Nunca comprendí por que mi madre me dejo como herencia un tremebundo espejo. Era extraño, viejo, y poseía telarañas en abundancia.
Mi madre siempre me dijo que lo mantuviera cubierto con una manta blanca, y que jamás me detuviera a observarlo.
Era muy extraño, cada noche oía que una mujer lloraba desconsoladamente, lo cual causaba una ahogante intranquilidad en mí. Había noches en que me despertaba asustada y corría a la habitación de mi padre, el solo me decía que pensara positivamente y que tratara de dormir. Pero sus consejos era en vano, aun escuchaba el llanto de la pobre mujer.
Una mañana desperté para desayunar en familia, mi madrastra Ivis pregunto si al igual que todos oía un llanto en la noche. No supe responderle y más si mi hermana Lindsay me tomaba como loca.
Para mí una chica de 16 años, era extraño poseer un horrible espejo cubierto en mi habitación. En ese momento decidí romper el hielo y finalmente lo destape.
No había nada solo mi reflejo. Al pasar unos minutos se torno extraño, mi rostro paresia haber salido de una caricatura. Hasta que oí que la mística criatura me hablaba a través del espejo. Me quede en shock, no podía responderme a mi misma o a ese ser inexistente.
Pero aun no entendía, había cosas que no cuadraban del todo. La joven conocía todo acerca de mí, desde mi nombre hasta acciones que había realizado en el pasado.
Podía ser cierto, que fuera una vida pasada mía, definitivamente eso era.
En la noche, tenia pesadillas, en las que veía momentos de su vida, en donde la quemaban en la hoguera. Despertaba fría y pálida en la mañana, ya era suficiente tenia que quitarla de mi cabeza.
Luego de un tiempo mi secreto salio a la luz, Lindsay contó todo lo que había visto. Para mi bien, Ivis termino con la existencia del viejo espejo, arrojándolo hacia el suelo, cortando así la cadena de mis vidas pasadas.
Al pasar el tiempo mí padre e Ivis se pusieron de acuerdo en mandarme a un Neuropsiquiátrico, de lo mal que estaba.
No estaba loca, lo que había vivido era real.
Mi intriga crecía, no sabia por que mis vidas pasadas estaban atrapadas en el espejo. O yo me estaba volviendo esquizofrénica, me volvía loca pensando eso, porque cuando más pasaba el tiempo, más pesadillas tenía.
Una noche desperté y fui al lavabo, remoje mi cara con agua, y cuando levante la mirada, vi  el reflejo de la joven en el espejo, me tomo del cuello y termino así con mi existencia en el mundo de los vivos.