El dolor de tu adis. Fragmento 1. Por Estrelliita Fugaz.
Publicado en Dec 21, 2012
Su adiós marcó el final de mi entonces "yo".
Estaba decidida. Dejaría de confiar en el amor, aunque quizá había probabilidades de que me enamorará... ¡No! Frené esos pensamientos cuánto antes. Así estaba mejor. Sólo pensar en mí. Ser egoísta. Y buscar solo mi felicidad... aunque tuviera que sobrepasar a varias personas. Seguí caminando bajó la lluvia fría que inundaba la ciudad. Evitaba pensar concentrandome exclusivamente en la música que emitía mi reproductor mp3. Eran mis canciones favoritas: románticas. Respiré. Me había decidido a ese día olvidar esas canciones. Era la última vez que escuchaba la voz de Ricardo Arjona, y sus letras llegadoras. La última vez. Entonces no resistí más y apagué el mp3. Las lágrimas surcaban mi rostro. Estaba segura que apartir de ahora iba a ser una persona fría. Una que no abríría sus sentimientos con tanta facilidad... como hasta ahora. La mayor ventaja de todo era que iba a cambiarme de escuela por decisión de mis padres. Eso indicaba que nadie me reprocharía mi repentino cambio... suspiré. Extrañaría esa vida. Mi vida. Pero no, no... ¡NO! No podía deshacerme ante esa idea. Al contrario, ¡Debería estar feliz! El destino me sonreía. Nadie me reprocharía nada, nadie se enteraría de nada. Entonces hice una locura. Faltaban aproximadamente unas 15 cuadras para llegar a mi casa. Me quité mis tenis negros, junto con los calcetines. Y caminé sobre el pavimento con los pies descalzos. No me importaban las piedras, no me importaba las grietas. Sentía un alivio al notar mis pies sangrar. Iba tan absorta en mis pensamientos que en menos de lo que esperaba estaba ante la puerta de mi casa... Miré atrás con tristeza y entré sin acordarme de ponerme mis tenis de nuevo. Mi madre estaba parada enfrente de mí. Obviamente esperaba que yo llegará. -¿DONDE TE HAS METIDO LIZBETH? Evité mirarla a los ojos. Estaba conciente que me merecía ese regaño. Llevaba todo el día afuera... era un milagro que no hubiera llamado a la policía. -Conformate con saber que estoy bien- Susurré. Ella me dió una bofetada. -¿QUIÉN TE CREES PARA HABLARME ASÍ, ESTÚPIDA? ¿DONDE HAS ESTADO? Mi corazón latía desbocado. -¡Fui a despedirme de mis amigas!- Mentí, sintiendo como me hervía la sangre- Tengo 16 años, no soy una niña- Acto y seguido me eche a correr llena de rabia y azoté la puerta de mi habitación. Vi un cuaderno en mi cama. Y me acerqué cautelosamente. Estaba abierto en la página de mi único y último aniversario con Damián. Mi corazón aumentó aún más su ritmó cardiaco. Mi madre había leído la mayor traición que había echo hacia ella... Y entocnes escuché como el picaporte de la puerte hacía un ruido no muy desconocido para mí. Me acerqué a ella para asegurarme de que lo que había escuchado no era mi imaginación. No, no lo era. Mi madre me había encerrado... Empecé a dar bruscos golpes en la puerta, llorando desesperada. No podía hacerme eso. No esa noche... la noche de mis recuerdos... la última vez que podría ver a Damián. Continuará... Por Estrelliita Fugaz.
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