Una vez yo estuve ahí.
Era más joven que hoy
y aun más que mañana.
 
Sin embargo el pasto no era gris
y las montañas tapaban el sol,
y las flores no se sentían, al tacto, tan frágiles.
 
Un sol que ya no distingo.
Montañas que no son de nadie.
Y flores…flores que se rompen sin siquiera mirarlas.
 
Una vez yo estuve ahí,
allí también.
En cada rincón.
 
Y ese tiempo que viví
fue el mejor.
Cuando todo tenía colores.
 
Y ahora no veo mi reflejo en el agua,
ya no es un celeste y fresco espejo.
Solo una corriente de recuerdos olvidados.
 
Todo es aroma y olores
y sonidos sin sentido.
Miradas olvidadas en el viento.
 
Aun así a veces me miento a mi mismo
pensando que vi una luz en el oscuro cielo
y creyendo que todo es transitorio.
 
Como el día y la noche
la alegría y la tristeza
y hasta tal vez este mal que me condena.
 
es extraño…
yo estuve aquí.
cuando pájaros de colores hacían nidos con barro.
 
Cuando los peces en el agua saltaban
y a veces un oso pardo
los atrapaba en plena huida.
 
Siento que lo veo,
que lo veo todo,
pero solo lo siento porque ya nada es como antes.
 
Porque la verdad de mis ojos
no es la misma de siempre.
Porque después de ese incendio jamás volví a verte.
 
Ni a ti ni a las montañas,
ni a las praderas, ni al estanque
donde a veces te veía dormir bajo la luz de la luna.