Sin alas, en caída libre desde 1000 pies años luz del universo,
abandonando la estrella dorada, de mi seguridad robada,
cayendo desde el negro intenso.
 
Y la tierra lejana, pequeña de lejos, se acerca a mi,
creciendo en mis ojos y surgen mis miedos, cayendo al vació,
como hojas del calendario, sintiéndome viejo,
y las estrellas fugaces, me ven caer sin freno,
alguna tuvo el detalle interrumpiendo su vuelo.
Y todo pasa rápido, el sol, el planeta, la luna,
las dudas del tiempo.
 
Sin paracaídas la adrenalina rompe los nervios,
rompe el recuerdo, rompe el silencio de Dios
y en el viento, y al viento, pido perdón,
no quise romper la entrada a otro reino,
voy cayendo al mio, cerca del infierno.
 
Las curvas de las nubes donde me agarre no pueden cogerme,
tampoco el azul del cielo, ni del mar, al que ya acercándome,
va gritando y grita, olas decoran mares olvidando mi nombre.
 
Estoy a un km. de la tierra, y yo, cayendo,
no puedo hacer de mi memoria mar y olvidar tu nombre,
y te llamo, te grito, te necesito...te amo;
apunto de romperme en mil pedazos contra el suelo,
te llamo, parece ridículo,
pensar en el otro antes de morir, pero ocurre,
te grito, te necesito...te amo.
 
Entonces ocurre, debe ser el milagro,
ese que ocurre y que nunca observamos,
pero tu estas hay cayendo conmigo, cogiendo mi mano;
entonces entiendo el te necesito, te miro, sonríes, sonrio,
abres tus alas...volamos.
 
Luego despierto, estoy vivo del sueño,
mi estrella sigue elevada sobre el horizonte inmenso,
y tu, estas sin estar aquí, como el sueño,
cerca y lejos, como la tierra,
pasando ante mi, con alma guerrera,
viajera como las horas que decoran el tiempo,
en el silencio de la noche callo, ya no caigo,
te contemplo.
 
                 -y como olvidar es importante,
                  no olvido ese sueño en el que dejo de amarte,
                  quizás por la pregunta constante....
                  ¿por que me salvaste?
 
Deje de amarte...y odio ese sueño.