A LA LUZ DE UN SEMFORO
Publicado en Dec 02, 2012
Una madrugada desierta el doctor Sevilla inmerso en el revoltijo de su mundo interior, atravesó a alta velocidad la intersección de dos avenidas importantes de la ciudad. Y, aún peor, haciendo caso omiso al stop perentorio del semáforo. Como por ensalmo apareció una Harley Davidson, rebasó a su viejo Chevrolet y con la inequívoca señal policíaca le ordenaban detenerse.
El uniformado se apeó de la moto. Con parsimonia, se acercó al coche y su encasquetada cabeza se inclinó hasta alcanzar el mismo nivel de la augusta calva del infractor. -Conque estamos apuraditos... ¿no conoce el reglamento? -Bueno, es que... la verdad...Como a esta hora... -Positivo caballero, lo comprendo. Pero usted ha cometido doble falta y no puedo evitar ponerle la respectiva multa. -Proceda, jefe. Cumpla con su deber. -Bien, usted es una persona consecuente. Pero, veamos, ¿se puede saber que motivación lo ha llevado a excederse en el límite de velocidad. ¿Acaso su inconsciente lo impulsa a huir de algo? Quizás usted esté intentando dejar atrás un mal recuerdo, algo de su infancia... no sé... alguna cosa de la que quiere liberarse... -Así es, sargento. Mi niñez ha sido un infierno. Un padre alcohólico, incomprensión de mi madre, represión, castigos inhumanos y una pobreza rayana en miseria. Y por si fuera poco mi mujer... -Bien, bien amigo mío...permítame que ingrese a su auto. Cuénteme al detalle su historia. Yo también desearía confiarle la tragedia de mi vida... El semáforo siguió jugueteando largamente con sus luces tricolores, hasta que los primeros peatones intrigados curioseaban la insólita escena que ocurría dentro del viejo Chevrolet: El doctor Sevilla y el policía lloraban a moco tendido. Ω
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