Macasta rendez-vous, por Anne Bcart
Publicado en Dec 02, 2012
« Moi je veux être fripée, triplement fripée, fripée comme une triplette de Belleville !* »
Camino canturreando este tema que me delata, si no lo hicieran mi pelo y mi cutis a juego. En el tono, meto algo de swing para confundir a un transeúnte veloz que se está acercando. Se tiene que arrepentir de haberse perdido en el maldito callejón de los mojones Blanco negro negro negro NEGROOO blanco piel pelo nada. Agradezco que su mirada no se haya detenido más de la cuenta, porque no sé cómo me hubiera comportado. Ya me he desacostumbrado de los contactos humanos sin protección. A secas. En fin, me comprendo. Total, que ya no estoy acostumbrada y el muchacho además de aquellos ojazos también tenía el pelo muy negro y unos andares elásticos y el aire de quien no tiene prisa, de quien se dejaría extraviar por el más mínimo motivo. Si no fuera por esa ridícula cuestión de costumbres, me daría la vuelta antes de que llegue a la esquina letal, la de los charcos y de la salida a la avenida donde ya no lo podría encontrar entre los miles de muchachos de ojos negros y pelo negro y andares elásticos pero con prisa, mucha prisa, y nada de tiempo para — Hola, ¿qué tal? ¿Te apetece que vayamos a pasear al río? — Vale. Además de los ojos el pelo los andares, el muchacho tiene una sonrisa llena de dientes muy blancos y ahora recuerdo que siempre me ocurre, siempre siento soledad y pánico y urgencia cuando en el movimiento de la ciudad percibo la inmensa disponibilidad de mi amorcino. — ¿Por dónde quieres que pasemos, vida? ¿Cortamos por la alameda? Qué bonita que estás, te echado de manos, ¿sabes? — « Moi je veux être fripée, triplement fripée, fripée comme une triplette de Belleville ! » * M, Belleville rendez-vous.
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Toribio Alayza R.