SANGRE DE CELOS
Publicado en Dec 09, 2012
•En el aire hay una sospecha de alborada
mientras la barca surca la oscuridad. •- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Un mundo perdido. Ráfagas de viento. Gusto de sal del mar invisible. Solo queda esperar el alba. Luz tímida que ya se alza desde alguna parte. Se va abriendo paso en la negrura inane del ámbito. Cruel frío. Muerde las carnes ateridas. La visión se ahonda hasta distinguir algo que empieza a separarse en lontananza con pálido estremecimiento º Un listón de un amarillo de ranúnculo se va espesando gradualmente hasta convertirse en un rayo. Cae con lentitud entre espesas masas de nubes confinadas en el Oriente º Alrededor de la lancha crece al vaivén del agua la agitación de las colonias de aves. Con la torpeza de una puerta que se entreabre por la brisa el amanecer se cierne sobre ese mundo del Génesis º Las tinieblas se van replegando. Un instante más... y surge una delicada escalinata, botones de oro, descienden suavemente desde el mismo cielo. Toca con levedad el horizonte anublado. Guía a los espíritus perdidos en el entorno informe de esta albufera intemporal. º Malva intenso. Oro viejo cálido. Nubes que viran del pálido amarillo al verde transparente. El agua ha comenzado a desperezarse Suspenso, inercia, luchando por la posesión de una mente adormilada. Cargo despacio la escopeta. Oigo el chapoteo de una pareja de aves. Quedan inmóviles. Perplejas. Flotan al pairo º Disparo sin cesar... Pronto la barca se repleta con los cadáveres mojados de mis víctimas desaladas. Ahora la sangre corre. Sus picos, rotos manchan las tablas y sus maravillosas plumas marchitas por la muerte. º Lentamente enciendo un cigarrillo. Por primera vez soy libre de las sombras presagiosas, llenas de premoniciones. Libre de respirar, De pensar... una vez más. º Qué extraordinaria es la perspectiva de la muerte cerrándose sobre el libre ejercicio de la inteligencia ¿civilizada...? en su crueldad. º Es como una cortina de acero separándonos del futuro. Un mañana que se alimenta de esperanzas y deseos. Acaricio mi barba naciente y con serenidad compruebo que -entre los plumajes sanguinolentos- yace inerme ese cuerpo de la mujer amada. Esa carne que un día poseí junto a su alma. º Ahora ella nunca jamás será la carnada de nadie. Ω
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