Durante una tarde en

Mc Donald´s, junto a un

capuccino mocca y un

croissand, escribí por horas

en la esquina donde sé que

mi pensamiento dialoga

tranquilamente con el papel,

sin dejar atrás a ninguna

palabra. En estos primeros

versos parece haber prosa

en lugar del comienzo de

un poema. Acepto esta

observación con toda humildad,

porque, apenas, inicio a escribir

lo que será único y diferente

para una mujer sin igual,

tan especial como el brillo

de las estrellas en esta

noche donde el silencio es

testigo de cuánto mis ojos

comparten con las manos...

sí, aquella mano de

princesa cobija con su

sonrisa estas palabras, cuya

beldad es un arcano para

este servidor del

llano, quien pide del afable

ocaso una melodía para

componer la más dulce

trova a la más tierna

mujer de este vergel, al

que llaman eternidad ¿Cómo

ser  eterno en tu alma?

A través de una carta;

premisa muy interesante esta

anterior, pero, ¿cómo estar

dentro de ti por siempre?

En un pensamiento.

Pienso en ti cada segundo.

Después de un día, dejo

de pensar, porque ahora

existo en una neurona tuya

para nunca más ser de

esta tristeza que

me aleja de ti,

de tu cariño aún

sin sentirlo. No me

preguntes quién soy.

Cuando duermas te

responderé en aquel sueño

donde despierta la lluvia,

porque mis ojos son

cobijados por la sed translúcida

de la distancia donde

descanso para que mis

huellas sigan a tus

caricias, aunque en ello

sueñe sin nunca más despertar

para estar contigo

a través de este

húmedo grafito.