MAMÁ LOLA
Publicado en Dec 05, 2012
MAMÁ LOLA
Era domingo al medio día y algo en el aire no sabía bien. Regresábamos de la iglesia bajo el raro sol invernal de un día como hoy, 15 de julio, una rara sensación nos perseguía, pero había que seguir siendo niño, así que propuse a mis amigos jugar una carrera, pero ninguno quiso, sólo se me quedaron mirando, como si no entendieran de qué les hablaba. Definitivamente algo estaba sucediendo, algo malo, pero no lograba adivinar qué. Pretendí que nada pasaba, que estaba un poco loco y corrí una carrera solito, lo más alegre que pude, corrí sabiéndome observado; corrí intentando que nada malo estuviera pasando. Al llegar a la puerta del edificio, espere a mi mamá, mientras se aseguraba que mis 2 hermanas mayores vayan sin tropiezos a nuestra casa. Subimos juntos en el ascensor a casa de mi abuelita, de Mamá Lola. Mamá Lola me había tratado siempre como a su principito, me había defendido siempre de los juegos toscos de mis tíos más grandes. Mamá Lola me dejaba estar parado cerca de ella, mientras mi mamá enseñaba a otros niños y mi papá salvaba gente en su avioneta militar. Mamá Lola me dejaba mirarla preparar el almuerzo, con el único brazo que podía mover sin dolor, después de la cirugía de seno y de la radio terapia. Mamá Lola me dejaba estar parado cerca de ella y sentir que yo tenía un lugar en el mundo. En medio de su dolor físico y emocional, Mamá Lola me pedía con paciencia que no la estorbe, y le decía a mi abuelo que me deje en paz, que yo no fastidiaba a nadie, que era su compañerito. Desde hacía un tiempo, Mamá Lola estaba todo el tiempo en cama, con las cortinas cerradas y cuidada de los ruidos, estaba flaquita, casi sin cabello, casi sin hablar. Ya no me dejaban verla, pero yo me las ingeniaba para hacerme el tonto, y pasar cerca de su cuarto y mirarla y hacerle chau con la mano sin molestar a nadie, y luego corría más tonto que nunca para que nadie se dé cuenta que había pasado por el cuarto de la Mamá Lola y la había mirado y le había hecho chaucito con la mano cuando ella me miraba con su amor dolido. Ese día era domingo, y subí con mi mamá, después de la misa, a casa de Mamá Lola, a ver si se distraían y yo podía mirarla y que me mire y que el mundo siga bien. La casa estaba más oscura que nunca, no había dos personas en una misma habitación. Era el momento perfecto para subir a verla un ratito. Pero mi tío Felipe, el hijo menor de Mamá Lola, me detuvo y me llevó al cuarto de atrás, porque tenía que hablar conmigo. Sentados en las sillas que acomodó, frente a frente, y con la serenidad de quien sabe que debe trasmitirla, me dijo: - a pesar de ser el menor, eres el más maduro de tus hermanos, y ya tienes 7 años... - 8 - lo corregí. - aja, bueno, entonces tienes que saber que mi mama murió el viernes*, así que debes ir a tu casa y decírselo a tus hermanas de buena forma, para que no se alteren. Eso fue todo lo que me dijo. Ya no había para que subir al segundo piso, así que salí de la casa de Mama Lola y me fui caminando, con el corazón en puño, hacia la mía. Ya entendía por qué mi mamá se abrazó a una monja en la iglesia, derrumbada en lágrimas. Entendí la sensación de vacío de los últimos días en casa, y el por qué el trato se había vuelto tan serio aunque siguiera amable. Yo sabía desde hace mucho que ella moriría, pero recién entendía que morir es no estar nunca más en la cocina, preparando el almuerzo con su brazo bueno, que morir es nunca más limpiar la casa, barrer y hacer las camas con su brazo bueno y con su compañerito mirándola a salvo. Crecí sabiéndolo, pero ahora que se había ido, el mundo se quedaba sin todo. Y yo me quedaba sin mundo No lloré, y tranquilicé a mis hermanas mayores cuando estas explotaron en lamentos y llantos. No lloré, pero intuía que cada día de su muerte, yo la extrañaría más, y que cada día de su muerte yo tendría un poco más de lágrimas contenidas. Se había ido hace 3 días, ya la habían enterrado, todos lo sabían menos nosotros, sus 3 nietos. Querían protegernos y nunca pudimos decirle adiós!. Quizá por eso, hasta hoy, Mamá Lola no se fue. La extraño y no se fue. Ya no puedo seguir, otro día les contaré la historia de Mama Lola. * Viernes 13 de julio de mierda para siempre
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