HABLE CON JOSE LEÓN SÁNCHEZ...
Publicado en Dec 09, 2012
HABLE CON JOSE LEÓN SÁNCHEZ... En un bucólico espacio campestre José León Sánchez, sigue dedicado a la lectura, la escritura y la meditación. Una biblioteca con más de cinco mil volúmenes hace parte de su patrimonio cultural. Un amplio conocedor de la historiografía tica, acusado por un crimen que no cometió. Era un domingo, el camino hacia Heredia estaba salpicado de charla y risa en el grupo de amigos que iba en la búsqueda de José León Sánchez, considerado como uno de los más prolíficos escritores de la tierra costarricense. Internarnos en las montañas, en medio del bucólico paisaje era un cambio radical frente a la ciudad que empezaba a quedar perdida en la distancia. Las pequeñas calles que cruzan la arboleda nos llevaron por desolado ambiente cubierto de vegetación, y en un recodo de la vía la voz de un hombre nos sorprendió. Era José León Sánchez, el hombre a quien buscábamos, y quien en medio de una gran sonrisa nos daba la bienvenida, invitándonos a seguir a una rústica casa de madera, su estudio, donde pasa horas enteras meditando, escribiendo, leyendo.
CONOCEDOR DE LA HISTORIOGRAFIA. Un amplio conocedor de la historiografía de la tierra costarricense, esa es una de las facetas que me mostró José León Sánchez, tal vez el más renombrado escritor de esta tierra, donde el destino me dio la oportunidad de conocer y departir con él en amena charla.De ojos vivaces, tras unos gruesos anteojos, Sánchez, quien a cada paso mece su ya canosa cabellera no para de hablar en una mezcla de sinsabores y alegrías, de nostalgia y de esperanza, de lo que ha ocurrido y de lo que debe pasar en Costa Rica, y en especial de lugares precisos, preciosos y nostálgicos como las islas San Lucas y Chira, así como de las letras, su máxima pasión.Habla de historia, remontando con su labia al ensimismado oyente a épocas lejanas, donde rememora las armas españolas en contra de la empírica defensa indígena. Conoce como el que más de recorridos ancestrales, los mismos que involucran hechos de violación, violencia, matanzas, hambrunas, evangelización, convocando a una cruzada para resarcir el que califica de mayor genocidio en una de las décadas del 1600, mencionando nombres que se han mantenido en la historia para pocos y en el olvido para el común de las gentes, como el del sacerdote Manuel Antonio Velasco. José León Sánchez deja volar sus palabras como por igual lo hace con su pluma, y en medio de risas hace alusión a uno de los tantos premios de letras obtenidos a lo largo de la que considera ya una larga vida, el de la Ford Motor Company, y con una sonora carcajada atribuye la decisión a un vecino que ha querido comprarle su pedazo de tierra, el lugar de su inspiración, donde una rústica vivienda sirve de estudio al rumor de cantarinas aguas, trino de aves y frescura de la arboleda.Su fluida expresión nos lleva a Chira en un recorrido cargado de historia que evoca a los españoles González Dávila y Francisco Bobadilla, indicando en su palabra el descubrimiento allí, de verdaderas joyas de cerámica, agregando que la isla puede considerarse como el otrora epicentro militar chorotega. UNA VIDA DIFICIL. Sin cesar en su discurrir agradable, las menciones nos llevan al recuerdo de la madre, y sin ninguna clase de dolor ratifica el accionar de ella en la profesión más antigua del mundo; también su paso por la cárcel tanto en San Lucas como en Heredia, incluyendo, además, en el anecdotario su fugaz nombramiento como viceministro, el que fuera revocado horas después por miles de telegramas que revivían su pasado, un crimen que nunca cometió, y que se ha hecho historia en la memoria de los mayores, por lo que se consideró el más grande y grave atentado sacrílego contra la patrona de Costa Rica.Asume su defensa y refiere la injusta condena de treinta años por un suceso en el que no participó, pero que lo convirtió en carne de cañón y en propiciadora víctima para el escarnio de los medios, que en su momento no cesaron de inculparlo y calificarlo como un verdadero monstruo. No olvida José León Sánchez un sitio de dolor en San Lucas, una pista de 25 metros de diámetro a pleno sol, una loza de cemento cubierta, que era sitio de castigo en el presidio, donde la deshidratación era paso hacia la muerte.Esos años de condena, ese duro trasegar por el penal y la sobrevivencia, la atribuye en alto porcentaje a la lectura, pues a pesar de las dificultades devoraba cuanta letra caía en sus manos y el ojo avizor las recorría sin descanso. LAS LETRAS, UNA PASION. Su historial, su evocación, su conocimiento lo agradece José León Sánchez a la memoria colectiva de los pueblos, y centrado en el caso de la isla Chira, su empeño está dado en la recuperación del patrimonio histórico y arqueológico de la zona, a la que califica como una de las más ricas del país.En dialogo informal José León Sánchez apenas si califica su patrimonio representado en una biblioteca con más de cinco mil volúmenes, los que asegura haber leído en su totalidad, cambiándole fácilmente el nombre por el de mi “egoteca”, y que establecida en un espacio al lado de su vivienda, es digna de visitar y de admirar.Sin vacilar aduce que el germen de sus libros, con más de una treintena de publicaciones sobre variados temas y otros en preparación, está en ese leer y en esa amarga prisión, indicando que el escribir más que una pasión, es para el tantas veces galardonado, “una enfermedad”.Las letras son su pasión favorita, y considera el haber estado en la cárcel como un cáncer que lo corroyó durante treinta largos años, calificando ese estar preso como la inspiración más diabólica creada por el hombre, donde se corta toda ilusión.“La Isla de los Hombres Solos” y apenas si otra de sus publicaciones, las califica como las verdaderas vivencias del penal, mientras que las demás las integra en un verdadero reconocimiento a México, país por el que no oculta su admiración, y al que según José León “le debo mucho, pues me acogió en los más dramáticos momentos de angustia, convirtiéndose, además, en el centro de publicación de la mayoría de mi producción literaria”, indicando que a ese país rinde homenaje a la memoria de Agustín Lara en su obra: “Mujer, la noche aún es joven”.Esta es una muestra de la personalidad de José León Sánchez, un escritor de costumbre y de raza, un hombre que enclavado en las montañas de Heredia ve pasar el tiempo en medio de las letras, leyéndolas o escribiéndolas, acrecentando cada día sus conocimientos y compartiéndolos en innumerables ocasiones con amigos o desconocidos, contándome entre los últimos, y a quienes recibe por igual en medio de libros, fotografías y su amable risa que traspasa todas las barreras.
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