Acidia
Publicado en Dec 21, 2012
Extendidos en los brazos de la acidia
estabamos en mi cama vegetal y sencilla: oíamos las miradas que nos daba el espejo que retorcía su reflejo en dunas de penúmbra. Yo me extasiaba como en una gardenia: Estando tú a mi lado, expirando, inhalando. Moviéndote como ola ante la madrugada. Naciendo, poco a poco, ante un mundo maduro. Debajo de tus párpados; bahías se formaban y estas te llevaban a trances peregrinos. La fantasía entraba en ti y tú penetrabas en ella. Contra ti golpeaban las cosas instantáneas devorando tus sienes con sus locos augurios. Eras tú la hembra que formaba a la estrella: Eras tú la esperanza en que me fortalecía. La noche, sobre los dos, llovía desaforada y te preñaba ya de un vértigo incipiente. Yo te sentía ahí, dormitando en los quicios de una cama de helechos que robé de las peñas. Eras la suavidad que de sí se fraguaba y el nombre que traía la paz para mis sienes. Las cosas del entorno se movían ambíguas mientras me aseguraba que a nada le temieras. Con pereza volteaste lentamente los brazos y te abristes al mundo, de nuevo reinventándote.
Página 1 / 1
Agregar texto a tus favoritos
Envialo a un amigo
Comentarios (0)
Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.
|