando se volvieron tan maduros pero, creo que el simple hecho de ser preparados como los futuros conde y vizconde ellos sabían perfectamente cual sería su destino. Siempre me sobre protegían y estaban encaprichados conmigo pero no fue hasta cuando volví que se encapricharon tanto al punto de ser algo enfermizo.
− ¡Señorita Alizée! ¿Señorita? Ya estamos aquí y el Señor Eugene la espera. – repitió John.
− ¿Eh? Oh, si claro. Gracias John. – respondí aturdida.
− Que tenga un buen día Señorita Alizée.
− Gracias, John. − contesté mientras me convertía en mi otro yo…
Me encontré con Eugene mi manager y amigo cercano a mi padre durante su juventud y que además nos trataba tanto a mí y a mis hermanos como sus sobrinos.
− ¡Buenos días, Juliette!− Buenos Días, Eugene. − dije amablemente.Se le veía tranquilo como siempre, Eugene era un tipo de carácter apacible siempre vestía como todo un manager experto pero algo juvenil (con traje formal pero algo desarreglado) y unas lindas gafas que lo hacían lucir intelectual pero moderno, además de ser más joven que mi padre contando con treinta y dos años y conservándose aún en el cuerpo de un joven universitario con un aspecto no muy corpulento y atractivo.Nos encaminamos directo a aquel edificio en donde tenía que trabajar a mis ahora trece años de edad es algo con lo que en parte tengo que vivir. En cuanto entramos a la recepción la chica que siempre se encontraba trabajando en la recepción nos saludo como siempre.
− Buenos días Señorita Juliette, Señor Eugene.− Buenos días. − respondí cortante.
− Buenos días. − respondió Eugene con amabilidad y una sonrisa.
Desde aquel incidente nunca pude volver a ser la misma es más ni siquiera sabía como era yo realmente, lo había olvidado por completo. Desde entonces no me había percatado de que había adquirido una personalidad fría en la que no mostraba algún sentimiento aparente, nadie me conocía realmente ni siquiera mis queridos hermanos por mucho que quisieran protegerme nadie pudo evitar que me convirtiera en esto, ni siquiera yo pude evitarlo cuando me percate ya no recordaba como solía ser había olvidado sonreír con sinceridad, había olvidado como se suponía que debía ser aunque ya no me importaba como llegara a ser para mi, mi vida ya no me importaba pero aún con lo horrible que fuese mi vida pienso que la vida es muy valiosa pero que hay unos que no tienen tanta suerte de vivir una vida tan tranquila y normal siendo yo parte de aquellas.Nos dirigimos hacia el ascensor y al llegar ahí pulse el botón del número veinte, espere un momento apacible en aquel ascensor volviendo a mí los recuerdos del día anterior cuando hice una vez más que mi familia peleara me sentía tan mal que me propuse grabar hoy a la perfección por mi padre y por mis hermanos, cuando sonó la campana avisándome que ya habíamos llegado al piso indicado. Me dirigí inmediatamente al estudio de grabación junto con Eugene aunque algo desvelada después de aquella larga noche decidí tratar de que mi padre me escuchara después del daño irreparable del que le causé.Cuando capte que la atmósfera comenzaba a tornarse algo frío y triste, fue entonces que cuando me regrese a mirar a Eugene, éste se encontraba parado sin dar un paso viéndome fijamente.
− Juliette ¿en verdad quieres hacerlo? ¿En verdad, te sientes mejor?− Eugene, quiero hacerlo me siento mejor enserio, hoy me siento perfecto − mentí, mientras me volteaba nuevamente.
− No me mientas. Sé que no estás bien − Le regrese una mirada confundida y me miró directo a los ojos lo cual me intimido, temía que viera a través de mi− Te conozco perfecto, no olvides que desde que estabas en el vientre de Ariadne te conozco así que dime, ¿paso algo? Y por favor no me mientas esta vez.
− Simplemente… quiero olvidar ¿si?
− Juliette, sabes que yo sólo quiero que estés bien, y si aún no te sientes bien como para confiar en mí, yo lo respeto pero, que nunca se te olvide que estaré aquí siempre que lo necesites − dijo firmemente viéndome a los ojos, los cuales me mostraban que todo era verdad.
− Gracias, Eugene. En verdad lo aprecio − dije sinceramente dándole un gran abrazo, pero siempre sin derramar una sola lágrima. Y pensando que aún cuando el estuviera para mi, no podría ayudarme con esto pero en verdad se lo agradecía.Una vez terminada aquella conversación proseguimos sin decir palabra alguna hasta llegar a la cabina de grabación.
− ¡Juliette! Llegas temprano la grabación comenzaba hasta dentro de dos horas. – dijo Rafael, el productor.
− Perdona ¿te molesta?− No para nada pero, ¿porqué ese cambio, tan de repente? − pregunto curioso.− No es nada, simplemente tengo ganas de terminar de una vez con las dos últimas canciones – respondí muy convencida y aunque no lo aparentara algo emocionada.
− Bueno… está bien. Ya que me lo dices así. ¡Entonces a trabajar muchachos! − anunció.− Gracias Rafael. – respondí agradecida.
− No es nada, sé que no te has sentido muy bien y si quieres trabajar entonces puedes contar conmigo. Pero si que haz tenido suerte, acaban de cancelar la grabación de hoy de un cantante principiante – como respuesta le sonreí como símbolo de aprobación.
Me encamine a la sala de grabaciones, me acomode en mi respectivo lugar y de inmediato comenzamos a grabar, aunque como cualquier otra cantante profesional tuve ciertos problemas para proyectar un poco mi voz puesto que una debe poner sus sentimientos en cada una de las canciones que tiene una que interpretar y me resultaba un poco difícil aunque suene un poco extraño nunca e grabado canciones que hablen de amor jamás aunque una sola vez me había decidido a probarlo, debo decir que no salió como lo planee es por eso que decidí no grabar ninguna en la que hablase de amores mágicos mas que de amistad, familia o sobre algunas curiosidades sobre mi vida. Finalmente me encontraba dentro de la cabina de grabación en donde esperaba pacientemente que la música comenzara y la instrucción del productor para ver cuando era que debía comenzar. Escuche silenciosamente la melodía de mi canción, tan apacible y a la vez tan dura; despertaba en mi una sensación de misterio y gusto, tal y como eran mis canciones ese toque especial que tanto me encantaban espere pacientemente la instrucción de Rafael, cuando finalmente me la dio canté con todas mis ganas con un gusto inigualable que me llenaba siempre al cantar mis canciones me sentía tan segura y confiada.
Del otro lado de la cabina en donde se encontraba Eugene me dirigía una mirada preocupada pero, vi como comenzó a hablar muy misterioso con los productores pero nunca distrayéndome, puesto que me lo tomaba todo muy enserio. Hubo un momento en el que me preguntaba de que tanto hablaba pero después pude percibir lo que decía aún al otro leyendo sus labios:
Rafael − Canta con mucha energía y con ese sentimiento siempre en sus canciones.Eugene − Si, es una chica sorprendente aún con sus trece años de vida siempre me ha sabido sorprender con todo lo que hace siempre supera a lo mejor.Rafael − Si, sin duda es una chica talentosa.Eugene − Si, aunque me preocupa muchas veces.Rafael − ¿
Te refieres a que es muy enfermiza?Eugene −
Si, pero además uno nunca sabe a lo cual ella tiene que enfrentarse día a día, nadie, ni siquiera yo, la conozco en sus totalidad y muchas veces no se ni que pasa por su mente.Eso fue lo único que pude captar y proseguí con mi trabajo note que siguió una conversación aún mas larga pero no pude captarla.
La grabación de las últimas canciones para mi último álbum en español que se lanzaría en España y Latinoamérica estaba ya casi completamente terminado. Mi última canción en español tuvo un cierre excelente y me sentí completamente bien una vez de que le di fin. Aunque eso no era todo aún tenía que grabar otro álbum en Nueva York así que aunque termine exitosamente con mi álbum en español aún tenía que ir a Nueva York a grabar el sencillo en inglés, aunque sólo era una niña, era una niña demasiado ocupada, siempre trataba de poder aprovechar
la maldición con la que había nacido y compensar a mi padre, aunque nunca le importara lo que hiciera, jamás veía por mi, antes no era así; prácticamente no lo culpo yo soy la culpable de su mayor tristeza... no lo recuerdo muy bien pero... para ser sincera quisiera, desearía poder olvidarlo por completo. Una vez que finalice aquella grabación, tuve que salir casi de inmediato al percatarme de que ya era muy tarde, seguramente John ya estaría esperándome. De inmediato salí de aquella sala de grabación y me dirigí directamente hacia la salida.Partimos directo hacia la salida lo más rápido posible, puesto que ya había hecho esperar a John como una hora de más, cuando nos dirigimos hacia el ascensor me puse a pensar que aunque lo mejor para mi siempre había sido cantar, ahora... todo ha cambiado, no lo hago porque me guste del todo, ahora todo cambio, ahora ya no lo disfrutaba, ahora sólo hacia mi mayor esfuerzo por complacer a mi padre, siempre... compensarlo, aunque por mas que trate parece nunca ser suficiente. Desperté de nuevo después de pensar en aquello, reaccione y camine una vez más hacia la salida con Eugene, se había hecho de tarde pero no se lograba ver el crepúsculo debido a que se encontraba nublado y estaba por llover.− Señorita Juliette, Señor Eugene.− ¡Hola John! perdona por haberte dejado esperando tanto.− Buenas Noches, John. − dijo Eugene− No se preocupe señorita.En ese momento rodee la camioneta para subir algunas de mis cosas en la cajuela, lo cual me hizo retrasarme un poco fue entonces que percibí una “conversación” entre John y Eugene.
− John, muchas gracias por cuidar de Juliette en mi ausencia no tengo como agradecerte − Dijo Eugene en un tono entristecido.
− No se preocupe Señor Eugene, le agradezco igualmente después de todo la señorita no se ha recuperado y me preocupa igual, el Señor Rosenberg no ha sabido comprender los sentimientos de la señorita se ha encerrado en sus propios sentimientos egoístas.
− Si, nunca vi a Jonathan tan deprimido y alejado de los demás sin duda fue un gran
shock y….− Bueno ¿nos vamos John? − dije interrumpiendo tal conversación.
− ¿Eh? ¡Claro señorita!− Bueno, creo que es hora de irnos. Jeanette nos vemos mañana en el aeropuerto ¿bien? ¿les avisaste a tus hermanos y a Jonathan?
− Si claro, ahí te veré. Si, se los dije − Mentí.Mientras nos encaminábamos hacia mi casa para hacer mi maleta y partir a Nueva York, había comenzado a llover, aquel día también era lluvioso, durante años sufrí por la ausencia de mi fallecida madre hacia ya diez años de eso y aun con el paso del tiempo mi padre no me ha dejado olvidar aquel accidente tan trágico que ocasione. Aquella tormenta incesante, mi descuido, aquellos rayos, el rostro lleno de lagrimas incesantes de mi padre en especial aquellas palabras que marcaron el comienzo de mi desdicha....
− ¿Señorita? ¿Se encuentra bien? − preguntó John preocupado.
− ¿Eh?− respondí después de regresar a mi tales recuerdos, confundida.
− ¿Ha vuelto a recordar... "eso"?
− Así es, es algo inevitable.
− Señorita ¿no cree que sería mejor dejar eso atrás?
− Lo intento. Mi propia alma y mente no me permiten olvidar mis errores además de que mi padre me lo recuerda a cada instante. El hecho de que yo asesine a mi propia madre − admití con coraje y tristeza.
− Pero... señorita...
− No quiero hablar más sobre esto − ordené.
A la mañana siguiente muy temprano tome la ropa necesaria un marco de una fotografía en donde se encontraba mi madre y una de mis dos queridos hermanos. Me tarde un poco más en escoger la ropa y las cosas necesarias para mi largo viaje a Nueva York en donde grabaría durante las vacaciones de verano mi sencillo en inglés.Una vez que termine de empacar las cosas necesarias para el gran viaje, me encamine hacia las escaleras y justo cuando me propuse bajar las escaleras me percate de que mis hermanos me esperaban y se encontraban justo al lado de las escaleras, esperándome muy quietos con la mirada preocupante. Baje las escaleras lo más rápido posible y me propuse seguir adelante sin mirarlos a la cara. Cuando intente hacerlo ellos solo se quedaron con los ojos abiertos y sin poder decirme nada, seguí caminando rumbo a la puerta cuando estaba a punto de salir por un buen tiempo de esa casa infernal escuche la voz de Leonard.
– Alizée... queremos que comprendas que... nosotros sólo nos preocupamos por ti porque te amamos y... ¡no queremos ver como formas con más dureza aquella enorme barrera llena de tanta frialdad! – exclamó Leonard con voz desesperada.
– No somos tontos como para no darnos cuenta por todo lo que sufres... nosotros... no hemos vuelto a ver esa chispa y luz de tus ojos desde lo que ocurrió, realmente extrañamos aquella Alizée llena de energía y…
– ¡Ya basta! – Grité sin darme cuenta – ¡Ustedes no saben nada! ¡Dejen de tratarme como si fuera una inútil, esto es algo con lo que solo yo debo cargar!
− ¡Pero es que eres aún una niña! ¡Somos tus hermanos! ¡No te vas de viaje sólo por tu trabajo, sino porque quieres escapar de tus problemas y lo entendemos pero tienes que decírnoslo ¿bien?! ¡De no haber sido por la llamada de Eugene no nos habríamos enterado de que tenías que ir a Nueva York!– exclamó esta vez Edmond enfurecido pero al mismo tiempo con una profunda tristeza en su mirada cuando me regrese a mirarlos.
– Eso... eso no tiene nada que ver, es... es mi trabajo sólo... ¡déjenme en paz de una vez por todas! – esas fueron las últimas palabras que les mencione a mis hermanos antes de tomar la decisión más importante de mi vida.Corrí hasta la camioneta en donde se encontraba John esperándome, sin mirar a atrás, me subí lo más pronto posible y le pedí a John que se diera prisa, a lo lejos escuche un grito desesperado.
– ¡Alizée! – escuché aquel grito de mis hermanos que cuando decidí voltear para volverlos a ver; su figura se iba alejando a lo lejos hasta desvanecerse por completo, quien diría que sería la última vez en la que los vería en persona en mucho tiempo.
Una vez que llegamos a el aeropuerto me encontré con mi grupo de seguridad que estaba precisamente para eso, para evitar salir lastimada por algunos de mis fanáticos que se precipitaban demasiado; al bajar de la camioneta era todo un disturbio y caos era una de las pocas veces en las que me sentía tan asustada por salir de la camioneta esto solo me pasaba cuando estaba a punto de dar un concierto, cuando el corazón me palpitaba con tanta rapidez que sentía que de un momento a otro saldría de mi pecho, de hecho no había dado tantos conciertos debido a que soy solo una niña y además tengo muchas más responsabilidades acerca de mis estudios puesto que hace mucho que no voy a la escuela con compañeros, debido a mi posición debo estudiar en casa. Poco antes de salir me propuse hacer lo de siempre tocándome el pecho con ambas manos hacía lo de siempre y cambiaba radicalmente de forma.
– Señorita... le deseo la mejor suerte posible y... por favor cuídese lo más posible estaré aquí a la hora acordada para recogerla a tiempo. – dijo John antes de irme.
– Si, gracias.– Oh, no se preocupe por eso señorita Juliette. – dijo con su voz tan dulce y amable, que tanto deseaba oír. Asentí una vez con la cabeza y me dispuse para salir.Cuando por fin me decidí a salir de la camioneta y mis guardias de seguridad se encontraban en posiciones correctas para mi completa seguridad, abrí la puerta de la camioneta y de inmediato escuche los gritos de los fanáticos profundamente enloquecidos y frenéticos.
− Hola Juliette − dijo Eugene quien se encontraba a las afueras de la camioneta.
− Hola Eugene, gracias por estar aquí a tiempo.
− No es nada, bueno tenia que ocuparme de tu seguridad.
− Si, muchas gracias Eugene.El aeropuerto estaba completamente lleno. Los fanáticos seguían gritando frenéticamente como locos aunque les agradecía que me apoyaran nada me hacia sentir mejor, o mejor dicho feliz. Me seguí derecho al mismo tiempo de saludar y agradecerles a mis fanáticos que tanto me apoyaban. Los fanáticos trataban desesperadamente de acercarse a mi pero si supieran como soy en realidad estoy consiente de que no querrían acercarse a mí, me sonaba absurdo que las personas estuvieran tan deslumbradas por mi fachada exterior que se han planteado obsesionarse tanto conmigo. Mientras seguía caminando y pensando en tales cosas un chico logró traspasar la seguridad con un poco de suerte, cuando me di cuenta ya estaba frente a mí.
− Juliette yo... ¡realmente te amo! Nunca me había sentido así frente a una chica hasta que te conocí, jamás tuve interés en las mujeres y llegue a creer que era homosexual pero cuando te vi desde tu debut, no pude evitar enamorarme de ti y de tus canciones tan inspiradoras – dijo con una luz en los ojos sorprendiéndome.Aún cuando aquel chico había sido aprendido por la seguridad seguía repitiéndomelo con demasiada insistencia. No sabía que la obsesión podía llegar a tanto, nunca he tenido alguna obsesión hacia algo o alguien me resultaba algo interesante.
− Parece que es más que un admirador − dijo en tono sarcástico Eugene.
− ¿Qué? Pero que estás diciendo Eugene, sabes que yo… − dije en tono confuso me regrese a mirarlo y diciendo fríamente −…que yo nunca amé ni podré amar a nadie.
Me quede paralizada en ese momento por tal confesión pública, había recibido confesiones de chicos incluso desde los cinco años de edad cuando me encontraba en el jardín de infantes por muy absurdo que se escuchara, de ningún modo acepte a ningún solo chico aún cuando fuera apuesto yo no quería tener relación alguna con nadie aunque todos ellos decían que no les importaba si para mi sólo eran amigos que lo único que querían era permanecer a mi lado aún cuando yo no lo entendía el porque tanta insistencia, después de un tiempo había escuchado hablar por casualidad a mi padre con uno de sus grandes amigos, aquel empresario le explicó mi situación. Aquella vez me había escondido detrás de una de las puertas de aquella habitación, lo recordaba a la perfección. Contaba solo con ocho años de edad y ya tenía aquella personalidad fría perfectamente definida me encontraba paseando por los corredores de la mansión cuando escuché una voz desconocida que provenía del despacho de mi padre en donde siempre estaba para no verme la cara por la casa, era de tarde y el crepúsculo se hallaba en su punto. Me acerqué hacia la puerta del despacho medio abierta en donde escuchaba aquella voz extraña regañando a mi padre. Recordaba a la perfección cada una de sus palabras.
− ¡Ya basta Jonathan! Debes dejar ir al pasado, lo que paso ya no tiene remedio fue un accidente ¡ya acéptalo! ¡No puedes seguir así tus hijos Edmond, Leonard y Alizée te necesitan! – le regañó.− ¡Eso no es verdad! ¡Ese monstruo no puede ser mi hija! ¡De lo único que me arrepiento es de haber engendrado tal asquerosidad de ser! ¡No quiero ni verla! – repetía con ira. –
no comprendo, como la gente a su alrededor la ve como un ser tan hermoso y puro, no es más que una asesina, ¿Cómo es que la gente aún se le acerca?–
Sobre eso, creí que lo sabías que desde el momento en que alguien como ella nace si tiene a tanta gente siguiéndole y admirándole, siempre toda la gente ha su alrededor es atraída hacia a ella como un imán no es simple casualidad, nosotros lo vivimos Jonathan si esto ocurre solo confirma que es porque ella…Aquella vez fue cuando escuche por primera vez lo que en realidad era... no era humana yo era lo que llamaban...
“Ángelus".–
¡Por culpa de ese monstruo mi Ariadne murió todo ha sido su culpa, culpa de ese engendro maldito desearía que Ariadne no la hubiera traído al mundo así ella no habría muerto! – gritó con odio–
¡Jonathan! Date cuenta de quien hablas ¡ES TU HIJA! ¡Para seres como nosotros es una bendición y casi un milagro que alguno de nuestros hijos nazcan con nuestra misma naturaleza! ¡Y Ariadne la amaba muchísimo como a sus gemelos a ella no le gustaría que hablases de esa forma de su querida hija! – ¡Juliette! ¡Jamás dejaré de apoyarte! – repitió aquel chico mientras los de seguridad lo alejaban.Lo único que hice fue dirigirle una pequeña mirada de agradecimiento al igual que había hecho con tantos chicos a los que les había hecho perder cualquier esperanza. Al llegar al hotel me encontré nuevamente con una multitud de fanáticos adolescentes el cual me hizo pensar de inmediato que en verdad estaba progresando muy bien como cantante hasta la fecha había ganado dos discos de oro y tres de platino por mejores ventas y por estar en la cima de las listas de popularidad durante un mes. Nuevamente de haber pasado por aquel camino en donde los fanáticos se convierten en animales salvajes y desquiciados por sus ídolos, logré descansar unas pocas horas antes de irme al estudio de grabación.Y así fue como comencé a trabajar de inmediato en mi sencillo en inglés "My Butterfly", con canciones extraordinarias unas pocas escritas y compuestas por mi otras ya estaban dentro como parte de la compañía pero claro está que ninguna de ellas trata sobre enamoramiento, para mi era imposible cantar algo con el corazón que nunca e sentido en verdad a alguien a quien amar, alguien... a quien en verdad amara con tal intensidad de dar la vida por aquel ser perfecto y perdido, con el que algún día podríamos toparnos sin percatarnos de aquello.
Mis canciones tan fuertes, tan seguras, muchas tristes pero sinceras, siempre tan inspiradoras para mi público, así es como trato de compensar a mi padre, aunque ni siquiera se quiera molestar en escucharlas para mí siempre habrá esperanza aunque se niegue por ahora. Ya casi a un mes de haber estado tan lejos de casa me encontraba a punto de terminar con la última canción finalmente terminaría con este trabajo y tendría que regresar a esa casa infernal en donde lo único que escucho no son más que disputas y peleas por mi causa. Una vez terminado el sencillo me dispuse a pasar unas "vacaciones" en Londres donde visitaría en el lugar de mi padre a ciertas personas de la nobleza, que en verdad no creía que fuera por negocios, estaba consiente de que era un plan de mi padre, con intenciones ocultas, pero a estas alturas haría lo que fuera por recibir cualquier tipo de aprobación.
Pero cuando me disponía a partir en al avión hacia Londres, unos momentos antes de llegar a el aeropuerto unas cuatro camionetas enormes, lujosas y negras se interpusieron frente a nosotros, me encontraba petrificada sin saber que hacer, sin duda tenía miedo, posiblemente sabia lo que buscaban de mí, pero no les sería tan fácil conseguirlo aunque nunca hayan tenido ninguna posibilidad, puesto que alguien como yo, no es sólo un ser con físico humano. Ya lo había comprendido para ese entonces Eugene, mi manager quien antes había sido como un tío amoroso para mí me había explicado todo con detalle una vez que averigüe lo que era.
Además de que aquel nombre me dijo casi todo acerca de los de mi especie aunque lo primero que me enseño, o mejor dicho me hizo descubrir de mi; era que los de mi especie nacíamos con una especie de arma, un mecanismo de defensa el cual nos ayudaba a protegernos de quienes quisiesen apoderarse de nosotros debido a sus conveniencias de poseer a seres tan misteriosos y con ciertos secretos de los cuales pudiesen usar y explotar para su beneficio. Debido a esto desde nuestro nacimiento nacemos con un cambio en el físico completamente radical en el momento que deseamos haciéndonos pasar ya sea por nuestra naturaleza humana con la que nacemos o la angelical, que adquirimos con el paso del tiempo a controlarla.
En mi caso al ser hija de un gran noble de Inglaterra y nieta de un gran empresario Español, ambos sumamente conocidos me vi obligada a colocarme un nombre artístico al transformarme en mi forma angelical y así no pudiesen descubrir mi verdadera identidad puesto que sería un gran riesgo meterme en el mundo del espectáculo siendo yo misma, sería observada continuamente por aquellos quienes desean obtener tales beneficios de seres de mi especie. Así que quité y agregue un nombre y un apellido que de ser mi verdadero nombre completo Alizée Jeanette RosenbergAberasturi y al quitar y agregar lo necesario dejando mi nombre artístico como “Juliette Bessette”. Con el simple hecho de ver aquellas enormes camionetas blindadas y negras me hizo ver lo que tramaban, no había opción tenía que enfrentarlos por mi cuenta.Bajé de la camioneta en la que me encontraba para partir a Londres, me dirigí directo a uno de aquellos hombres.
– ¡Hemos venido por ti! ¡Así que será mejor que no pongas resistencia!
– ¿Qué no ponga resistencia? ¿Es que no saben con quien están hablando? – hable altiva y completamente confiada.Claro, alguien con tal maldición no solo era hermoso aquel mecanismo de defensa que me ayudo encontrar Eugene en los de mi especie recurríamos a lo peligroso.
– ¡Deja de hablar como si pudieses con nosotros! No eres más que una niña. – dijo con tono sarcástico y grosero.
– Tal vez sea solo una niña, pero ¿es que no sabes a quien fue que te mandaron secuestrar? no soy una niña cualquiera.
– ¡Deja de decir tonterías mocosa! ¡Tú vendrás con nosotros! y sin poner excusas.
– Hm... Creo que eso no será posible... tengo una reunión con mi padre en unas horas y esto me retrasaría.
– ¿Qué? ¡Ya verás mocosa! ¡Si no vienes por las buenas, será por las malas! – dijo aproximándose hacia mí, sin saber a lo que se enfrentaría.
Una vez que se acerco para hacerme daño me percate de esto me dispuse a hacerlo de la manera peligrosa, cuando me tomó del brazo con suma brusquedad, ningún gángster de algún matón conseguiría secuestrarme; no tan fácil. Comencé a poner en marcha mi energía y concentrarme en dañar a aquel hombre tan irrespetuoso. Aquella energía se concentro totalmente en dañarlo, en hacer que me soltara de una buena vez, fue cuando esa energía se transformo como en una especie de vapor la cual salía de mi cuerpo en especial en mi brazo, en donde se concentro casi por completo, así fue como aquel hombre sintió un desgarro de dolor y se percato que el simple hecho de tocarme le haría daño, cuando se dio cuenta su mano derecha la cual era la que me había tomado el brazo con brusquedad estaba totalmente roja y al parecer le ardía, eso era, aquella energía se había convertido como en un vapor el cual le quemaba la piel. En cuanto sintió aquello hecho al aire una maldición y se dispuso a llamar a sus hombres para mi captura, pero todos obtuvieron el mismo resultado; así pues no tuvieron más remedio que huir.
– ¡La próxima nos las pagarás mocosa! ¡Esto no se queda así! – repitió aquel hombre enfurecido. Subió a una de las camionetas y se alejó.
Pero era bastante extraño, nadie sabía lo que era más que mi familia, cuando nací nadie reporto que yo fuese una mitad humano, mitad ángel. Me hicieron pasar por una niña completamente normal y humana, ahora, ¿quien más sabía lo que era en verdad? esto era desconcertante. Mi vida ahora estaba en riesgo cada vez que fuese Juliette Bessette pues alguien muy poderoso ha descubierto mi secreto.
jorge alberto martinez valdez