Bello
Publicado en Dec 13, 2012
Salimos por la puerta a esto de las 8.00 h de la mañana. Podía ser la cuarta o quinta veza que cruzábamos el portal. La primera para ir a hacer algo de utilidad. Íbamos a la universidad, quizás a nuestra primera clase, o más bien a tratar de enterarnos. Era octubre y hacía calor. Para que quede claro, era el primer mes de octubre de mi vida en el que hacía calor. Y lo hacía incluso por la mañana. Aun así, las dos nos obstinábamos a llevar jersey y chaqueta, que es lo mínimo que se despacha en octubre, renunciando a regañadientes a la camiseta interior, vista la imposibilidad de seguir con ella a partir de la una de la tarde. Jamás nos hubiéramos creído que aquello iba a seguir igual hasta diciembre. Al igual que jamás nos hubiéramos podido imaginar el calor sólido de julio.
Eran las 8.00 h de la mañana y el sol acababa de levantarse, la calle desierta, las tiendas cerradas.. ¿A qué mierda de hora se levantan éstos? Y allí estábamos, en la calle Castellar, cruzando el portal de nuestra nueva casa. Tiramos a la izquierda, por pura intuición, ya que teníamos una idea francamente aproximada respecto a dónde estábamos, y ni la menor de adonde íbamos. ¿Qué es un número de autobús en un inexplorado dédalo morisco? ¿Cómo te orientas en una ciudad urbanísticamente indescifrable y sin jerarquía reconocible? ¿Y el cardo? ¿Y el decumano? ...Tiramos otra vez a la izquierda, luego a la izquierda y de nuevo a la izquierda. Porque sí. Obviamente, estábamos al punto de partida. Obviamente, necesitábamos un mapa. Obviamente, no iba a ser todo tan fácil. Obviamente, aprender a decir "donde está" era prioritario. Fuimos a la derecha (total), volviendo a subir la calle. Levanté la mirada y vi al fondo el campanario de la iglesia de San Marcos. Rosa. El cielo igualmente, rosa. Y una bandada de pájaros piando. Pensé que aquello era bellísimo... la lenta calle era bellísima, la extraña iglesia era bellísima, el cielo perezoso era bellísimo, los moteados naranjos eran bellísimos... y que no quería irme nunca jamás. Vine para 9 meses y llevo más de 12 años. Me casé en aquella iglesia porque aquella mañana pensé que era bellísima, y aquel pensamiento cambió mi vida.
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