Paseo en la lluvia
Publicado en Nov 26, 2012
Era un día de otoño, y los tonos dorados y rojizos de las ojas caídas bailaban sobre la fuente rota.
El cielo, oscuro, amenzaba tormenta. El verano sin calor, la primavera sin amor o el café sin azucar, la plaza estaba sola. Yo paseaba, pensando. No se oía, como de costumbre, el zurear de las palomas. El pan que llevaba para ellas cayó en un charco. Como la escuela sin alboroto, la noche sin luna, el artista sin musa, la plaza estaba sola. Recuerdos ya olvidados volvieron a mi memoria, y enfundada en abrigo y bufanda me senté en un banco... Miré al suelo lleno de barro, pues la fuente rota había encharcado hasta el último rincón. Yo seguía con mi nostalgia y mi tristeza. La plaza estaba sola. El charco, como un pequeño lago, empezó a agitarse por el viento y el sueave oleaje lanzó pequeñas gotas sobre mis zapatos... Los días de lluvia acompañan y esconden la pena. Una lágrima resbaló. Yo seguía con mi nostalgia y mi tristeza. La plaza estaba sola.
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