Dios
Publicado en Dec 13, 2012
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Como un humano encadenado, me veo atrapado por los ojos de un dios. Un dios de la belleza, el amor y la perfección. Aquel que representa a la justicia y me cautiva con una mirada que me dice todo y nada. Unos ojos que captan mi más profunda esencia, que me atrapan hasta que me rindo al sueño. Amo a un dios, aquella es mi secreta confesión que sólo yace entre la arena marcada por mis dedos. Las palabras no salen de mis labios, nunca lo harán, son labios muertos. Pero cuánto amo a ese dios que me mira desde lo alto.
Si me juzgara y me asesinara, felizmente moriría en sus brazos. Más que doloroso, sería un placer ver la sangre brotando de mi cuerpo, recorriendo su espada, alcanzando sus tan perfectos pies. Miro cómo poco a poco la sangre va formando caminos, va creando un lago, un túmulo de pesares que crecen hacia el Olimpo con el único fin de alcanzar la majestad a la que espero ver algún día. Qué doloroso es amar en inocencia, sin saber cómo es el amado en realidad, que de pronto aparezca frente a mí y que en su coliseo sea alguien más, alguien distinto del que he amado. Pero yo, sin saber si quien está frente a mí es una verdad o una mentira, continúo amándolo con fidelidad. Porque es mi dios. No es que crea en Dios, es que yo amo a mi dios. Quiero protegerlo, ser protegido por él y sus grandes alas, que baje por los caminos de los ángeles hacia mí y me vea, me vea de verdad, que no me asesine con la mirada y que si desea matarme al menos lo haga acercando su tacto al mío de tal forma que yo pueda morir en medio de un éxtasis.
Los dolores de mi cuerpo, los dolores de mis uñas rasgadas mientras escribo esto en la arena que se desvía continuamente a través del viento, el sufrimiento de un corazón sangrante, nada es suficiente con tal de demostrar mi amor y deseo. Ponme una corona de olivos con espinas y sufriré por ti. Espero, dios, que leas mi juramento de amor. Aquí, mientras estoy atado en el fondo del mar, espero, espero el paso del tiempo, espero también porque éste se detenga y que me asesine para poder abandonar este cuerpo mortal para subir por los caminos de los ángeles hacia él. ¿He caído en locura? Qué importa, mi destino es único, sublime. Quiero subir por una escalera al cielo, al Olimpo. Bésame, yo besaré tus perfectos pies, tus manos blanquecinas, tus párpados somnolientos, caídos por la tristeza. Si la muerte es lo que necesito para llegar a ti, trae a tu amigo, el ángel de la muerte, que corte mi cuello y me permita alcanzarte. ¿O es que no deseas que conozca tu verdadero yo? Es que ya sé cómo es. Y amo al dios del Olimpo y a tu ser humano interno que goza de atraparme en esta celda más allá del mundo jamás pensado.
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Foto del autor Camila Jara
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Descripción

Un ser encadenado por su dios declara su amor por l.

Palabras Clave: dios cadenas declaracin Olimpo

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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