Enlazados, Captulo II Auto control quebrado
Publicado en Dec 12, 2012
-Me niego a irme con personas que apenas conozco, ni siquiera sé sus nombres.
Decidida a irme me di la vuelta, pero antes de que pudiera seguir avanzando el chico agarró mi brazo. -Me llamo Lion y ella es Gadiel. La chica que hasta ahora había estado callada detrás de Lion se asomó por detrás de su compañero y me hizo un saludo con la mano dedicándome una sonrisa. Por pura cortesía le devolví el saludo y luego me enfoqué en Lion que parecía ser el líder. -Y dime ¿por qué debería confiar en ustedes? -Porque nosotros sabemos tu secreto, sabemos por lo que estás pasando e incluso lo compartimos en cierta medida. A pesar de que sus palabras sonaban sinceras no podía arriesgarme a que luego terminaran traicionándome, mi secreto era muy peligroso como para confiárselo a personas que apenas conocía. -A pesar de que me dieron sus nombres, no me fío de ustedes. -Al menos deja que te facilite mi número de móvil, por si alguna vez necesitas ayuda, créeme cuando te digo que a pesar de que lo intentes muy duro no podrás escapar de ellos, tarde o temprano te atraparán. -¿A si?, bien, entonces siéntate a mirar como sigo con mi vida. Antes de soltarme me entregó un papel en el que aparecía un número de celular y su nombre. -Ese es mi número, llámame si necesitas ayuda, mañana nos vamos a la siguiente ciudad. Le deje saber que le entendía con una inclinación de mi cabeza, luego tiré mi brazo para poder encaminarme de nuevo a mi departamento, donde esperaba al fin poder tener paz y detener el dolor. Cuando llegué a mi destino revisé que no hubiera llegado nadie aún, si había alguien en la casa tendría que hacer el cambio lo más rápido posible para evitar cualquier sospecha. Afortunadamente nadie había llegado aún así que fui al baño, me saqué los lentes y antes de ponerme los nuevos miré nuevamente hacia el espejo y lo vi, mi horrible secreto estaba ahí recordándome que no podría hacerlo desaparecer nunca, que a pesar de aparentar ser normal nunca lo sería. De repente el golpeteo en la puerta y la voz de Henry me interrumpieron. -¿Karen?, estás nuevamente en el baño, ¿estás segura que va todo bien? Rápidamente hice el cambio de lentes y abrí la puerta -Sí, todo está bien -Me alegro, Larry y Ana me llamaron, ambos se quedaran en casa de amigos, así que seremos solos tú y yo, ¿Qué te parece ir por comida chatarra a la tienda y ver una película? -Me agrada la idea, te acompaño a la tienda Entusiasmado tomó las llaves y se encaminaron hacia la tienda. En una casa se podía ver a dos mujeres sentadas en un sillón. -¿Alguna respuesta a nuestra petición de salida? -No, fui esta mañana a preguntar y aún no había nada. -No puedo creer que tengamos que pedir permiso para salir teniendo un contacto con el mundo humano. -Recuerda que nuestra querida se desapareció y no ha mostrado ningún signo de vida. -Si lo sé, pero en algún momento tendrá que revelar su paradero. -Esperemos que así sea. Ya habían pasado tres días desde que había recibido la visita de Lion y Gadiel y como yo había creído nada había ocurrido. ¡Ja! y Lion creyó que me atraparían. Esa tarde me encontraba dando un paseo por la plaza que se encontraba cerca del condominio hasta que a mi nariz llegó un olor delicioso e irresistible que me hacía agua boca y lo único en lo que pude pensar fue en seguirle el rastro y conseguir lo que fuera que tuviera ese olor. Tan cegada estaba que no me di cuenta que empecé a seguir a una mujer hasta que ella dobló en una calle sin salida y mi cuerpo instintivamente saltó para derribarla. De repente fui consciente de lo que estaba sucediendo, estaba encima de la mujer, ella tenía una mano vendada y manchada con sangre, y mis labios estaban sobre su cuello,… ¡No! Mis colmillos no, tanto tiempo practicando autocontrol para fallar por un simple corte, espantada me bajé del cuerpo y me atreví a mirar, ella era un lío ensangrentado y todo apuntaba a que yo tenía la culpa. Con horror busqué su pulso y tal como lo imaginé era inexistente, la había matado… Maté a alguien que ni siquiera conocía sólo por haberme dejado cegar, esto significaba que tenía que seguir practicando. Pensé en correr pero luego me percaté, al atacarla debe de haber quedado evidencia en mí. Aún temblorosa por mi descubrimiento saqué de mi bolso un espejo de bolsillo y ahí vi la horrorosa verdad, ahí estaban, en mi boca regada de sangre, los colmillos que me habían ayudado a matar a esa mujer. Moviendo el espejo más abajo vi que la sangre también estaba en mi sweater. Desesperada me saqué el sweater, lo guardé en mi bolso para que nadie pudiera verlo, con un pañuelito desechable me limpié la boca hasta asegurarme que no quedara evidencia alguna, le di una última mirada a la mujer y le dediqué un silencioso lo siento. Caminando rápidamente antes de que alguien pudiera darse cuenta me dirigí hacia mi departamento. Cuando cerré la puerta de entrada y comprobé que no había nadie en casa, me tiré en mi cama. ¿Cómo había sucedido esto?, se suponía que había logrado un nivel de autocontrol. Esto me demostraba que necesitaba huir, necesitaba cambiar nuevamente de nombre, amistades, lugar de residencia, en resumen cambiar todo. Sabía que tenía poco tiempo antes de que me encontraran, no me iba a arriesgar a confiarme y que me atraparan, me negaba a tener que volver a escucharlas, a seguir sus órdenes y a compartir lo que era mío con ellas. Estaba empacando cuando de repente cayó al piso la nota de Lion, recordándome que no estaba sola y que podía huir con ellos, y si no me gustaba como iban las cosas, podía abandonarlos y seguir sola. Decidida marqué el número que Lion me había entregado. Esperé hasta que una voz me contestó. -¿Aló? -¿Aló?, ¿Lion? -Hola Scarlet, ¿Ha qué se debe este llamado tan sorpresivo? -Necesito ayuda, ¿Tu oferta sigue en pie? Lion se quedó un momento en silencio y sentí que hablaba con alguien, imaginé que lo estaría discutiendo con los de su grupo. -Está bien, te ayudaremos, pero debes seguir nuestras instrucciones sobre cómo llegar al lugar de encuentro, recuerda vete de tu casa sin que nadie te vea ni oiga y cuando estés en la salida sur de la ciudad, llámame nuevamente. -Entendido,… ¿Lion? -Dime -Muchas gracias, lo aprecio de verdad, nunca nadie había querido ayudarme. -Tranquila, hablaremos cuando estés aquí, sólo apresúrate. Colgué, terminé de empacar y me encaminé hacia la salida. Cuando estaba fuera del condominio me permití mirar por última vez hacia mi departamento, me sentía mal por tener que dejar a los pocos amigos que había conseguido, pero si me quedaba ellos corrían peligro. Y para que no se preocuparan les dejé una nota explicando que tenía que ir a visitar a un pariente que estaba muy enfermo y que me quedaría por mucho tiempo con su familia. Como sabía que querrían más explicaciones apagué mi celular y lo guardé en el fondo de mi mochila. Me giré y me dirigí hacia el encuentro con esa etapa de mi vida llamada “huida”. Lo único que me quedaba era confiar en que todo saldría bien y que pronto estaría fuera de su alcance.
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Catalina Caamao
LIBARDO BERNAL R.