Globalización e Identidades
Publicado en Dec 15, 2012
Javier de Lucas, en el libro “Globalización e Identidades: Claves Políticas y Jurídicas” (Icaria, Antrazyt, 2003), plantea las relaciones entre el proceso globalizador neoliberal, los distintos proyectos de recreación de los discursos identitarios y los mecanismos de transformación de los vínculos sociales que se manifiestan en la ciudadanía. En ese sentido, una de las cuestiones que se discute en la actualidad es la supuesta caducidad del concepto de Estado-Nación y las repercusiones sociales en el contrato político de los habitantes con respecto a las bases raigales de la nacionalidad y la cultura. Muchos apuestan a la idea de que la primacía de la globalización sobre la identidad supone la desaparición gradual de los vínculos topofílicos entre los ciudadanos y la realidad geográfica en la que interactúan cotidianamente. Pero, en el fondo, a pesar que las transformaciones del perfil idiosincrásico de las comunidades están a la vista de todos, también es notable la búsqueda de respuestas y alternativas adecuadas para el fortalecimiento de la identidad.
Hay quienes consideran la resistencia frente a la globalización cultural como la patología reactiva de la democracia y esta enfermedad se expresa en forma de repliegue identitario. Pero, a veces, se desconocen a priori los mecanismos de desigualdad que subyacen en medio de la complejidad globalizadora, en cuyo centro las nociones de inter y multiculturalidad terminan siendo preteridas a los rincones de los discursos defensivos y nacionalistas. La tendencia uniformizadora logra avanzar por encima del derecho a la igualdad y del orgullo a la filiación terrígena de los ciudadanos. Esto, además, impacta subrepticiamente sobre la soberanía de las naciones y en el sistema de valores de los ciudadanos. A raíz de esta situación surgen dualidades y mecanismos de confusión cultural entre las generaciones. En consecuencia, el concepto de arraigo identitario navega en el mar de la incertidumbre, entre las manifestaciones de mayor impacto comunicacional y aquellas expresiones locales o nacionales que marcan la filiación original de los ciudadanos. Evidentemente, la discusión tiene muchas dimensiones y matices. Es imposible negarse a los cambios que la dinámica social marca en el espíritu de los pueblos y naciones. Pero, al mismo tiempo, es importante precisar las bases fundamentales sobre las que se habrá de construir el edificio moral y cultural de los países. Por vía de asimilación o de herencia, la construcción de la identidad no depende tanto de la diferenciación con respecto a otros sistemas de valores y costumbres, sino de la firmeza con la que se asuman los elementos definitorios de la propia cultura. En otras palabras, la cuestión no se basa en poner muros para valorar y compartir las expresiones de otras culturas, sino de multiplicar la conciencia subjetiva de las generaciones con respecto a la querencia terrígena, moral y cultural de los pueblos. Tampoco hay un destino fatal para las identidades locales y nacionales. Lo importante es asumir el proceso de transformación social y cultural de las comunidades, sin caer en la ceguera irreductible e irracional.
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Federico Santa Maria Carrera
Habiendo conocido anteriores publicaciones de don José de la Cruz, puedo decir con mucha propiedad que en ésta ocasión el escritor ha tomado la decisión de jugar con la pseudo interpretación de muchos.
Ante hábil e inteligente señor (don José de la Cruz García Mora), sinceramente me saco el sombrero.
José de la Cruz García Mora
antonia rico mendez
José de la Cruz García Mora
lourdes aquino
José de la Cruz García Mora